Mostrando las entradas con la etiqueta Andrés Acevedo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Andrés Acevedo. Mostrar todas las entradas
Máximo Vega, hacia la trascendencia literaria

Por Andrés Acevedo

De los escritores jóvenes de la ciudad de Santiago de los Caballeros, el que más dominio tiene del oficio literario es Máximo Vega. Este creador muestra en su obra una labor creativa impresionante.

Máximo Vega desarrolla una escritura de interesante registro, debido a que los géneros que ha escogido son bastante exigentes, como son la novela, el cuento y el ensayo.

Sus obras contienen una delicada prosa depurada, en este aspecto notamos que es una persona consciente y profesional de la narrativa. Conoce, porque así está reflejado, mediante su atinado razonamiento, que los géneros que trabaja son muy claros y rigurosos en cuanto al empleo del lenguaje y sus técnicas.

Sus textos tratan la problemática de los seres humanos, con sus virtudes y sus defectos, caracterizados por una atmósfera llena de violencia y constante desenfreno, poniendo siempre al descubierto los temas que antes eran manifiestos de tabúes.

Entiendo que sus obras no han sido lo suficientemente tomadas en cuenta, quizás por la poca iniciativa que tenemos los dominicanos para valorar la literatura de nuestros escritores, y también porque los críticos, al igual que los comentaristas de nuestro acontecer literario, se encuentran apandillados, exceptuando la valiosa campaña cultural que dirige doña Ingrid González de Rodríguez, en su sección “Reflejos”, en el Periódico La Información.

Este valioso escritor dominicano ha sido traducido al alemán, al francés, al inglés y al italiano; y sus obras se hayan antologadas en libros de otras nacionalidades. Ha colaborado como ensayista en diversas revistas extranjeras especializadas en asuntos literarios. Al mismo tiempo que ha obtenido importantes premios, tanto en el exterior como en el país.

Recientemente uno de sus cuentos fue incluido en el libro de texto universitario de México, país azteca.

Máximo Vega tiene publicadas las novelas: “Juguete de madera” y “Ana y los demás” y los libros de cuentos “La ciudad perdida” y “El final del sueño”; y ha editado las antologías de cuentos “Para matar la soledad” y “El cuento contemporáneo de Santiago”.

Particularmente lo considero dentro de nuestro ambiente cultural, como a uno de los escritores más disciplinados con que contamos en la actualidad. Es de los artistas que padece y observa con desconcierto la realidad literaria dominicana.

En el plano intelectual, aunque se resista a considerarse como tal, porque prefiere que lo aprecien como creador de obras literarias (entiéndase de ficción), es uno de los que, con más ponderaciones, cuestiona el presente escritural dominicano.

No se apasiona al emitir un juicio sobre cualquier tema, siempre analiza con objetiva profundidad lo que sus contemporáneos miran y expresan de manera ambigua.

Máximo Vega es el escritor más auténtico y serio que conozco, y a la vez, más preciso al delinear la verdadera de la falsa literatura realizada por nuestros escritores.



El autor es escritor

Andrés Acevedo

Andrés Acevedo: poeta infantil dominicano

Por Abersio Nunez
Diario DigitalRD.Com


New York.- A Andrés Acevedo lo conocí en ese Santiago natal que aún me resulta indiferente, pero que con Acevedo se me hizo un tanto más llevadero. No recuerdo concretamente las circunstancias en que lo conocí y adopté como mi familia extendida. Creé una complicidad; fraternidad casi infantil con Andrés.



Solíamos escaparnos al bar Colón, debajo del cine del mismo nombre y, regentado por los gallegos don Antonio Lomba Sobrino (fallecido) y su viuda doña Olga. Allí desayunábamos o tomábamos uno que otro cortado. A partir de ahí empezábamos a deambular las calles tristes de Santiago. Nunca teníamos paradero fijo.

Tanto Andrés como yo andábamos armados siempre de un clásico literario o un texto recién escrito que requeríamos corregir para enviar al periódico local: La Información o a alguno capitalino con alcance nacional. Frecuentaba, con Andrés, las diferentes exposiciones pictóricas, artesanales y literarias que tenían lugar en la Ciudad Corazón. Estos eventos, en la mayoría de las veces, estaban patrocinados por alguna marca licorista.

No olvido, jamás, el día en que en uno de estos encuentros Andrés y yo tomamos Brugal en cantidad industrial. Era como si compitiéramos. Nunca he sido gran tomador de ron, mucho menos mezclado. No obstante la situación, me quedaba aún algo de tino como para enviar en taxis a Andrés a su casa y, claro, yo regresar a la mía.

Al día siguiente, en cuanto desperté, atiné a llamar a Andrés para percatarme si al fin había sobrevivido a la borrachera ocasionada por el ron Brugal. Me respondió Andrés. Oh, Dios, estaba vivo, aunque su voz se proyectaba un tanto apagada y cansada. Me hizo algunos chistes, habituales en él. Era implacable al momento de referirse a algunos de los amigos o amigas de la fauna literaria.

Junto a Andrés conocí a muchos de los escritores y escritoras santiaguenses: el juglar por excelencia, Dionisio López Cabral (fallecido), Carmen Pérez Valerio, Ruth Acosta, Fernando Cabrera, Puro Tejada, Ramón Peralta, José Acosta, Jim Ferdinand (quien fuera mi alumno en UTESA), Máximo Vega, Enegildo Peña, José Adolfo Pichardo, Manuel Llibre Otero. Conocí también a tres mujeres formidables: a la patóloga y escritora Argelia Aybar, a la empresaria y visceral poeta mocana Carmen Comprés y a la siempre recordada Leyda Veras, sinónimo del río Yaque; a orillas del que nació, creció y tejió su maravilloso mundo poético.

Fue Andrés quien me presentó en el cabildo municipal de la Ciudad Corazón a Leo Núñez, quien fuera uno de los últimos genios de la plástica dominicana y, quien sería luego, además de compartir mi apellido y otras tantas afinidades, un hermano al que admiré, respeté y de quien aún continúo tratando de desentrañar el misterio y profundidad de sus míticos paisajes en sepia.

A raíz de la publicación en los periódicos La Información y Ventana, del Listín Diario, el artículo Andrés Acevedo: Poeta naif, el doctor Candelier contactó a Andrés con el propósito de establecer un encuentro conmigo. Recuerdo, como hoy, aquella luminosa y quieta mañana santiaguense en la que el profesor Candelier me entregó en el parqueo de la PUCMM varios de sus libros publicados. Al llegar a mi casa sentí gran regocijo al abrirlos y leer las dedicatorias que Candelier había escrito en cada uno de los títulos obsequiados.

El doctor Bruno Rosario Candelier es un excelente ensayista; es, además, el fundador del Movimiento Interiorista del que, en cierta forma, me siento parte integral. El doctor Candelier es, en los actuales momentos, el presidente de la Real Academia de la Lengua Española Dominicana.

Prometo, en mis próximas entregas, abordar la destacada labor poética y cultural que Andrés Acevedo, sin la arrogancia y contratiempos que los poetos y poetas que se torean el ruedo literario, confrontan. Me referiré a tres obras suyas: Arcoiris Derretido; Vuélvete mi niño y Leyendo versos para niños. Todas estas obras se dedican a recrear y fortalecer el mundo infantil, el que Andrés se resiste abandonar.

Publicaciones destacadas:

INVOCACIÓN PARA PALESTINA

El Jordán no ha llegado a sus lechos del oeste, no ha alcanzado a calmar el fuego de la fuga fantasmal en Cisjordania, ni a correr por los s...

Máximo Vega

Máximo Vega

Publicaciones populares: