Winston Paulino:
¿Cómo ve usted el panorama literario y cultural en la actualidad de Santiago de
los Caballeros?
Máximo Vega: Bueno,
como tú sabes Santiago de los Caballeros es una ciudad sumamente dinámica en el
aspecto cultural, y la mayoría de las actividades que hace la ciudad y que hacen
las personas ligadas a la cultura de Santiago se realizan de manera espontánea.
Por ejemplo en Santiago existe el Centro León, hay una serie de
entidades culturales del estado, algunas entidades culturales independientes y
siempre Santiago ha sido una ciudad sumamente dinámica en ese sentido. Claro,
tenemos que estar conscientes y saber que las actividades culturales en
Santiago han disminuido debido a que el Ministerio de Cultura no está
realizando su trabajo, pero la mayoría de las actividades se hacen de manera
espontánea, es decir que no dependen de funcionarios ni de la política, por
suerte, o sea que el santiaguero tiene un ambiente cultural sumamente sano.
W.P.: ¿Cuáles obras
literarias ha publicado usted?
M.V.: Bueno, tú
dijiste en la introducción que yo había publicado dos libros, pero realmente he
publicado algunos más: “Juguete de Madera” que es el libro mío que más se ha
leído, y fue el primer libro que yo publiqué. Luego “Ana y los Demás”, después
un libro de ensayos: “El libro de los últimos días”, que me lo publicó el
Ministerio de Cultura en la gestión anterior. También una antología de
cuentistas de Santiago que se publicó durante la segunda feria del libro de la ciudad. También tengo libros de cuentos, por ejemplo gané el concurso de
cuentos de la Universidad Central
del Este con el libro “El Final del Sueño”, y ellos lo publicaron, y gané un
concurso de la
Fundación Global con una novela corta, “El Mar”, y ellos
también publicaron esa novela.
W.P.: ¿En qué consiste la novela “Juguete de
madera”?
M.V.: “Juguete de Madera” es la historia de una
niña que se escapa de su casa porque es maltratada por sus padres. Simplemente. Esa niña se
encuentra con un señor que la recoge en una camioneta. Realmente es una
historia de perversión, en un sentido clásico, al estilo de La Caperucita Roja ,
sólo que, quizás, para adultos. Es una constante en mi obra, soy reiterativo en
eso, puesto que he hecho reconstrucciones de historias como las de Hansel y
Gretel o Pinocho. La novelita ha tenido mucho éxito porque algunos lectores le
han hallado una especie de moraleja que no existe, o por lo menos yo creo que no existe, y quieren que la lean los
jóvenes. Por supuesto, ésa no fue mi intención cuando yo la escribí. Los lectores,
sobre todo los profesores de escuela puesto que se ha vendido mucho más en
escuelas y colegios, le encuentran un sentido moral a la novela que realmente
yo no creo que lo tenga, pero el lector es el que tiene la última palabra,
aunque en este caso me parece que algunos de esos profesores están equivocados,
y deberían pensar muy bien sobre lo que le están poniendo a leer a esos
estudiantes.
W.P.: ¿Cuáles
proyectos literarios tiene en la actualidad?
M.V.: El Banco Central
me va a editar una especie de recopilación de todos mis cuentos publicados
titulada “Era Lunes Ayer”, título que es un trozo de un excelente poema de
Ramón Peralta. Eso será este año, posiblemente en abril.
W.P.: ¿Cuáles
concursos ha ganado? o ¿Cuáles premios ha obtenido?
M.V.: Bueno, como
tú dijiste en la introducción gané el Premio Nacional de Ensayo que fue
patrocinado por el Ministerio de Cultura y por la Embajada de Francia con
un trabajo llamado “Víctor Hugo en la Historia ”, conmemorando los doscientos años del
nacimiento de Víctor Hugo. La embajada lo tradujo al francés. También gané el
Primer Premio del Concurso de Novela Corta de la Fundación Global
y Desarrollo (FUNGLODE) con la obra “El Mar”, un premio nacional de cuentos de
la universidad Central Del Este (UCE) con mi libro “El Final del Sueño”,
también concursos de cuento locales, como por ejemplo el concurso de la Alianza Cibaeña ,
etc. También he ganado o he sido finalista de algún concurso internacional. Pero
yo no soy muy amigo de los concursos, y si no significaran una posibilidad de
publicación del libro en un país en el que es tan difícil publicar, o una
entrada extra de dinero, no participaría nunca. Y les recomiendo a los jóvenes
que no se dejen encandilar por los concursos, que siempre son injustos.
W.P.: ¿Cuáles son
las características que debe poseer una obra literaria?
M.V.: Lo primero
que debe tener una obra es la calidad. La obra literaria tiene que estar bien
escrita. Luego los niveles de calidad son relativos, ambiguos. Luego se buscan
cuestiones estéticas, propias de la forma y del lenguaje. La historia, que debe
ser lógica y creíble, debe estar indisolublemente ligada a ese lenguaje. Tú
expresas tu pensamiento, tus sentimientos, de la manera más clara posible. La
literatura es una forma de memoria, la más alta forma de memoria de nuestra
civilización. Un escritor lo que tiene que hacer es expresarse. Cuando tú ves
una película, por ejemplo, a veces te da deseos de reír, otras de llorar, etc.,
esa película lo que está haciendo es transmitiéndote con su historia una serie
de emociones que tú las conviertes en tuyas. Hablo del cine para que me
entiendan los jóvenes. Una película, un cuento o una novela son obras
narrativas. Lo que uno debe hacer es expresarse, y tratar de esforzarse lo más
posible, y ser lo más sincero posible.
W.P.: ¿Cuáles son los grupos literarios en la
actualidad que están realizando una labor ejemplar en la ciudad de Santiago?
M.V.: Bueno, en
Santiago hay varios grupos. Está por ejemplo el Taller de Narradores de
Santiago, que es un taller que yo fundé, y que es uno de los talleres más importantes
de todo el país, como lo es también el taller Triple Llama, que se ha
convertido en uno de los talleres más importantes no solamente de aquí de Moca
o de la región, sino de todo el país. Entonces está el Taller de Narradores de
Santiago, que es un taller que se dedica exclusivamente a la narrativa, o sea al
cuento y la novela. Está también el taller Virgilio Díaz Grullón, que es el
taller de la UASD ,
del Cursa, de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo recinto Santiago, que dirige Enelgido Peña, y hay una serie de
talleres en la ciudad que hacen una buena labor. A uno le gustaría por supuesto
que hubiera más talleres, que hubiera más gente dedicada a la literatura, y en
el caso específico mío yo estoy creando en los barrios de Santiago unos clubes
de lectura, o sea que no son talleres literarios, no son para gente que quiera
escribir, sino que son para gente que quiera leer. Por supuesto que ése es un
proyecto solitario porque aquí no hay apoyo para esa clase de cosas. Pero mi
vida está ligada a la gestión cultural, no puedo evitarlo.
W.P.: ¿Qué mensaje
tú les envías a los jóvenes, de estímulo para que se dediquen a leer a
escribir?
M.V.: Yo les voy a
decir a los jóvenes lo siguiente: en el caso mío, o sea yo, aparte de ser un
escritor soy un gestor cultural, es decir que hago gestión y animación cultural,
como tú que eres un gestor cultural y como Pedro Ovalles que es un gestor
cultural a través del Taller Triple Llama. Lamentablemente la República Dominicana
no es un país que tenga un buen ambiente para la literatura. Uno hace las cosas
porque hay una necesidad interior que te dirige, no porque haya un estímulo
para que escribas. Recuerda: la literatura es la memoria mayor de la civilización.
