Mostrando las entradas con la etiqueta agentes literarios. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta agentes literarios. Mostrar todas las entradas

El Mercado Editorial en Hispanoamérica:

En Hispanoamérica hay cinco países en los cuales se venden todos los libros, es decir, en los cuales existe el mercado editorial más importante de esta parte del continente: México, Chile, Argentina, Perú y Colombia. Al mismo tiempo, esos países cuentan con las Ferias del Libro más importantes de Latinoamérica. Esto sucede no sólo debido a que en esos países se leen más libros, sino por la cantidad de habitantes, lo que eleva considerablemente el volumen de mercado. Hay dos países en los que se leen muchos libros, pero, o bien sea por la cantidad pequeña de habitantes, o por las dificultades de su economía, no se venden tantos libros: Cuba y Uruguay, dos países que históricamente han tenido grandes escritores. Por arte de algo que no es para nada magia, precisamente todos estos países que he mencionado, quizás con algunas excepciones, son los que cuentan con los escritores más conocidos, los más premiados y los más promocionados.
          De los cinco países a los que me referí al principio, cuatro tienen ya premios Nobel de literatura: México (Octavio Paz), Chile (que tiene dos poetas: Gabriela Mistral y Pablo Neruda), Perú (Mario Vargas Llosa) yColombia (Gabriel García Márquez), aunque todos sabemos que Argentina hace mucho tiempo debió obtener por lo menos un premio Nobel de literatura. La excepción es Guatemala, que tiene un premio Nobel en Miguel Angel Asturias, que vivía en Europa cuando lo ganó, al igual que el nicaragüense Rubén Darío, que no fue premio Nobel, por supuesto, pero que le debe su fama (independientemente de la calidad de su poesía) a su estancia española. Casi todos estos países cuentan con ganadores del Premio Cervantes, o ganadores de los diferentes concursos literarios del continente, o de España, que es la meta soñada de todo escritor debido a su potente industria editorial.



          Se puede notar, entonces, que todo no ocurre por puro azar, es decir, que no es sólo la calidad literaria la que mueve esta clase de premios, de galardones, de concursos. Debe ser así, admitimos, debido a que un escritor desconocido nunca será candidato a esta clase de premiaciones en las cuales un jurado debe evaluar las obras, es decir que debe conocerlas. Las obras deben ser traducidas, y llegar a “los mercados grandes de la palabra”, como canta Silvio Rodríguez. Pero esto también ha llevado a la mediocridad continua de nuestra literatura. Las editoriales no publican poesía, con honrosas excepciones como la editorial española Visor, por ejemplo, lo que significa que la mayoría de los poetas hispanoamericanos son desconocidos; además de que estas instituciones comerciales cuentan con un pelotón de lectores, correctores, reescritores, que evalúan, proponen, rechazan, aceptan y reescriben las obras, teniendo en cuenta además lo que indica el mercado: obras pulcramente lineales, en estos momentos históricas o detectivescas hasta que el marketing indique otra cosa, asépticas formalmente y, claro, dejando a un lado la personalidad del autor, que al aparecer y expresarse puede confundir al mediano lector. La actividad literaria, sobre todo la narrativa, es una tarea económica, hace mucho tiempo que ha dejado de ser una actividad artística.

          Debido a esta perspectiva mercadológica de una labor que debería ser inútil, el panorama no se ve muy halagüeño. Esperemos que la edición independiente, los “indies”, como le dicen ahora, palabra sacada de la industria cinematográfica norteamericana, que se vio enfrentada a los mismos problemas, nos saque de la mediocridad, la exactitud y las matemáticas, y que el azar vuelva a decidir la calidad literaria, en lugar de la estadística. 



http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O

AGENTES LITERARIOS

Vacío de agentes literarios en AL. La dependencia del mercado español es una de las causas de que no se haya desarrollado esta figura en la región, dicen especialistas; 70% de las contrataciones que hacen las grandes editoriales en Iberoamérica se realizan a través de esta incipiente figura, que parece estigmatizada en nuestro continente

