Por Arelis Albino
1-En
tu primera novela, “Juguete de Madera”, en la cual la inocencia de una niña es
robada por un adulto, y como expresa el escritor Fernando Cabrera en el
postfacio de este libro titulado: “Mirada oblicua sobre un Juguete de Madera”:
¨Un gesto de ternura puede convertirse por encima de su abolengo de inocencia,
en la mayor y terrible expresión de crueldad¨. A pesar de tú tener una corta edad cuando la escribiste, ¿estabas
consciente de lo que hacías, es decir, tenías conocimiento sobre la técnica narrativa y la escritura?
Claro
que sí. Y no solamente porque a una corta edad ya yo estaba consciente de eso,
sino porque no la publiqué muy joven. Cuando la publiqué, le hice correcciones,
traté de que se imprimiera lo mejor posible. Fernando Cabrera fue muy generoso
conmigo en ese escrito.
2-Les
das movimiento a las escenas como si fuera en el cine, aspecto que mantiene
atento al lector. Cambias muy rápido de narrador, en un momento lo hace la niña
y hay uno general, ¿quién narra la historia?
Hay
un narrador en tercera persona. A veces el narrador se mete en la historia,
como si fuera testigo de los hechos, pero eso es un juego, no tiene importancia
para la narración. Quizás sea un defecto de juventud.
3-Muestras
preocupación social en esta novela, cuando todavía no estaba tan desarrollada
en la sociedad la violencia intrafamiliar, pero, ¿es suficiente motivo para que
una niña de esta edad abandone sus padres y motivada, en principio, por un
juguete y luego por una cadenita, acompañado del deseo de conocer la ciudad, no
querer regresar con sus padres?
Claro
que sí. En la novela se consigna que ella quiere volver, quizás esa misma
noche. No vuelve porque se encuentra con Aquiles, y su vida da un vuelco, no es
la misma persona. Pero para que veas, nunca pensé en eso cuando escribí la
novelita. Nunca. Ni en violencia intrafamiliar, ni en preocupaciones sociales.
Mi interés principal era contar una historia, y contarla lo mejor posible.
Tenía esa historia en la cabeza, que es la de una niña que se escapa de su casa
porque sus padres la maltratan, y que se encuentra en el camino con un hombre
que la pervierte. Esa es toda la historia de la novela, si lo pensamos bien.
Esa niña es la personificación de la inocencia pura, una inocencia que se
corrompe. Pero mi interés siempre fue estrictamente literario.
4-¿Cuáles
nuevos elementos está introduciendo la narrativa actual?
No
sé realmente cuáles aspectos tiene la narrativa actual que son diferentes a la
narrativa que no es actual. Ahora, te puedo decir varias cosas que a mí me
preocupan como escritor, y tal vez eso pueda responder la pregunta. Por
ejemplo, ya el escritor no se preocupa tanto por la estructura de la narración,
sino que quiere contar una historia, y ya. Pretende reflexionar dentro de esa
historia, introducir elementos de otros géneros en la narración, como por
ejemplo elementos del ensayo y la poesía. En mi caso, trato de interesar al
lector en la lectura, un aspecto que Umberto Eco dice que es posmoderno, y,
como la fama en este país es tan esquiva, mucho más para un escritor, muchísimo
más para un escritor de Santiago, trato de ser completamente sincero y escribir
solamente las cosas que yo quiero decir. Pero todo eso sale de forma
inconsciente, yo no pienso mucho en eso cuando estoy escribiendo.
5-¿En
cuáles aspectos se diferencia “Juguete de Madera” de la novela “Ana y los Demás”?
Juguete
de Madera transcurre en un ambiente rural, incluso en un paisaje imaginario
rural, puesto que los protagonistas se pasan todo un día montados en una
camioneta y nunca salen del lugar en el que están, y nunca llegan a ningún
lado. Ana y los Demás es una novela urbana, con un
lenguaje a veces crudo, a veces obsceno. Ana
y los Demás es una novelita que me gusta mucho por el lenguaje. No creo que
sea una obra completamente lograda, pero me parece que tiene pasajes de una
intensa emoción, que era la que yo sentía cuando la escribí, y que esos pasajes
pueden salvar un poco el resto de la narración. Ahora yo leo algunos pasajes de
ella, y me digo: Dios mío, pero yo escribía bien en esa época. Juguete de Madera, quizás por su brevedad, es una obra más redonda,
pero al mismo tiempo más inmadura.
