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UN SIGNO.

Me parece que, ahora que se ha aprobado definitivamente en nuestro país el artículo 30 de la Constitución, lo más importante que se ha dicho en este blog acerca de ese problema -que va más allá de si se aprueba el aborto o no, de si el aborto terapéutico es o no es, puesto que tiene que ver con un problema de representatividad de nuestros congresistas con respecto a las personas que votan por ellos- es lo que fue publicado en el periódico El Nacional, sin firma, pero que me parece fue redactado por el señor director, don Radhamés Gómez Pepín. Es importante el debate sobre ese artículo, aún después de que ha sido aprobado, debido a que el PLD y el PRD son, supuestamente, partidos liberales, y sin embargo representan una agenda conservadora. Si el pueblo vota por partidos liberales, es para que defiendan agendas liberales, como sucede incluso en el país más ideologizado del mundo, los Estados Unidos: si la gente votó por Barack Obama, ya sabe a qué atenerse, sino, hubiese votado por un presidente conservador. Pero aquí no es así, ni tampoco en Argentina, por ejemplo, en donde Carlos Menem prometió una agenda económica liberal, y cuando ganó declaró que iba a cambiar su agenda económica por una neoliberal, a pesar de haberla combatido en la oposición. Si votamos por partidos liberales, es para que defiendan agendas liberales, porque si no, votamos por los conservadores, y ya. Entonces, así como la Iglesia Católica pasa factura, vamos nosotros también a pasarles factura a los legisladores que votaron a favor, para que haya algún equilibrio, ¿no?, porque nos engañaron, y porque así es la democracia. Aquí está lo que se escribió en el periódico El Nacional:

Si la opinión pública contara en algo se tomaría siquiera mínimamente en cuenta el resultado del sondeo digital de este periódico sobre el aborto. Nada menos que el 84.7 por ciento de los participantes favoreció la interrupción del embarazo por causas como violación, incesto o riesgo. Un signo muy elocuente, pero a la hora de la verdad la opinión que cuenta es la de la Iglesia Católica, que se opone a todo tipo de aborto. Bien se sabe que en muchos asuntos de interés general la opinión de la mayoría y ni siquiera la sensatez es lo que cuenta, sino los intereses particulares, principalmente de sectores tan influyentes como la Iglesia Católica. Pero en casos que atañen a la vida de criaturas y adultos, como esos embarazos problemáticos, se esperaba más sensatez de los congresistas y de los grupos de poder. Esa aplastante mayoría que favorece la interrupción del embarazo en casos dramáticos tendrá que conformarse con expresar lo que sentía, nada más. Sólo un milagro hará que se le pueda tomar en cuenta en un caso como el aborto.


Periódico "El Nacional", miércoles 22 de Julio de 2009.

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