Un país sin literatura es un país sin identidad, sin pensamiento y sin memoria,
es una sociedad estéril. A veces es al contrario: hay una serie de obstáculos que
te presenta el ambiente literario nacional, la sociedad dominicana en general,
que lastra al escritor. Lo que yo les digo a los jóvenes es que si van a
escribir que no se desesperen, que lean mucho, un escritor tiene que ser un
buen lector, que lean mucho, que sigan leyendo y que no se desesperen. Hay que
tener eso en cuenta para ser un escritor en este país. Yo les recomendaría, con
toda sinceridad: si quieren ser escritores, márchense del país. Por ejemplo en
México terminó ahora la feria del libro de Guadalajara, que es la feria del
libro más importante de Hispanoamérica, y los escritores dominicanos están
marginados de esa feria. Tú ves las noticias internacionales y hablan de los
escritores argentinos que pasaron por ahí, de los escritores puertorriqueños, de
los escritores cubanos, los escritores mexicanos, los hondureños, los centroamericanos
en sentido general, o sea una serie de escritores latinoamericanos de todos los
países, y sin embargo los escritores dominicanos están marginados de ese
evento. ¿Por qué? Nadie lo sabe, eso es un misterio, pero para eso precisamente
es que existe el Estado, para estimular esa clase de cosas, para eso tenemos un
Ministerio de Cultura que sin embargo no sirve para nada. Entonces va a llegar
el momento en que uno, que se pasa la vida entera en esto, y que Pedro Ovalles,
que se pasa la vida entera, y que tú, que te pasas la vida en esto, va a llegar
el momento en que vamos a decir: ah, bueno, dejemos esto y vamos a dedicarnos a
nuestras labores privadas, lucrativas, vamos a dejarles el país a los
analfabetos y los corruptos y los ineptos, vamos a olvidarnos de la cultura
porque no hay ningún estímulo.
W.P.: ¿Cuáles son
tus lecturas favoritas y autores?
M.V.: Yo leo mucha
narrativa. Más narrativa que cualquier otra cosa. Aunque también leo poesía. Hay
cantidad de escritores que me gustan mucho y que han influenciado mi obra.
Faulkner, por ejemplo, Juan Carlos Onetti, Cervantes, Shakespeare, Juan Rulfo,
los clásicos españoles. Ahora estoy leyendo a Coetzee, que es Premio Nobel de
Literatura, un sudafricano a propósito de que en estos días murió Mandela, a José
Saramago, a J. M. G. Le Clézio, estoy releyendo a Camus porque estoy
escribiendo un ensayo breve sobre “El Extranjero”. Me gustan mucho Bioy
Casares, César Vallejo, Paul Celan. Los autores del boom que son imprescindibles,
por ejemplo Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, algunos como Jorge Luis
Borges o Carpentier, dominicanos como Juan Bosch o Pedro Peix, Manuel del
Cabral, Franklin Mieses Burgos, Virgilio Díaz Grullón… Es decir que hay una
serie de escritores que a mí me gustan mucho y que han influenciado mucho mi
obra.
W.P.:
¿En qué consiste tu novela “Ana y los Demás”? Y, ¿qué temática tiene y qué lenguaje?
M.V.: “Ana y los
Demás” fue una novela que yo escribí muy joven. Es otra novela corta, escrita
luego de “Juguete de Madera”. “Ana y los Demás” es una novela que está basada
en el lenguaje, en la forma, que es mucho más importante que la historia. Es un
experimento: yo trataba de encontrar un lenguaje urbano que coincidiera con una
historia en una ciudad que crecía y que no sabía para dónde iba, que todavía no
sabe para dónde va. La ciudad es un personaje más del libro. La historia es la
de un señor, un hombre joven al cual su esposa lo abandona, y él entonces
escribe una novela en la que ella muere. El personaje siempre se consideró poca
cosa para esa mujer, en principio porque es un escritor frustrado, todos los
escritores dominicanos sienten una especie de maldición cuando se dedican a
algo como la literatura. Él trata de matarla a través de la literatura. Se dan
una serie de aventuras que él tiene en algunos bares, en un motel, en un
cementerio, en la puesta en circulación de un libro, en las calles de Santiago,
destruidas para ser reconstruidas interminablemente durante el último gobierno
de Joaquín Balaguer, etc., etc. En las obras que yo escribo siempre pasan
muchas cosas, yo soy muy vital, yo no escribo ni reflexiva ni muy filosóficamente,
todo tiene que estar en la historia. Aunque yo trato, sí, de no ser superficial,
y creo que no lo soy. Pero en lo que yo escribo siempre pasan una cantidad de
cosas. La novela trata precisamente de lo que él está escribiendo, de cómo esa
mujer lo abandonó y él trata de matarla con la imaginación. Es una obra que
trata, sobre todo, de la soledad, del abandono, de la imposibilidad de la
poesía en países como el nuestro, del pesimismo.
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