6-¨El
libro de los últimos días”, el cual, según tus mismas palabras: ¨Este
es mi nuevo libro, un volumen de ensayos y artículos sobre arte (literatura,
cine y artes plásticas, básicamente), aunque también se habla un poco de
historia y de sociología. Está dividido en dos partes: la primera, de ensayos,
con trabajos sobre arte y literatura, y la segunda de artículos cortos sobre
temas varios (cine, política, sociología, de nuevo la literatura). A pesar de
su nombre apocalíptico, el título se refiere más bien a los últimos
días del libro en papel¨, y donde tú expresas: ¨¨Los ensayos y los artículos
de este libro sólo pretenden celebrar el lenguaje y la imaginación. Recordar
algunas palabras que me han hecho feliz, algunas obras, algunas imágenes que se
niegan a abandonar mi memoria. Pero sobre todo me mueve la voluntad de
criticar. De criticarlo todo, y, a la vez de sentirme cercano a todo¨. ¿Cuáles razones te llevan a estar en desacuerdo con todo? ¿En cuáles ocasiones estás de
acuerdo con algo?
Lo
que quiero decir es que uno tiene que criticarlo todo, en un sentido ético:
preguntarte a cada momento si lo que estás haciendo está bien o está mal, si
tiene algún valor real, etc. Autocriticar cada uno de tus actos, como hacen los
marxistas, bueno, como hacen los marxistas cuando no están en el poder, o
criticar los actos de los demás para tratar de mejorarlos. Pero eso no le gusta
a todo el mundo, hay gente que no le gusta que lo critiquen. Eso no quiere
decir que yo esté en desacuerdo con todo, por supuesto, porque nadie podría
vivir así. Eso está dicho de forma exagerada, claro, yo estoy de acuerdo con
muchísimas cosas, y no toda crítica debe ser negativa, “criticar” quiere decir
“juzgar”, y todos los juicios no tienen que ser negativos. Además, yo no soy un
crítico de arte, no me interesa serlo, y hablo más bien de una crítica en el
aspecto ético.
7-Sigues
diciendo en ese mismo párrafo: No soy hombre de relaciones duraderas, a
veces a pesar de mí mismo; la única relación permanente que he tenido, y me
parece que me acompañará hasta la muerte –si no acabo padeciendo el mal de
Alzheimer y olvido todos mis amores y mis odios y todos mis recuerdos- ha sido
con el arte. ¿Ha
sido el arte, precisamente, quien impide tus relaciones duraderas?
No.
Tal vez sea mi personalidad. Yo soy una persona difícil. Recuerdo una película
de Woody Allen, en la que aparece una artista, y otro de los personajes le dice
que un artista, o un intelectual, disfruta poco de las cosas porque las ve
siempre con un ojo crítico. Los artistas son artistas porque tratan de mejorar
la realidad, porque no les satisface la realidad. El mundo cambia por la acción
de quienes lo rechazan, dijo Meschonnic. El arte no tiene que ver con eso de
las relaciones, porque desde muy joven he tratado de llevar dos vidas, como la
lleva todo escritor en este país: la vida del autor, y la vida profesional, la del
ser humano que tiene que ganarse la vida, y con la literatura no se puede.
8-Tú
expresas también: Como buen latinoamericano, trato de desordenar el mundo a través de lo que escribo… ¿Este es tu aporte a la literatura?
Mi
aporte a la literatura es solamente mi obra, buena o mala, no sé. Ahora bien,
yo creo que un escritor, no un intelectual, sino un narrador, debe desordenar
el mundo. Tratar, por lo menos. Un escritor no debe buscar la verdad, quién
sabe cuál es la verdad. Dice Ramón Peralta:
era lunes ayer, pero sé que hoy no es martes. Yo soy un inventor de
historias, nada más. Un falsificador, porque las historias que cuento no son
reales, son imaginadas. Reflexiono sobre el mundo, pero me equivoco
constantemente. Mis historias son inventadas, lo que significa que no son
verdaderas.
9-
En El Libro de los Últimos Días, refiriéndote a la
novela de Camus, especificas: Lo
que validaría la novela desde el punto de vista de su actualidad, es decir, de
cómo la lee hoy día un escritor joven, incluso un escritor caribeño de un país
que vive muy lúdicamente, me parece que se encuentra a un nivel comparativo. Es
decir, cómo podríamos comparar la incomunicación, la indiferencia del personaje
de Camus con lo que vivimos y sentimos hoy día. Ya había hablado yo antes de la
semejanza entre la novela de Andrés L. Mateo con las de Onetti, por ejemplo;
hasta “La Balada de Alfonsina Bairán”, a Andrés L. Mateo lo percibimos como un
poco falso, como poco dominicano. No nos reconocemos en él. ¿Cuáles factores intervienen en el
proceso de no identificación?
