Estudio Jurídico de la Contaminación por Ruido
Este es libro de Ubaldo Rosario y Víctor Montaño acerca del ruido. Presenta un recorrido histórico del ruido, y un estudio jurídico muy bien planteado y documentado acerca de la contaminación por ruido en el país. Existen las leyes, pero no se cumplen. Y la República Dominicana es un país muy ruidoso.
No es un libro sobre literatura, pero Ubaldo Rosario es escritor, además de ser abogado, y saludamos la puesta en circulación de su nuevo libro.
Taller de Narradores de Santiago
Hemos recibido a Virgilio Díaz Grullón, José Acosta, César Zapata, Pedro Valdez, Emelda Ramos, Avelino Stanley, Manuel Llibre, algunos escritores han participado un solo día en el taller, y no han regresado más. Una semana llegó una pareja de evangélicos que, luego del análisis de la novela "la Virgen de los Sicarios", y de ver la película basada en la novela, no volvió más. Nos han visitado miembros del DNI, escritores de novelas de vampiros y autores de libros de autoayuda. Sin esa apertura tan total, seguramente el taller hace ya mucho tiempo que hubiese desaparecido.
Hemos publicado dos libros, conteniendo trabajos de los miembros. Son libros desiguales, por supuesto, al lector le toca juzgar la calidad de los diferentes textos, no a nosotros, que solamente mostramos. Exponerse es una de las condiciones más difíciles que se le exige a un artista, pero lamentablemente se escribe para los demás. Hay un taller en la capital que se llama "Taller de Narradores de Santo Domingo", en honor al nuestro.
Todo esto viene a colación debido a que el 24 de este mes el Taller Literario Virgilio Díaz Grullón del CURSA-UASD nos hará un reconocimiento. También nos hicieron un reconocimiento en el II Festival Nacional de Narrativa, y me parece que todos los reconocimientos al taller se deben a a la perseverancia, a la terquedad. En mi caso, no asisto ya regularmente al taller, y sin embargo ha seguido funcionando. Antes nos reuníamos en Casa de Arte, hoy lo hacemos en el Centro de la Cultura de Santiago. La intención nuestra (y cuando digo nuestra no estoy pluralizando la primera persona, sino que me refiero a todos los miembros del taller que asisten regularmente cada sábado) es la de juntarnos cada semana y hablar de literatura, nada más. En una ciudad y en un país en el que existen tan pocos lugares para dialogar sobre arte, hemos tratado de construir un espacio. Y quizás, por esa ausencia de intenciones que no sean el amor a la literatura, el sentir un gran vacío sino hablamos sobre literatura, el taller ha sobrevivido tanto tiempo, y por eso empiezan a premiarnos: debido a la perseverancia, a la terquedad.
Caonabó
Cultura y Folklore de Santiago
Esta es la portada del libro de Wilson Inoa, folklorista de Santiago, R. D., que intenta darnos un vistazo de lo que ha sido, y es, el folklore de nuestra ciudad, que, como toda ciudad caribeña, es sumamente rico por lo sincrético. Se repasa la historia y trayectoria de las instituciones culturales de la ciudad, de las tradiciones folklóricas más importantes (el carnaval, por ejemplo, o las danzas folklóricas, que son imprescindibles para nuestra forma de ser), etc. Hace un tiempo ya que el libro se publicó, y su autor me lo había entregado para que yo lo leyera, inédito, y bueno, por fin salió a la luz. Enhorabuena.
UN AGUJERO EN LA PARED
Estación Central de Autobuses, hay un agujero en la
pared. Antes hubo ahí un cajero automático, pero se
estropeó o algo parecido, o quizá es que simplemente
no se usaba, así que vino una camioneta con personal
del banco, se lo llevaron y nunca más lo han vuelto a
poner.
Alguien le dijo un día a Udi que si se pide a gritos un
deseo en ese agujero de la pared, entonces se cumple,
pero Udi no se lo creyó demasiado. La verdad es que
una vez, cuando volvía del cine por la noche, gritó en
el agujero que quería que Dafna Rimlet se enamorara
de él, pero no pasó nada. Y en otra ocasión, cuando
se sentía terriblemente solo, se desgañitó ante el
agujero pidiendo que quería tener un amigo ángel y,
aunque es verdad que después apareció un ángel, no
resultó ser precisamente un amigo, porque siempre
desaparecía cuando Udi realmente lo necesitaba. El
ángel era delgado, encorvado y siempre llevaba
puesto un impermeable para que no se le vieran las
alas. A veces, cuando se encontraban solos, se
quitaba el impermeable y, en una ocasión, hasta
permitió que Udi le tocara las plumas de las alas;
pero cuando había otras personas en la habitación se
lo dejaba siempre puesto. Los hijos de Klein le
preguntaron un día qué es lo que tenia debajo del
impermeable y él les dijo que llevaba una mochila
con libros que no eran suyos, y que temía que se
mojaran. La verdad es que se pasaba el día
mintiendo. Le contaba a Udi unas historias que eran
para morirse: de los distintos lugares del cielo, de
personas que cuando se van por la noche a casa a
dormir dejan las llaves en el contacto del coche, de
gatos que no tienen miedo de nada y que ni siquiera
saben lo que quiere decir "¡Vete!".
Menudas historias inventaba, y encima, juraba por
Dios que eran verdad.
Udi lo quería muchísimo, siempre se esforzaba por
creerle y hasta le prestó dinero alguna vez que lo vio
en apuros. El ángel, por el contrario, no ayudaba a
Udi en nada, y no hacía más que hablar y hablar y
contarle todas esas estúpidas historias. En los seis
años que Udi lo conoció no lo vio lavar ni un solo
vaso.
Cuando Udi estaba haciendo el servicio militar y
realmente necesitaba a alguien con quien hablar, el
ángel desapareció de repente durante dos meses para
después regresar sin afeitar y con cara de no-me-
preguntes-nada. Udi no le preguntó y el sábado se
sentaron tristes y en calzoncillos en la azotea para
calentarse al sol. Udi se quedó mirando las otras
azoteas con cables, los depósitos de agua y el cielo. Se
dio cuenta de repente que durante todos los años que
llevaban juntos no había visto volar al ángel ni tan
siquiera una sola vez.
-¿Y si volaras un poco?-le dijo al ángel-. Eso te
animaría.
Pero el ángel le contestó:
-Olvídalo, me puede ver alguien.
-Ándale- dijo Udi-, vuela sólo un poco, hazlo por mí.
Pero el ángel se limito a dejar escapar de la boca un
ruido repugnante para después escupir en la azotea
asfaltada un salivajo mezclado con una flema blanca.
-Déjalo-lo provocó Udi-, seguro que no sabes volar.
-Pues claro que sé-se enfadó el ángel-, lo que pasa es
que no quiero que me vean.
En la azotea del frente vieron que unos niños
lanzaban a la calle bombas de agua.
-¿Sabes qué?-sonrío Udi-, hace tiempo, cuando era
pequeño, antes de conocerte, solía subir aquí a
menudo a tirarles bombas de agua a las personas
cuando pasaban entre las marquesinas -prosiguió
Udi, inclinándose sobre la barandilla mientras
apuntaba con un dedo hacia el espacio que había
entre la marquesina de la tienda de comestibles y la
de la zapatería-. La gente levantaba la cabeza hacia
arriba, veía una marquesina y no sabía de dónde le
había caído.
El ángel también se levantó, miró hacia la calle y
abrió la boca para decir algo. De repente Udi le dio
un empujoncito por detrás y el ángel perdió el
equilibrio. No fue más que una broma, no quería
hacerle nada malo, sólo obligarlo a volar un poco, por
divertirse. Pero el ángel cayó los cinco pisos como un
saco de patatas. Udi lo miraba atónito, tendido allí
abajo en la acera. El cuerpo entero sin moverse y sólo
las alas agitándose con una especie de último aliento
de vida. Entonces comprendió finalmente que de
todas las cosas que el ángel le había dicho nada había
sido cierto y que ni siquiera era un ángel, sino sólo un
hombre mentiroso con alas.
Etgar Keret (hebreo, רגתא
תרק; Tel-Aviv, 20 de
agosto de 1967) es un escritor
de cuentos cortos, guionista de
televisión y director de
cine israelí, considerado el
máximo exponente de la
narrativa moderna en hebreo, por
su empleo del lenguaje corriente para contar
historias donde la vida cotidiana, el humor negro,
el surrealismo, lo grotesco y lo infantil forman parte
de un mismo universo.
Sus cuentos, consumidos masivamente en Israel por
un público mayoritariamente adolescente, se han
traducido a más de diez idiomas. En tanto, su carrera
cinematográfica es muy promisoria.
Inició su carrera literaria al
publicar Tzinorot (Tuberías, 1992), una colección de
cuentos cortos que pasó desapercibida.
En 1993 ganó el primer premio en el Festival
Alternativo de Acre por Entebbe: El Musical, que
escribió al alimón con Jonathan Bar Giora. Su
segundo libro, Ga'aguai Le'Kissinger (Extrañando a
Kissinger, 1994), formado por cinco cuentos muy
cortos, fue más exitoso y cobró notoriedad pública.
Keret es también conocido por sus colaboraciones
con numerosos artistas gráficos. En 1999 cinco de sus
cuentos fueron traducidos al inglés y adaptados como
"novelas gráficas", con el título Jetlag.
En cuanto a su experiencia audiovisual, ha
colaborado en numerosos guiones para televisión y
cine. El primer largometraje que dirigió, Malka Lev
Adom (Malka corazón rojo, 1996) obtuvo el máximo
galardón de la Academia de Cine Israelí (equivalente
al Oscar a la mejor película) y ganó el Festival
Internacional de Academias de Cine en Múnich,
Alemania. Además, fue aclamada en diversos
festivales de todo el mundo.
No obstante, su mayor consagración hasta el
momento se dio en 2007, cuando ganó el
premio Cámara de Oro a la Mejor Opera Prima en
el Festival de Cannes por Meduzot (Medusas).
Ha publicado cuatro libros de relatos, una novela,
tres cómics y un libro, todos ellos bestsellers en
Israel. Su obra ha sido traducida a dieciséis idiomas y
ha merecido diversos premios literarios. En sus
relatos se han basado numerosos cortometrajes, e
incluso uno de ellos ganó el American MTV Prize en
1998. Actualmente es profesor adjunto en el
departamento de Cine y Televisión de la Universidad
de Tel Aviv. En 2006 escribió La chica sobre la
nevera, en 2008 Pizzería Kamikaze y en 2011 Un
hombre sin cabeza todas editadas por Siruela.
Tomado de Wikipedia.
Ruptura del Límite
Esta es la Antología de escritores dominicanos publicada por Editorial Cangrejo, en Colombia. La muestra fue preparada por Avelino Stanley, y contó con el patrocinio de la Embajada dominicana en Colombia, que en esa época (mediados del 2010) dirigía el señor Angel Lockward. Está compuesta por un serie de cuentos, desiguales, por supuesto, y podríamos recomendar el de Pedro Péix (extraordinario dentro de su lenguaje puramente dominicano, y su conocimiento extraordinario de la naturaleza humana), el de Manuel Llibre Otero (un cuento sarcástico, con un humor negro corrosivo, lo cual no es muy común en nuestra literatura), y en sentido general casi todos los trabajos, puesto que se incluyen autores prácticamente desconocidos en la literatura nacional.
Saturnario
“Saturnario” es un libro compuesto por 14 cuentos, desiguales en su extensión, puesto que algunos son sumamente largos, y otros muy cortos, de apenas una o dos páginas. Cuando se me pidió que fuera jurado del concurso Letras de Ultramar, organizado por el Comisionado de Cultura Dominicana de la ciudad de New York, dirigidido a escritores que viven fuera del país, se me presentó al mismo tiempo, inevitablemente, la oportunidad de premiar este libro de cuentos, al principio anónimo, puesto que los jurados no conocíamos la identidad de los autores. Sólo al final supimos que el libro premiado era del escritor Rey Andújar, a quien conocí hace ya algunos años en Santiago, cuando fue a poner a circular su novela “Candela”, publicada por la editorial Alfaguara. Este libro cuenta entonces con dos características especiales: el hecho de ser un volumen premiado, primero, y el hecho de ser un libro que representa de alguna manera la literatura de la diáspora, es decir, la literatura escrita por dominicanos fuera de la R. D.; y al mismo tiempo la literatura escrita por jóvenes dominicanos. Y me parece, claro está, que Rey Andújar representa fielmente ambas condiciones, por lo que podemos leer lo que él escribe, en este caso este libro de cuentos, tratando de responder además las preguntas acerca de cómo narra la diáspora dominicana y los jóvenes escritores dominicanos, cuáles temas les interesan y a cuáles tendencias se adhieren.
Saturnario es un libro fácil. Su mayor preocupación es contarnos las historias, su mayor preocupación es narrar. Una de sus características: introduce elementos de la cultura pop en su narración: trozos de canciones de rock en español, por ej., del compositor Andrés Calamaro, o en inglés del fallecido cantante Jhonny Cash, etc. Al mismo tiempo, introduce palabras y frases comunes en otras lenguas, sobre todo en el idioma inglés, sin avergozarse de ello, sospechando de la complicidad del lector en esta lectura bilingue. Al contrario de lo que podríamos pensar en un escritor alejado de su país de origen, sus narraciones son cada vez más universales, e incluso transcurren muchas veces en el lugar de adopción del escritor, con personajes no dominicanos: recordemos que el boom latinoamericano, que se desarrolló mayormente con escritores que hicieron vida literaria fuera de sus países de origen, sobre todo en Europa, admitía que, debido a la lejanía de sus respectivas culturas, profundizó aún más en un lenguaje particular, en una cultura particular, produciendo un tipo de literatura puramente latinoamericana. La excepción más notable a esa tendencia del boom fue Julio Cortázar, y me parece que por ahí se muestra la verdadera tendencia de Rey Andújar, y en sentido general de la mayoría de los escritores dominicanos, jóvenes o no, en el sentido no de la influencia de Cortázar en su obra, puesto que Borges, o Cortázar, o Bioy Casares, incluso el mismo Sábato o escritores argentinos no tan conocidos como Eduardo Mallea, construyeron sus narraciones a partir de una ausencia de identidad, y al mismo tiempo estos cuentos de Saturnario se muestran con una universalidad y una aceptación tal de otras culturas, que muestran esa ausencia de patria cultural, ese mestizaje, ese sincretismo, esa búsqueda de una tradición, que es tan propio de los dominicanos, puesto que nuestro país debe ser la nación con más mestizaje del mundo entero. Las historias son contemporáneas, radicalmente urbanas, actuales, con personajes que pueden ser holandeses, puertorriqueños, norteamericanos o dominicanos. El ámbito en el que se mueven las historias es la clase media, y si nos detenemos en un problema estrictamente literario, su estilo es neutral, lo cual es sumamente interesante puesto que significa un cambio en la forma de escribir del autor. En los cuentos que hemos podido leer de Andújar, y en su novela “Candela”, el autor tiene un lenguaje crudo, directo, a veces un poco hardcore, mencionando las cosas sin ambages. En este libro de cuentos, Rey cambia un poco ese estilo, y le interesan las historias menos sórdidas, más ligadas a la rutina, el sin sentido y la banalidad que mueve a la clase media en cualquier parte del mundo. Si en el cuento “Monociclo” se menciona la canción “Smells like Teen Spirit, la versión de The Bad Plus”, con esas mismas palabras, en el mismo cuento se nos menciona también a Glenn Gould y a Fernando Villalona: una mezcla que sólo puede fabricar un conocedor, alguien capaz de sorprenderse con ambos tipos de música. Se mencionan filmes norteamericanos, algunos cuentos tienen títulos en inglés como “Reflex”, “Locked”, “Caine”, etc., pero además hay un cuento titulado “Merengue”. Y esto constituye una diferencia notable entre otros escritores caribeños más o menos de su generación que han emigrado de sus respectivos países, como la escritora haitiana Edwige Danticat, por ejemplo, que emigró a los 12 años a los Estados Unidos, y que escribe en inglés, cuyas narraciones están construidas a partir de una furiosa identidad nacional. Pero Saturnario comparte esta característica con casi todos los escritores que viven fuera de nuestro país que participaron en este concurso, que al parecer representa una tendencia de este tipo de literatura que no muestra un desarraigo, sino cierta felicidad en el nomadismo, la búsqueda y la incorporación de las culturas de los países de adopción.
Yo personalmente recomendaría el primer cuento del libro, “Gangrena”, que es el que atrapa en primera instancia al lector, o el cuento “Merengue”. Como se puede apreciar a través de los títulos, la tendencia del autor es a mezclar su propia cultura con referencias a otras culturas, sobre todo la cultura norteamericana, y esto enriquece la narración, puesto que debemos recordar que la literatura está compuesta por palabras, por lenguaje. Sus cuentos se encuentran sumamente influenciados por una cultura audiovisual, tecnológica, de manera que la mayoría se encuentran estructurados como thrillers cinematográficos, como filmes de misterio o historias que pretenden una finalidad visual. Rey dejó para el final el cuento “Mierdópolis”, quizás porque no confiaba plenamente en que el jurado podría premiar un cuento con ese título. Por suerte, todo el libro ha merecido este reconocimiento y esta proyección.
Este libro viene precedido por la justa obtención de este galardón de carácter internacional –aunque realmente no debería decirlo yo, porque fui uno de los jurados, pero seamos osados-, y yo lo he acogido y lo recomiendo encarecidamente a los lectores, con los auspicios que su autor, y este libro de cuentos, se merecen con creces.
Máximo Vega.
foto: Sally Mann
A CONTRA SUERTE
sobre la superficie del estanque,
las ondas generaron oleaje
que hirió la claridad de las orillas.
La espuma inmaculada al esparcirse
fue salpicando cosas definidas,
la pulcritud de la violeta fue manchada
con barro ignominioso y maloliente.
Se perdieron valores de pureza,
de espacio continente de esperanza,
donde brotaban el amor y la alegría
como magníficos ejemplos de virtud
que daban plenitud a los azogues.
Pero cayó en desgracia todo el tiempo
de los muchos relojes del ahora,
y hoy es el instante de la pena
de tener que enumerar la controversia
que duele, al encontrarse entre las manos
la luz que nos resbala entre los dedos.
J. S. del Viejo.
(escritor español)
Jean Gentil
COMUNION PLENARIA
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.
El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
Al ver matar un toro!
Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?
Nunca miro un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.
Oliverio Girondo
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