Entrevista a Máximo Vega para el periódico El Caribe:


     Por: María Esperanza Pérez Roque.


    1-  ¿De dónde es usted y cómo fue su infancia?

 

Soy de Santiago de los Caballeros. Mi infancia fue muy feliz, según recuerdo, aunque no fue tranquila. Nací cerca del río Yaque del Norte cuando se empezaba a construir la Avenida Circunvalación, por lo que fuimos desalojados de nuestra casa y tuvimos que mudarnos. Al parecer fue un presagio de nuestra vida, porque la familia se mantuvo mudando de casa en casa por todo Santiago, e incluso fuera de la ciudad. Esa vida nómada creó un desapego y también un desarraigo.


2- Cuál es el género para el que escribe?

 

Escribo cuento, novela y ensayo.


3- ¿Qué es lo que más le satisface en su labor?

 

Escribir en sí mismo provoca una gran satisfacción. Es una vocación. Vocación significa “llamado”. Puedo decir sin temor a equivocarme que me llamó la Literatura, que escucho su voz cada vez que leo un libro o se me ocurre una historia, y a través de ese llamado he encontrado el sentido de mi vida.


4- 
Además de escritor, ¿a qué otra actividad profesional e intelectual se dedica?

 

Soy gestor cultural, fui profesor y tengo un pequeño negocio del que vivo.

 

5- ¿Quién o quiénes marcaron sus inicios como escritor. Algunas influencias?

 

Al principio fueron los escritores del Boom latinoamericano. Debido a mi edad. Pero también escritores dominicanos: Pedro Peix, Juan Bosch, Pedro Henríquez Ureña. Hay un escritor que me deslumbró cuando lo descubrí, cuando todavía no sabía que había influenciado a los escritores latinoamericanos: William Faulkner. Pero también los rusos: Dostoyevski, Tolstoi. Hasta músicos y compositores de canciones como Bob Dylan, Silvio Rodríguez, Chico Buarque, o directores de cine como Federico Fellini, Vittorio De Sica, Woody Allen, David Lynch, porque siempre me ha gustado mucho el cine. También Juan Carlos Onetti, Joao Guimaräes Rosa, Clarice Lispector, Alejo Carpentier, Antonio Di Benedetto, escritores caribeños como Edouard Glissant y Aimé Cesaire, que leía traducidos del francés. Poetas como César Vallejo o como Kavafis. Juan Rulfo, Virginia Woolf, Franz Kafka, Marcel Proust. Escritores españoles, de los cuales admiro la perfección formal con la que escriben: Azorín, por ejemplo. Pero después llegaron los escritores más jóvenes que los miembros del Boom, incluso algunos de ellos que aún están vivos: Milan Kundera, José Saramago, J. M. Coetzee, Le Clézio, y así una cantidad de escritores, muchos de ellos desconocidos pero grandes escritores (porque la fama no tiene nada que ver con la Literatura), que alargarían la lista hasta el punto de que llenaría varias páginas.

 


6- Podría compartir alguna anécdota relacionada con la época en la que escribió su primera obra.

 

Una vez, recuerdo, en el colegio nos pidieron que escribiéramos un poema. Yo tenía tal vez diez años. Al día siguiente me aparecí con un cuento, que leí en la clase. Claro, yo mismo no sabía que lo que había escrito era un cuento. Todos los demás leyeron sus poemas y yo leí orgulloso mi cuento. Traía la narrativa dentro de mí, más que la poesía.

 

7- ¿Para qué tipo de lectores escribe?

 

Realmente no lo sé. Podría decir que escribo para todo el mundo, pero eso no es posible. Podría decir: escribo para los dominicanos, pero en este país apenas se lee y estoy seguro, tengo pruebas de ello, de que me lee un público más internacional que dominicano. Pero también puedo decir sin lugar a dudas que, aunque mis lectores no sean del todo dominicanos, las historias que escribo sí lo son, mis personajes son dominicanos e incluso parte del lenguaje con el que escribo es puramente dominicano.

 

8- ¿Qué ha sido lo que mejor le ha pasado en su andar para darse a conocer a los lectores?

 

Me han sucedido muchas cosas. Una de ellas, me parece que la principal, es haber encontrado lectores. Que haya gente que compre mis libros, que los lea y que tal vez entienda que están escritos con sinceridad y mucho esfuerzo.

 

9- ¿Influyen las creencias políticas, sociales y filosóficas en el éxito o fracaso de la una obra?

 

Claro que sí. Eso tiene que ver más con el terreno publicitario, mercadológico, pero es así. Los libros que más se leen en nuestro país son los ensayos históricos y políticos. Las memorias, sobre todo de la era de Trujillo o de los doce años de Balaguer. Quien no escriba sobre esos renglones podría pasar desapercibido. Pero la Literatura es otra cosa, y lo bueno de escribir en el país, de ser un escritor anónimo en la República Dominicana, es que uno tiene la libertad de escribir sobre cualquier cosa, no tiene ataduras publicitarias, mercadológicas o editoriales en ese sentido. Entonces las metas de un escritor dominicano deberían ser sólo estéticas.




 

10- ¿Qué tanto beneficia a la producción literaria que el gobierno se interese en la industria cultural?

 

Eso es muy, muy importante. El estado no debe subsidiar a los artistas, sino que debe promover el arte y la cultura. El gobierno no tiene que comprarle libros a los escritores, sino promover la lectura entre los ciudadanos. Lo demás viene por sí solo. Ahora bien, mientras ese tiempo llega, existe un Ministerio de Cultura que debería funcionar, pero no lo hace. Cuando hablamos de cultura, nos referimos a dos fenómenos diferentes: el primero es el aspecto estético, el creativo, el tema artístico, y el segundo es el mercadológico, el de la promoción del arte. En los diferentes estamentos del Ministerio de Cultura, en las Ferias del Libro, en las direcciones de promoción del libro, de las artes plásticas, la cinematografía, el teatro, la danza, la música, etc., etc., en todas las direcciones que promocionan el arte, lo que debería haber es mercadólogos, expertos, publicistas, haciendo planes para promocionar el libro, las artes plásticas, las películas, la música dominicana, la gastronomía, la cultura dominicana. A partir de esa promoción constante, y de una inversión económica importante, se crea una industria en una sociedad capitalista, que es la que vivimos y padecemos en este momento.

 

11- Escribe para un determinado grupo de lectores?

 

Escribo para lectores con un cierto conocimiento lectorial. No puedo decir que escriba para cualquier nivel educativo. Hay una novela corta mía que ha tenido mucho éxito, que se llama “Juguete de madera”, que se lee en algunas universidades y escuelas, pero ni siquiera ese libro es para todos los lectores. Me gustaría escribir para todos, pero sé que hay lectores que no podrían entender lo que escribo. Me esfuerzo para ser lo más claro posible, pero estoy consciente de que hay lectores a los que no les va a interesar lo que escribo.

 

12- ¿Qué proyecto literario le ha sido más difícil de abordar?

El que estoy escribiendo ahora. He tenido que hacer una investigación, y aunque lo he hecho antes para algún ensayo, nunca para una novela, que es lo que estoy escribiendo. Es sobre un hecho real sucedido en la República Dominicana.

13- ¿Qué es lo más hermoso que te ha dejado el mundo literario?

 

Los lectores. Un narrador es un creador de espacios imaginarios. Las historias que uno crea no existen, son invenciones. Los personajes, las situaciones, etc., son ficticias, son imaginarias. Entonces cuando un lector me dice que tal o cual personaje parece real, que es como si lo conociera y hablara con él, o cuando me dicen que les gustó uno de mis libros, que quieren hablar conmigo, es decir con el escritor, sobre uno de esos espacios que ha creado mi imaginación… es un sentimiento incomparable. También el aspecto de la gestión cultural. Soy el fundador del Taller de Narradores de Santiago, y hay pocos escritores, narradores, de mi generación o más jóvenes, que no haya pasado por el Taller de Narradores, que se convirtió en el primer grupo literario del país dedicado exclusivamente a un género (la narrativa), y uno de los primeros del Caribe. Pero lo importante en ese grupo ha sido la formación de escritores que han trascendido en nuestro país, que han sido escritores verdaderos.

 

14 ¿Puedes escuchar a sus personajes? ¿Qué relación terminas teniendo con ellos?

 

He llorado por alguno de mis personajes. El Departamento de Cultura del Banco Central me va a publicar este año, en el mes de abril, una novela que se llama “La vida de las estrellas”, y el personaje principal, que es un joven que quiere ser poeta y quiere ser astrónomo, hace algo que no voy a confesar porque si lo digo estropearía la historia para los posibles lectores, pero cuando lo escribí y me puse a pensar en ello me pasé la noche llorando sobre la cama, por él, porque pensé incluso en quitar esa parte porque no quería hacerle daño. Como si fuese un personaje real, un amigo al que yo tenía que cuidar y defender.

 

15- ¿Qué es lo peor que te ha pasado escribiendo un libro?

 

Que después de que está escrito no me guste. Que pase el tiempo y ya no pueda ni leerlo. Que luego del esfuerzo haya que tirarlo a la basura, algo que me ha pasado muchas veces.

 

16- ¿Algún género literario que le apetezca experimentar y aún no se ha atrevido a hacer?

 

Creo que no. Me siento bien en la narrativa, soy un narrador. A veces escribo ensayos, pero sobre todo soy un contador de historias. Alguna vez pensé en escribir poesía, pero nunca me atreví, eso no era lo mío. Soy un escritor de personajes y de historias.

 

17- Qué sentimientos despertó en usted cuando su obra fue traducida parcialmente al inglés, al alemán, al francés y al italiano.

 

Ha sido una felicidad. Yo no escribo para eso. Escribo porque me gusta, porque pienso que tengo cosas que decir, y para los lectores. Poco a poco, porque aquí todo es lento, pausado, aquí todo llega tarde, hasta la tarde, como dijo Manuel del Cabral, se han ido traduciendo las cosas que he escrito. O me piden directamente algún texto, como sucedió con un libro sobre el Genocidio Armenio en el que participé, que yo menciono mucho porque me ha dado muchas satisfacciones y porque me gustó escribir ese texto, que hice por encargo. Es extraño ver algo que uno ha escrito en otros idiomas. En armenio, por ejemplo, que tiene un alfabeto diferente al español. O en ruso, con el alfabeto cirílico. Saber que una historia que transcurre en Santiago de los Caballeros la va a leer un italiano, un gringo, un armenio o un ruso. Es extraño, pero es satisfactorio, porque uno piensa que algún valor debe tener lo que uno escribe si eso le sucede.

 

18- También se dedica al trabajo audiovisual, sus videos han sido proyectados en la Rep. Dom.; en el Festival de Video Imago, de Cuba; en Italia; y en el Festival de Cine de Huesca, en España. Hábleme de esa experiencia.

 

Mi trabajo profesional es el video. Alguna vez pensé en ser director cinematográfico o algo así, pero al final entendí que mi camino era la Literatura. Yo soy un técnico del video, un profesional. He hecho trabajos sobre artistas de la ciudad y he participado con ellos en festivales, pero soy escritor. El video me sirve para ganarme la vida. Pero la Literatura es otra cosa, y aunque he viajado a algunos países con mis videos, o los he enviado para que sean presentados en festivales, soy un escritor, una parte muy importante de  mi vida es la Literatura.


LA MAQUINA DE LOS RECUERDOS, libro para lectores jóvenes

 

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