Lo
que quiero decir es algo que ha sucedido en la literatura dominicana, una cosa
muy extraña. Aquí ha surgido una serie de escritores existencialistas, lo cual
es curioso en un país caribeño. No es que esté mal, ese no es el punto, porque
cada quien escribe sobre lo que quiere. Pero es sumamente curioso el hecho de
que aquí, en el país, haya aparecido una serie de escritores de este tipo, al
mismo tiempo que en el país se vive muy lúdicamente. Escritores que hablan acerca
de la incomunicación, la amargura, la náusea incluso, mientras los habitantes
de la isla bailan y beben y sonríen. La amargura del trópico, debe ser: el
trópico amargo. Y no solamente existencialistas, sino fatalistas, o simplemente
pesimistas. ¿Por qué eso ha sucedido?, eso es lo que me intriga. Por qué la
gran literatura dominicana es tan
amarga. Eso podría suponer un sentimiento de exclusión, de frustración incluso,
de parte del escritor, que no se siente asimilado por una sociedad que rechaza.
10-En
qué medida está influyendo la sociedad al escritor y viceversa, para producir
cambios y transformaciones positivas o negativas. Y si se está manifestando la
transculturación literaria y escritural en la República Dominicana.
Yo
estoy esperando la transculturación por hora. La cultura, y el arte en este
caso, debe ser fluida, no debe ser insular, debe haber intercambio de ideas, de
formas, de imágenes, de palabras de otras lenguas. La literatura debe
alimentarse de todas las literaturas. Las fronteras, en este aspecto, no deben
existir. Un escritor europeo puede colocar a sus personajes en Latinoamérica, y
ese escritor coloca palabras dominicanas en su narración: nadie se encuentra
eso raro. Pero si yo escribo una novela que transcurre en Berlín, y trato de
escribir como escribiría un alemán, me dicen que estoy traicionando la
dominicanidad. El hecho de que Andrés L. Mateo, en algunas de sus narraciones,
por ejemplo en las primeras, hasta “La Balada de Alfonsina Bairán”, sea tan
existencialista que no parece dominicano, no significa que él esté haciendo
algo malo al hacer eso: esa es su libertad. Yo solamente pongo de manifiesto
que él lo hace, sin decir que eso está mal.
Lo
que a mí sí me preocupa es cómo está afectando el mercado no solamente a la
literatura, sino al arte en general. El mercado impone unas reglas sobre el
éxito que son negativas para un artista. Por ejemplo: el mercado te dice que el
éxito económico de un artista es directamente proporcional a la calidad. Eso es
un disparate. El arte no tiene nada que ver con la forma en que el mercado
evalúa un producto, y mezclar una cosa con la otra le hace daño a la percepción
que tiene el público, incluso el propio autor, sobre la obra de arte.
11-En
el libro antes mencionado, en el ensayo titulado Apuntes sobre arte
contemporáneo, indicas: ``La propia
obra de arte se encuentra en crisis por su ausencia de compromiso. No me
refiero a un compromiso político ni ideológico; hablamos de un compromiso con
la propia obra de arte, con el arte mismo, con la realidad, con la humanidad``.
De
alguna manera culpas a la crítica y al mercado. ¿Podría decirse que el arte
refleja también la crisis social y de valores que padecemos en la actualidad?
Claro
que sí. Eso lo comprobó Roland Barthes: el arte moderno, decía él, refleja la
sociedad en su propia ambigüedad. Culpo al mercado. Lo que pasa es que es
curioso que todo el mundo hable de que existe una crisis en el arte contemporáneo,
y que al mismo tiempo se pretenda obviar esa crisis. El mercado ha afectado la
obra de arte mucho más de lo que los artistas admiten. La economía mueve al
mundo. La crítica no hace más que reflejar una tendencia mercadológica: hay
mucha crítica contemporánea que se ha asociado con el mercado. Aunque no toda,
no estamos generalizando. El arte verdadero es el que se zafa de eso, el que se
aísla de las convenciones sociales. ¿Tiene éxito económico?, bien. ¿No tiene
éxito económico?, también muy bien.
12-Me
podrías explicar el término ´´promiscuidad cultural´´, ¿cuáles son los
síntomas, quienes lo padecen, si es contagioso, con cuales antibióticos se
sana?
Eso
significa simbiosis cultural, “promiscuidad” significa mezcolanza, mezcla.
Nosotros, como pueblo mezclado, tenemos una promiscuidad cultural, una mezcla
de varias culturas. Ya no nos sana nadie: somos mejores porque somos mezclados.
13-Eres
miembro fundador del Taller de Narradores de Santiago, cuál ha sido tu experiencia
al compartir con jóvenes de similares iguales inquietudes literarias.
El
Taller es algo que me da satisfacción personal. Yo fui profesor, y tengo
personalidad de educador. Mi vocación profesional debió ser la pedagógica, pero
por motivos económicos tuve que irme a otros lados. Reunirme cada cierto tiempo
con un grupo de escritores, la mayoría jóvenes, me da esperanzas de que alguien
lee los libros, de que a alguien le interesa la literatura en este país. Además
de que el Taller es algo creado por mí mismo, con uñas y dientes, con mucho
esfuerzo… aunque sólo le interese a los miembros.
14-Ser
subdirector del Centro de la Cultura de Santiago, ¿de qué te ha servido?
No
de mucho. Yo no soy político. He tratado de ser lo más responsable posible en
ese trabajo, porque soy muy responsable y muy serio en todas las cosas que
hago. He tratado de hacer animación cultural, de trabajar por la cultura, antes
lo hacía sin que me pagaran, ahora me pagan por eso. Pero siempre hay escollos,
siempre hay que trabajar más de la cuenta. Yo me paso el día entero con el
Centro de la Cultura en la cabeza.
15-La
tallerista y periodista Altagracia Pérez te hizo una entrevista par la revista
Mythos, en la que escribe: Es uno de nuestros más prometedores escritores de la
literatura contemporánea en Santiago. ¿Qué es lo que tú prometes?
Dinero
no, porque soy pobre. Ni amor. Habría que preguntarle a Altagracia qué ella
creía que yo prometía, porque ella fue la que lo dijo.
16-En
la entrevista que te realizara la periodista y escritora Rosa Silverio, ella te
define como: Un hombre sencillo, cercano y trabajador que se ha esforzado por
desarrollar una carrera literaria consistente, alejada de los ruidos y todas
esas luces que muchas veces ciegan a los artistas. ¿Cómo se define Máximo Vega
el ser humano, escritor y gestor cultural?
Yo
soy una persona normal. Tengo un hijo, que es lo más importante en mi vida, luego
viene mi familia, y al final la literatura. En ese orden. Soy muy discreto en
todas mis cosas, y estoy consciente de que ser escritor en este país no tiene
importancia social. Y que un escritor santiaguero tiene menos posibilidades
todavía de influenciar el pensamiento social.
17-¿Cuáles
han sido tus peores errores literarios y humanos, así como tus más grandes
aciertos y logros?
En
lo humano, mi mayor acierto es mi hijo. En lo literario, cometo errores
constantemente, por ejemplo en “El Libro de los Ultimos Días” hay algunos errores
que tendré que corregir si alguna vez hay una segunda edición. Me equivoco a
cada rato.
18-A
qué aspiras como escritor y como hombre de empresa.
Como
escritor, aspiro a dejar una obra. Espero tener el talento para eso. Como hombre
de empresa, espero que mi pequeño negocio me deje el suficiente dinero para
dedicarme solamente a él en el aspecto profesional, y no tener que trabajar en
nada más, y luego escribir.
19-Has
sido ganador de importantes premios, en el año 2003 ganaste el concurso de ensayo
con motivo del bicentenario del nacimiento de Víctor Hugo, con el trabajo 'Víctor
Hugo en la historia', publicado y traducido al francés. ¿Te consideras mejor
ensayista que novelista, y de ser así, por cuales razones?
Yo soy un narrador. El ensayo es una
forma de decir lo que quiero de una forma más directa, pero a mí me interesa
contar historias. Incluso, como narrador, he tenido más éxito que como
ensayista. Hasta ahora, solamente he publicado un libro de ensayos, que es “El
Libro de los Últimos Días”, y todavía no sé si lo hice bien. La gente me conoce
más como narrador, ¨Juguete de Madera¨ tiene varias ediciones, como cuentista,
etc. La gente no se imagina lo extraordinario que es crear a personas que no
existen, crear un mundo que no existe, una atmósfera inventada, generar
sentimientos, emociones, relaciones entre los personajes, cuando todo eso no
existe, está solamente en tu cabeza. Crearlo con palabras, y la gente lo lee y
llega a creer que esa es la vida real. Crear una historia es lo que más me
interesa, por eso ando en la luna por la calle, o en las reuniones de trabajo
me dicen: pero participa, no te quedes tan callado; lo que pasa es que estoy
pensando en lo que voy a escribir, me está pasando alguna historia por la cabeza.
(Publicada en el Periódico "La Información")