Un príncipe se pasea entre libros 2006-11-30
Sandra Licona y César Blanco
El Universal Jueves 30 de noviembre de 2006

GUADALAJARA. Jal.- El agente literario en América Latina no existe. Los números no dejan lugar a duda: mientras que en España trabajan 41 agencias literarias, en el continente americano, con excepción de Estados Unidos, no llegan a la mitad: siete en México, tres en Argentina, dos en Chile, dos en Costa Rica, en Brasil, Panamá, Perú y Cuba apenas una.
La cifra resulta más desalentadora cuando se contrasta con la siguiente estadística: 70% de las contrataciones que hacen las grandes editoriales en Iberoamérica se realizan a través de esta incipiente figura, que parece estigmatizada en nuestro continente.
Ese panorama fue el que se dibujó ayer durante el ciclo El Agente Literario en la Literatura Latinoamericana, en el que participaron agentes, abogados, escritores y editores de varias partes del mundo.
La colombiana Catalina Rey Quiñones -quien presentó los resultados preliminares de una investigación que inició el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), en 2005- comenta que la relación entre el autor y el editor es cada vez más difícil debido a que las editoriales ya no constituyen un oficio artesanal, sino un negocio comercial ejercido por una empresa, y eso plantea obstáculos mayores para que la obra de un escritor alcance la luz pública.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Ray Güden-Mertin, de la Agencia Literaria del mismo nombre, señala que si no hiciera falta, el agente literario no existiría: "Muchos autores al hablar de contratos lo hacen con editores que son profesionales, en un ámbito muy complicado; se trata de contratos que tienen cuatro o cinco páginas con muchísimas cláusulas que si no conocen bien, no saben lo que están firmando.
"No estamos hablando sólo del anticipo, también de derechos secundarios, de cómo hay que cuidar el contrato, de cuáles son los derechos del autor y las obligaciones de éste y el editor. Hay muchos editores muy buenos, pero existen otros que se aprovechan de la ingenuidad del autor, y no porque sean malos, simplemente están defendiendo sus propios intereses". Para la agente alemana, es mejor que haya dos profesionales entendiéndose sobre la contratación, sin que necesariamente sean antagonistas: "La relación editor-escritor debería ser más neutra, menos emocional al hacer los contratos".
El escritor y editor de Artes de México, Alberto Ruy Sánchez, opina que es indispensable la figura del agente literario. "En nuestro continente no hay agencias porque el mercado editorial está dominado por España, tenemos una industria completamente dependiente y el agente está cada vez más en función del gran negocio editorial. No creo que haya agentes que se interesen por autores que no les dejen dinero".
La figura del agente literario nació en Inglaterra en 1875 y rápidamente llegó a Nueva York. Sin embargo, en Latinoamérica, específicamente en Argentina, se hizo presente hasta 1939. En la actualidad, la formación de este eslabón de la cadena editorial en nuestro continente es completamente autodidacta, salvo en Venezuela, donde existen programas académicos.
Durante el encuentro no todos vieron con buenos ojos la labor del agente. José Luis Caballero Leal, especialista en derechos de autor, expresó: "Mientras más intermediarios haya, menos beneficios recibe el autor". El letrado considera que el agente es un "mal necesario" producto de la "cerrazón de las editoriales", pero sobre todo de la "ignorancia de que los autores tienen de sus derechos". Para él, el agente "merma los ya reducidos ingresos del autor y, a la postre, sólo gana el editor".
Para el español Guillermo Schavelzon, agente literario de autores como Benedetti, Piglia y Auster, uno de los beneficios de contar con este servicio es obtener mayores ingresos y más lectores en distintos lugares del mundo, "desentendiéndose de aspectos legales, administrativos, contractuales y fiscales, que un escritor no está preparado para resolver: el autor lo que quiere y debe hacer es escribir".

Publicaciones destacadas:

INVOCACIÓN PARA PALESTINA

El Jordán no ha llegado a sus lechos del oeste, no ha alcanzado a calmar el fuego de la fuga fantasmal en Cisjordania, ni a correr por los s...

Máximo Vega

Máximo Vega

Publicaciones populares: