ABORTO E HIPOCRESIA

Hace más de veinte años, en Argentina, una mujer embarazada estaba en peligro de morir, víctima de una enfermedad coronaria que provocaría su muerte debido al esfuerzo de dar a luz. La mujer trató de ventilar su caso en los tribunales, pero la ley era clara, demasiado precisa: el aborto estaba prohibido, esa persona debía morir inevitablemente, o realizarse un aborto clandestino, con el agravante de que, ya que su caso se había hecho público, el conocimiento de la interrupción del embarazo les acarrearía la cárcel, a ella y a los médicos que la atendieran. Al final, incapaz de ganar su caso, estigmatizada por los medios de comunicación, esa mujer falleció al parir, como habían predicho los doctores, y el niño que intentaba traer al mundo también murió con ella. ¿Quién se considera vencedor en este caso avergonzante y trágico? ¿Ganó Dios, la religión, el estado, la democracia?
El aborto debe ser aprobado para casos específicos, como éste, por ejemplo. Cuando la vida de la madre corre peligro, se debe permitir que esa madre tome la decisión de interrumpir el embarazo sin que su acto le acarree consecuencias legales. No es posible que una mujer se encuentre condenada a morir por el hecho de que la sociedad repruebe un acto que le salvará su propia vida. Esa mujer, condenada a morir por una ley que busca, supuestamente, “salvar vidas”, representa la realidad más dura y extrema de un tema que no ha sabido debatirse debidamente por la intromisión dogmática de la religión.
La mayoría de las voces que se oponen a esta clase de aborto terapéutico, son masculinas. Los hombres no están de acuerdo con la aprobación del aborto, pero los hombres no salen embarazados. La intromisión de la iglesia en las cuestiones de estado –la no separación entre la iglesia y el estado, en fin –provoca esta clase de confusiones y de debates estériles. Una sociedad verdaderamente democrática debe acostumbrarse a legislar para todo el mundo: para los musulmanes, para los ateos, los católicos, los mormones, los judíos. Las minorías deben ser protegidas en un estado verdaderamente democrático, puesto que la mayoría tenderá a avasallarlas. En una sociedad democrática se gobierna para todos, puesto que, al menos teóricamente –debemos puntualizar el aspecto teórico en estas sociedades tercermundistas-, en una democracia todos tenemos los mismos derechos. Una religión determinada –aunque sea mayoritaria –no puede esperar que se gobierne con leyes dirigidas a sus feligreses, pero que deben cumplir todos los demás. Los miembros de otras organizaciones religiosas, los independientes, los que quieren formar su propia secta, tienen el mismo derecho que los miembros de esa religión mayoritaria. Por supuesto, ninguna religión podrá entender esto, en principio, debido a su característico dogmatismo.
Pero una religión no necesita entender algo así. Le concedemos eso. Esa es la ventaja de tener un estado completamente laico: ni siquiera se estuviese debatiendo la presión descomunal de una iglesia determinada sobre la sociedad dominicana. El debate no recaería sobre la iglesia católica, sino sobre lo que verdaderamente interesa: el aborto, el derecho de la mujer a decidir sobre su propia vida. Ese debate sería más sincero, más justo, más abierto, y por lo tanto más democrático. Menos contaminado por ideologías medievales. Los políticos dominicanos han fallado (podríamos más bien decir: no les ha interesado) en estructurar un estado laico y democrático.
Yo no espero que los legisladores aprueben esto. No lo harán. Creer otra cosa es no conocer bien a nuestros legisladores. La reforma de la Constitución Dominicana ha llegado en mal momento. Lo que pretendía ser una constitución progresista, liberal, democrática a carta cabal, como deseaba el poder ejecutivo, se ha ido convirtiendo paulatinamente en un monstruo que legalizará la discriminación –a los homosexuales –la xenofobia –a los inmigrantes, pero sobre todo a los haitianos -, y que permitirá que, en “favor de la vida”, una mujer muera sin defensas ni apelaciones, por obra y gracia de un sacerdote que no se ha casado, que nunca se casará y que nunca tendrá familia –y que, claro está, no es una mujer embarazada.
El supuesto debate ético sobre la legalización del aborto no es tal. Es un chiste, un espectáculo. Se mete en un mismo saco todo tipo de aborto, pero se hace de una manera alevosa, con conocimiento de causa. Es muy sencillo decir en un programa de televisión, o de radio, o en el púlpito de una iglesia: Estamos a favor de la vida, estamos en contra del aborto. Es muy fácil, demasiado quizás, darle la espalda a la realidad, refugiarse en cánones obsoletos o en costumbres estériles, pero sumamente cómodas. Es muy sencillo dejar todo como está, aunque esté mal. Apostar a lo conocido, no tener ningún tipo de responsabilidad. Esa irresponsabilidad consuetudinaria es una característica común a todos nuestros debates y nuestras propuestas de cambio.
Por suerte para nosotros –Dios nos perdone –se seguirán practicando abortos ilegalmente, ahora con más asiduidad, porque todos sabemos que el aborto terapéutico se realiza en nuestros centros de salud, sin mucha alharaca, para no levantar la ira de alguna figura religiosa importante dominicana escapada del siglo XVIII. Aunque con el riesgo de perder sus vidas, debido al ocultamiento, a la clandestinidad, las mujeres se seguirán practicando abortos. La realidad –me parece que es sumamente difícil mostrarle la realidad a cierta gente, que vive en el limbo de los privilegios, o de los intereses –es que, a medida que las leyes contra el aborto son más fuertes, más estrictas, la cantidad de abortos aumenta, así como la muerte de mujeres que se lo practican en circunstancias deplorables. Esas muertes, por supuesto, no recaerán sobre las consciencias de ningún sacerdote, de ningún monseñor.
Los legisladores no aprobarán la legalización del aborto, ni siquiera de la muerte del embrión –porque eso es lo que es, no vamos a caer en eufemismos baratos –en circunstancias especiales, como lo sería el riesgo de muerte de la madre. La mujer no puede decidir si debe seguir viviendo, o no. Esa decisión les corresponde a los hombres, pero ni siquiera a sus maridos, a los padres de las criaturas, sino a los legisladores y, por supuesto, a uno que otro sacerdote católico. Esa es la sociedad que nos ha tocado padecer: una en la que un católico es mejor que yo, tiene más derechos que yo, y, claro está, aunque yo sea un creyente apasionado en un Jesús que me absolverá con más dulzura que a otros que se creen a las puertas de un cielo esquivo para algunas almas muertas, también encuentran el camino al corazón de nuestros legisladores con más propiedad que yo, tan desconocido, tan iconoclasta y tan rebelde.

Marcio Veloz Maggiolo en España.

“El que renuncia a sus tradiciones y no hace el esfuerzo por capacitar a su pueblo, compromete el futuro. Hay que decirle a la gente de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.”
Estas palabras, dichas en Santiago de Cuba, explican en buena medida por qué, además de justificar su presencia en esa urbe oriental para recibir el Premio Honorífico de narrativa José María Arguedas que le concediera en 2006 la Casa de las Américas y responder al convite a República Dominicana como País Invitado de Honor de la Fiesta del Fuego, Marcio Veloz Maggiolo apostó por un cónclave en el que los fulgores de la creación se hacen acompañar por reflexiones imprescindibles.
Veloz Maggiolo es hoy por hoy una de las figuras cimeras de las letras dominicanas, lo cual le fue reconocido al otorgársele en 1996 el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su obra.
Entre sus libros se cuentan La vida no tiene nombre (novela, 1965), Los ángeles de hueso (novela, 1967), Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo (ensayo, 1972), De abril en adelante (novela, 1975), Medioambiente y adaptación humana en la prehistoria de Santo Domingo (1976), Apearse de la máscara (poesía, 1986), Intus (poesía, 1980), La biografía difusa de Sombra Castañeda (novela, 1982) Cuentos, recuentos y casicuentos (1986), Materia prima (protonovela) (novela, 1988), El hombre del acordeón (2003).
Como se observa, sus intereses literarios son varios y alcanzan tanto el campo de la ficción como el del pensamiento, esto último vinculado a su formación como antropólogo. Fue fundador del Departamento de Investigaciones Científicas del Museo del Hombre Dominicano y ha ocupado diversas cátedras universitarias en su país.
La novela que le hizo merecer el José María Arguedas, La mosca soldado, publicada dos años atrás del veredicto, resultó valorada, según consta en el acta del jurado, “por recuperar el universo del Caribe desde una perspectiva en que se funden la realidad y los mitos, la antropología y la investigación policial, ciertos vestigios de las culturas precolombinas y la tensión que establecen con el mundo de hoy”.
Antes, en un ejercicio sorprendente por parte de los 12 grupos editoriales que dominan el mercado español, La mosca soldado había sido seleccionada entre los mejores libros publicados en 2004 en lengua castellana, junto a 2666, del chileno Roberto Bolaño; Memoria de mis putas tristes, del colombiano Gabriel García Márquez; Castillos de cartón de la española Almudena Grandes; y Al morir Don Quijote, del también español Andrés Trapiello.
Al reflexionar sobre el éxito de su novela, Veloz Maggiolo le confesó a un colega cubano: “Creo que es una obra hecha con mucha calma; es una novela de un largo trabajo, en la cual cuidé notablemente la prosa. Creo que además del argumento, que es un rescate del pasado, de dos personajes que hablan del pasado y comienzan a rescatar momentos que la gente no creía, está hecha dentro de un ámbito de la poesía. Siempre he pensado que la novela y la poesía van de la mano. No quiere decir que eso tenga que ser obligatorio, pero el que tiene la capacidad o puede hacerlo, alcanza un público más sensible. Hay un público que va al argumento seco, sin ornamentación, pero hay el que va a una narrativa del sueño, en el que la metáfora es fundamental”.
Sin embargo, nada de eso incita la vanidad en este escritor, que más que en su obra personal, cree en la necesidad de establecer fluidos vasos comunicantes entre los países del área, de modo que las más valiosas producciones intelectuales se socialicen y contribuyan a dar sentido a las aspiraciones populares.
En tal sentido, centrándose en la problemática literaria, ha dicho: “No podemos consumirnos en nuestra propia salsa. Llegar a los mercados es lo más difícil. Siempre he dicho que hay cosas muy buenas en todas partes que si no llegan a los mercados nadie las conoce. Entonces, lo que nos pasa es que, lo dije en un poema, no tenemos trampolín. En estos momentos alguien puede estar dando un discurso fabuloso, tan importante como el discurso de Judas, y nadie sabe que lo está diciendo. El mercado no se rige por la estética. Eso es un problema serio. Frecuentemente se descubre a un escritor que tenía obras muy importantes y que nadie conocía. Yo creo que hay que hacer una gran editorial latinoamericana, por encima de las editoriales comerciales”.
En Santiago, Veloz Maggiolo ha sabido de los pasos iniciales del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y confía que más temprano que tarde iniciativas como esta favorezcan la circulación de la imaginación y el pensamiento latinoamericanos y caribeños.
“Estamos viviendo un momento muy especial en la región, con nuevos actores emergentes y mayor conciencia sobre las urgencias de la integración. Todo esto debe hacerse sin negociar ni un ápice nuestros auténticos perfiles culturales. En ello soy optimista.”

Tomado de www.casadeamerica.es
Existen algunas culturas resistentes al progreso, en países que se niegan a crecer económicamente debido a que son sumamente dependientes de la religión. De acuerdo al señor Laurence Harrison, investigador de la Fletcher School en los Estados Unidos, la cultura “iberocatólica” es la responsable de la mayoría de los problemas latinoamericanos. Países como Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca, son luteranos, y muchos de sus ciudadanos son ateos o agnósticos, y al mismo tiempo son los países más desarrollados del mundo. Para que tengamos una idea de sus teorías, sacada de la realidad social, pone como ejemplo a Barbados y Haití: aunque tienen un origen africano común, Barbados se ha desarrollado porque adquirió sólidamente la cultura inglesa, por lo que hoy día sus habitantes son considerados ingleses negros, tienen democracia y justicia social. Haití no ha progresado debido a que su religión es el vudú. 

 No vamos ni siquiera a detenernos a refutar esta tesis extravagante, debido a que es científicamente improbable. Aún si obviamos el reduccionismo cultural que significa creer que solamente los países con una cultura europea –inglesa, para más señas –y con una religión luterana pueden alcanzar la democracia y el progreso material, debemos reconocer que pensar de esta manera indica una arrogancia y al mismo tiempo una ignorancia extremas. Creer, sinceramente, que un país como Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, el cuarto país más peligroso del mundo, ha llegado a tal estado de indigencia debido a que su religión es el vudú, no merece ser rebatido. No tiene ninguna consistencia sociológica, ninguna consistencia científica. La teoría reduccionista de las culturas resistentes al progreso, debido a su religión o a su resistencia a la penetración cultural, se encuentra desacreditada. 

 Lo que queremos realmente hacer notar al lector que, espero, ya se ha dado cuenta, es la manera en la que nos juzgan personalidades dudosas del primer mundo. Erigidos sobre una petulancia y, a la vez, una ingenuidad evidentes –la combinación más peligrosa en manos poderosas –que sólo puede hallarse en las logias que precisamente tratan de combatir –es decir, los fanáticos religiosos, que quieren convertir a las personas a pesar de ellas mismas, por mandato divino –una gran parte del poder de las sociedades del primer mundo piensa que la solución a los problemas de América Latina es la aceptación de la religión colonizadora, de la mentalidad colonizadora, de la forma de ser colonizadora, es decir: la penetración cultural. Los países de América Latina no progresan debido a que son reacios a dejarse penetrar culturalmente, porque se niegan a ser más ingleses, más finlandeses, acaso más daneses. La solución a la pobreza latinoamericana es la transculturación. La variedad cultural es negativa, los países subdesarrollados deben adquirir la cultura de los países ricos, para llegar al progreso y a la justicia social. Toda la cultura debería ser una sola: europea, atea, agnóstica, aceptamos también a los luteranos. 

 Pero este disparate ilustrado nos permite recalcar el principal problema de nuestros países del tercer mundo, incluyendo la República Dominicana: la corrupción. V. S. Naipaul, el premio nobel inglés nacido en Trinidad, en el Caribe, escribió algo que tiene total actualidad en nuestro días: en uno de sus libros, Miranda, un aventurero revolucionario criollo que intentó liberar a Venezuela de la colonización española algunos años antes que Simón Bolívar, se regocijaba de que algunos de sus generales fuesen codiciosos, debido a que, entonces, eran fáciles de controlar. Comprándolos, se agenciaba su fidelidad total. Esto sucede hoy día con nuestros políticos, cuyos problemas de gobernabilidad se resuelven con suma facilidad: se compra a los opositores, a través del propio poder o del dinero directo; los políticos se acercan al poder para obtener beneficios económicos, para hacerse ricos y, a través de su posición económica, obtener más poder. Estamos dirigidos por seres vencidos, que piensan que ya nada puede ser cambiado. En países en los que las normas éticas se han relajado de forma tan dramática, en los que debemos darles la mano con una sonrisa a ladrones reconocidos, que nos representan en el congreso o en los ayuntamientos, a veces inevitablemente, en los que debemos recibir un reconocimiento al lado de un corrupto prestigioso que nos palmea la espalda y nos tiene lástima por nuestra seriedad, no hay futuro ni hay progreso: el principal problema de la República Dominicana es la corrupción, la mentalidad del tigueraje y del más vivo, la elasticidad de normas éticas que nunca han existido, la contradicción entre el decir y el hacer. La corrupción del lenguaje, el engaño.




 ¿Es éste un problema cultural?, sí, pero de otra índole. La izquierda progresa en nuestros países latinoamericanos porque promete, y a veces lo cumple con creces, una transparencia en el manejo público irrefutable, porque promete seriedad y castigo, cero impunidad. Eso no tiene nada que ver con lo católico o lo protestante, con el vudú o la supuesta necesidad de convertirnos en europeos negros, en una pequeña isla del Caribe conquistada, colonizada, saqueada, invadida por aquellos imperialistas a los que debemos copiarles la cultura para progresar, porque es la mejor de todas las culturas. Para que suceda el progreso debe haber una clase política y empresarial que decida cambiar la realidad social, que por lo menos se aproxime a una ética y abandone las prácticas piratas del siglo XVIII, pero, lamentablemente, en estos momentos eso no existe. 

 Máximo Vega.

ENTREVISTA DE INGRID GONZÁLEZ A MÁXIMO VEGA PARA EL PERIÓDICO LA INFORMACIÓN.

Parte A:

1.- Una opinión sobre la importancia del patrimonio cultural en la República Dominicana.

Mucha gente no se da cuenta de la importancia de preservar el pasado. Cuando uno siente que un pasado le pertenece, que uno tiene una raíz, que hay una identidad que se debe preservar, uno se siente mejor consigo mismo, se siente parte de una patria. Preservar el patrimonio cultural significa preservar ese pasado, que nos demos cuenta de que pertenecemos a algo que nos identifica a todos. La culpa del deterioro de ese patrimonio cultural la tienen algunos empresarios, que por ganarse unos centavos destruyen lo que no es mercadeable, lo que no deja beneficios económicos, y el estado, que debe ponerle límites a esos empresarios que quieren destruir el pasado por el bien de lo más superfluo del mundo: el dinero. V. S. Naipaul, el escritor Premio Nobel de Literatura, menciona algo muy interesante: algunas personas sólo se sienten ricas si todos a su alrededor van en harapos.

2.- Importancia del rol de las instituciones culturales en Santiago.

Son importantes porque incentivan y promueven las actividades culturales, sobre todo las artísticas. Me parece que se debería trabajar más de cerca con la Secretaría de Estado de Educación, porque en las escuelas es que está la formación, que es lo que se necesita en este país.

3.- Importancia de la difusión de la literatura en el mundo de hoy.

Yo escribí una vez un ensayo en el que decía que, tal vez, llegue un momento en el que un escritor se dedique a preservar, como en una logia o una secta, las bibliotecas a las que poca gente acude. Que, como todos los demás estarán atareados en sus computadoras, en sus agendas personales, en sus celulares o en cualquier otro aparato que logre inventar el capitalismo, los escritores serán los dedicados a preservar la sabiduría a través de los libros impresos. Hoy día, un escritor tiene necesariamente que ocuparse de los temas fundamentales de nuestro tiempo, porque la muchedumbre no le pertenece al escritor: la masa le pertenece al mercado y a la materia. El cine, la televisión, se encargan de entretenernos, entonces los libros deberían ponernos a pensar.

4.- ¿Qué sientes al haber obtenido el premio Funglode?

Me siento muy satisfecho. Pero siempre he sido muy crítico con los concursos, que a veces aciertan, a veces no, y me parece que nuestra literatura es demasiado dependiente de los concursos. Lo que debería pensarse es si un libro es bueno o no es bueno, independientemente de que haya ganado tal o cual concurso. Hay gente que alaba un libro o un escritor porque ha ganado varios concursos, sin detenerse a leerlo y analizar si lo que ha leído vale la pena o no.

Parte B

Máximo Vega muy personal.

a. Libros favoritos.

Son muchos. Demasiados. Libros que me han hecho feliz: “Crimen y Castigo”, por ejemplo; “Cien Años de Soledad”, “Bestiario”. El “David: Biografía de un Rey” de Bosch, que es un libro que me gusta mucho, un clásico poco ponderado; “El Siglo de las Luces”, “La Muerte de Iván Ilich”, “La Invención de Morel”, “Luz de Agosto”, de Faulkner, una genialidad. “La Odisea” de Homero; me gusta La Odisea más que “La Ilíada”, porque es un libro de viajes, y mis libros siempre hablan sobre un viaje. “El Audaz Navegante y Otras Historias”, que es una antología de cuentos de Joao Guimaraes Rosa, “La Hora de la Estrella”, de Clarice Lispector. “El Pozo”, de Onetti, “El Asno de Oro” de Plinio Apuleyo, la “Rayuela” de Cortázar, la “Obra Completa” de César Vallejo, “Hay un País en el Mundo” de Pedro Mir, las “Meditaciones” de Marco Aurelio, “Otras Inquisiciones” de Borges, me gusta más el Borges ensayista. Me gusta mucho el último libro de poesía de José Acosta: “El Evangelio Según la Muerte”… y paro aquí, porque si continúo voy a llenar cien páginas.

b. Comidas favoritas.

Cualquier comida dominicana. Que sea bien simple, y bien dominicana.

c. Lugares en Santiago que calan en tu imaginación para escribir tus novelas y cuentos.

Todo lo que escribo transcurre en Santiago. Siempre me han parecido curiosos, por ejemplo, los cañoncitos de la guerra de independencia que hay en algunas esquinas de la ciudad; en la calle España con Máximo Gómez, por ejemplo, frente al local de La Sirena. Me gusta el aspecto viejo de la ciudad, lo que la gente llama “Centro Histórico”; me parece que el Ayuntamiento debería dedicarse a desarrabalizar algunas calles, como la peatonal General Cabrera, que se ha convertido en un desastre y que el Ayuntamiento no hace nada para corregir eso. Ya perdimos parte de Pueblo Nuevo por el mismo desastre, por ejemplo; el Ayuntamiento no hace nada. Pero, como yo casi siempre he vivido en los barrios de Santiago, también me gusta el aspecto caótico de esos barrios: los barracones, por ejemplo, porque cuando era pequeño recorría los escalones de tierra y los callejones y las lagunas y los arroyos sin saber adonde iba, imaginándome castillos y paisajes nuevos y lugares extraños. El estado no se da cuenta de que la solución a los problemas de esa gente no está en homogeneizar sus barrios, sino en mejorarlos sin que pierdan su identidad, sin que dejen de ser santiagueros. Pero el estado no entiende: quiere que vivamos como en España o en Estados Unidos. Y la gente quiere vivir en la República Dominicana, solo que mejor. También recuerdo los cines de Santiago, porque me gustaba mucho el cine: el Cine Lama, el Colón (con el bar Colón al lado, que lamentablemente desapareció), el Cine Doble, y los cines de barrio: el Cine Central, el Cine Las Colinas, el Ideal y el Jardín. Todo eso ya ha desaparecido.

d. Época del año que más te gusta.

No me he detenido nunca a pensar en eso. Como en este país todas las épocas del año se parecen, no puedo decir que tenga una favorita.

e. Un recuerdo de la infancia inolvidable.

Recuerdo que, en las mañanas, mi abuela me hacía un ponche de huevos con un molenillo de esos antiguos, porque en esa época casi nadie usaba licuadora eléctrica. Me llevaba a esperar la guagua de la escuela muy temprano, con una gorra en la cabeza y un abrigo, porque en las mañanas, antes, había mucha neblina y hacía frío. Esperábamos la guagua del colegio en una bomba de gasolina que tenía un muñeco inmenso de gomas Michelín encima del techo, y los compañeros de la guagua me decían Michelín, y después en la escuela todo el mundo me decía Michelín. Esa clase de recuerdos los transcribí en “El Mar”, la novela que ganó en Funglode.

f. La sensibilidad del escritor está en apertura las 24 horas del día. ¿Qué hechos o emociones te han inspirado algún cuento?

Siempre me ha movido lo que considero injusto, lo que está mal. A veces, lo que yo creo que está mal la mayoría de la gente de este país, que es mi país, no lo considera “malo”. Me mueve mucho la discriminación, por ejemplo, y el hecho de que la gente discrimina sin pensarlo, sin darse cuenta. V. S. Naipaul, a quien menciono mucho porque lo estoy leyendo, dice en uno de sus libros que mucha gente en la isla de Trinidad discriminaba a los hindúes, que vivían en condiciones terribles, y nadie se detenía a pensar que eso estaba mal, que no se debía hacer eso: la gente optaba por lo más sencillo y dejaba las cosas como estaban. En este país hay gente que se muere de hambre, y gente con muchísimo dinero a la que no le interesa si hay gente que se muere de hambre, es decir, que no se siente responsable de eso. La principal culpa es del estado, que no encuentra vías para solucionar esa tremenda desigualdad social, que se mueve en el limbo de resolver los problemas mientras vayan llegando. La discriminación racial, la discriminación debida a la preferencia sexual, la xenofobia. Pero la discriminación a un nivel filosófico: el hecho de que algunas personas se consideren superioras a otras, o que no se den cuenta de que todos los seres humanos son iguales. Es decir, gente que se considera, debido a razones culturales, existenciales, raciales o económicas, por encima de las demás, y se cree con el derecho a juzgarlas o a someterlas. Esas son las cosas que me mueven, sólo que a un nivel atemporal y existencial.

g. ¿Qué observaciones puedes hacer a las personas que desean dedicarse a escribir y a hacer literatura?

Que lean mucho. Lo fundamental es leer, conocer el lenguaje, aprender a pensar. Tener curiosidad por todo. Y aprender a expresarse: decir lo que uno quiere decir, tener la libertad de decir lo que uno quiera, aunque todo el mundo te diga que estás equivocado. No tiene gracia escribir lo que otros quieran que escribas: escribe lo que tú quieras decir. Y leer, por el placer de la lectura, enamorarse de los libros.

h. Un enfoque de la literatura en el mundo de hoy.

La literatura debe enfocarse en los problemas fundamentales de nuestro mundo. Debe tratar de sacarse de encima el estigma del entretenimiento. Un libro, un objeto que nos parece tan antiguo hoy día, un objeto tan anacrónico, debe llevarnos a pensar, a analizar el mundo. Simone de Beauvoir dijo una vez: El escritor no debe prometer un futuro feliz sino pintar al mundo tal cual es, para suscitar la voluntad de cambiarlo. Esas palabras parecen viejas, porque ya casi nadie quiere cambiar el mundo; bueno, para eso están los escritores. Toda la sabiduría se encuentra en los libros; toda la crítica, toda la voluntad de cambio. Y no hay nada más terco que un escritor. Si para algo debe servir la literatura de hoy, es para alertar: acerca de nuestra propia naturaleza, acerca de la injusticia, acerca del bien y el mal, acerca del lenguaje. Una revolución en la forma, en el lenguaje, también es una forma de cambio: la función del escritor es metafísica. La literatura debe tratar de cambiarlo todo, aunque el cambio sea imposible.

Rayuela

Capítulo 71

Morelliana

¿Qué es en el fondo esa historia de encontrar un reino milenario, un edén, un otro mundo? Todo lo que se escribe en estos tiempos y que vale la pena leer está orientado hacia la nostalgia. Complejo de la Arcadia, retorno al gran útero, back to Adam, le bon sauvage (y van...), Paraíso perdido, perdido por buscarte, yo, sin luz para siempre... Y dale con las islas (cf. Musil) o con los gurús (si se tiene plata para el avión Paris-Bombay) o simplemente agarrando una tacita de café y mirándola por todos lados, no ya como una taza sino como un testimonio de la inmensa burrada en que estamos metidos todos, creer que ese objeto es nada mas que una tacita de café cuando el mas idiota de los periodistas encargados de resumirnos los quanta, Planck y Heisenberg, se mate explicándonos a tres columnas que todo vibra y tiembla y está como un gato a la espera de dar el enorme salto de hidrógeno o de cobalto que nos va a dejar a todos con las patas pare arriba. Grosero modo de expresarse, realmente.
La tacita de café es blanca, el buen salvaje es marrón, Planck era un alemán formidable. Detrás de todo eso (siempre es detrás, hay que convencerse de que es la idea clave del pensamiento moderno) el Paraíso, el otro mundo, la inocencia hollada que oscuramente se busca llorando, la sierra de Hurqalya. De una manera u otra todos la buscan, todos quieren abrir la puerta pare ir a jugar. Y no por el Edén, no tanto por el Edén en si, sino solamente por dejar a la espalda los aviones a chorro, la cara de Nikita o de Dwight o de Charles o de Francisco, el despertar a campanilla, el ajustarse a termómetro y ventosa, la jubilación a patadas en el culo (cuarenta años de fruncir el baste pare que duela menos, pero lo mismo duele, lo mismo la punta del zapato entra cada vez un poco mas, a cada patada desfonda un momentito mas el pobre culo del cajero o del subteniente o del profesor de literatura o de la enfermera), y decíamos que el homo sapiens no busca la puerta para entrar en el reino milenario (aunque no estaría nada mal, nada mal realmente) sino solamente para poder cerrarla a su espalda y menear el culo como un perro contento sabiendo que el zapato de la puta vida se quedo atrás, reventándose contra la puerta cerrada, y que se puede ir aflojando con un suspiro el pobre botón del culo, enderezarse y empezar a caminar entre las florcitas del jardín y sentarse a mirar una nube nada mas que cinco mil años, o veinte mil si es posible y si nadie se enoja y si hay una chance de quedarse en el jardín mirando las florcitas.
De cuando en cuando entre la legión de los que andan con el culo a cuatro manos hay alguno que no solamente quisiera cerrar la puerta para protegerse de las patadas de las tres dimensiones tradicionales, sin contar las que vienen de las categorías del entendimiento, del mas que podrido principio de razón suficiente y otras pajolerias infinitas, sino que además estos sujetos creen con otros locos que no estamos en el mundo, que nuestros gigantes padres nos han metido en un corso a contramano del que habrá que salir si no se quiere acabar en una estatua ecuestre o convertido en abuelo ejemplar, y que nada esta perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo esta perdido y que hay que empezar de nuevo como los famosos obreros que en 1907 se dieron cuenta una mañana de agosto de que el túnel del Monte Brasco estaba mal enfilado y que acabarían saliendo a mas de quince metros del túnel que excavaban los obreros yugoslavos viniendo de Dublivna. ¿Qué hicieron los famosos obreros? Los famosos obreros dejaron como estaba su túnel, salieron a la superficie, y después de varios días y noches de deliberaron en diversas cantinas del Piemonte, empezaron a excavar por su cuenta y riesgo en otra parte del Brasco, y siguieron adelante sin preocuparse de los obreros yugoslavos, llegando después de cuatro meses y cinco días a la parte sur de Dublivna, con no poca sorpresa de un maestro de escuela jubilado que los vio aparecer a la altura del cuarto de baño de su casa. Ejemplo loable que hubieran debido seguir los obreros de Dublivna (aunque preciso es reconocer que los famosos obreros no les habían comunicado sus intenciones) en vez de obstinarse en empalmar con un tunel inexistente, como es el caso de tantos poetas asomados con mas de medio cuerpo a la ventana de la sale de estar, a altas horas de la noche.
Y así uno puede reírse, y creer que no esta hablando en serio, pero si se esta hablando en serio, la risa ella sola ha cavado mas túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra, aunque mal les sepa a los cogotudos empecinados en creer que Melp6mene es mas fecunda que Queen Mab. De una vez por todas seria bueno ponernos de desacuerdo en esta materia. Hay quizá una salida, pero esa salida debería ser una entrada. Hay quizá un reino milenario, pero no es escapando de una carga enemiga que se tome por asalto una fortaleza. Hasta ahora este siglo se escape de montones de cosas, busca las puertas y a veces las desfonda. Lo que ocurre después no se sabe, algunos habrán alcanzado a ver y han perecido, borrados instantáneamente por el gran olvido negro, otros se han conformado con el escape chico, la casita en las afueras, la especializaci6n literaria o científica, el turismo. Se planifican los escapes, se los tecnologiza, se los arma con el Modulor o con la Regla de Nylon. Hay imbéciles que siguen creyendo que la borrachera puede ser un metodo, o la mescaline o la homosexualidad, cualquier cosa magnifica o inane en sí pero estúpidamente exaltada a sistema, a llave del reino. Puede ser que haya otro mundo dentro de este, pero no lo encontraremos recortando su silueta en el tumulto fabuloso de los diez y las vidas, no lo encontraremos ni en la atrofia ni en la hipertrofia. Ese mundo no existe, hay que crearlo como el fénix. Ese mundo existe en este, pero como el agua existe en el oxigeno y el hidrogeno, o como en las paginas 78, 457, 3, 271, 688, 75 y 456 del diccionario de la Academia Española esta lo necesario pare escribir un cierto endecasílabo de Garcilaso. Digamos que el mundo es una figure, hay que leerla. Por leerla entendamos generarla. ¿A quién le importa un diccionario por el diccionario mismo? Si de delicadas alquimias, osmosis y mezclas de simples surge por fin Beatriz a orillas del río, ¿cómo no sospechar maravilladamente lo que a su vez podría nacer de ella? Que inútil tarea la del hombre, peluquero de si mismo, repitiendo hasta la nausea el recorte quincenal, tendiendo la misma mesa, rehaciendo la misma cosa, comprando el mismo diario, aplicando los mismos principios a las mismas coyunturas. Puede ser que haya un reino milenario, pero si alguna vez llegamos a el, si somos el, ya no se llamara así. Hasta no quitarle al tiempo su látigo de historia, hasta no acabar con la hinchazón de tantos hasta, seguiremos tomando la belleza por un fin, la paz por un desideratum, siempre de este lado de la puerta donde en realidad no siempre se esta mal, donde mucha gente encuentra una vida satisfactoria, perfumes agradables, buenos sueldos, literatura de alta calidad, sonido estereofónico, y por qué entonces inquietarse si probablemente el mundo es finito, la historia se acerca al punto optimo, la raza humana sale de la edad media pare ingresar en la era cibernética. Tout va tres bien, madame la Marquise, tout va tres bien, tout va tres bien.
Por lo demás hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder mas de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. Cada reunión de gerentes internacionales, de hombres-de-ciencia, cada nuevo satélite artificial, hormona o reactor atómico aplastan un poco mas estas falaces esperanzas. E1 reino será de material plástico, es un hecho. Y no que el mundo haya de convertirse en una pesadilla orwelliana o huxleyana; será mucho peor, sera un mundo delicioso, a la medida de sus habitantes, sin ningún mosquito, sin ningún analfabeto, con gallinas de enorme tamaño y probablemente dieciocho patas, exquisitas todas ellas, con cuartos de baño telecomandados, agua de distintos colores según el día de la semana, una delicada atención del servicio nacional de higiene, con televisión en cada cuarto, por ejemplo grandes paisajes tropicales pare los habitantes del Reijavik, vistas de igloos pare los de La Habana, compensaciones sutiles que conformaran sodas las rebeldías, etcétera.
Es decir un mundo satisfactorio pare gentes razonables.
¿Y quedará en el alguien, uno solo, que no sea razonable?
En algún rincón, un vestigio del reino olvidado. En alguna muerte violenta, el castigo por haberse acordado del reino. En alguna risa, en alguna lagrima, la sobrevivencia del reino. En el fondo no parece que el hombre acabe por matar al hombre. Se le va a escapar, le va a agarrar el timón de la maquina electrónica, del cohete sideral, le va a hacer una zancadilla y después que le echen un galgo. Se puede matar todo menos la nostalgia del reino, la llevamos en el color de los ojos, en cada amor, en todo lo que profundamente atormenta y desata y engaña. Wishful thinking, quizá; pero esa es otra definición posible del bípedo implume.

http://www.juliocortazar.com.a

Palestina en el corazón

No puede nadie permanecer sereno, ni guardar un silencio cómplice, ni dejar de ofrecer su imaginación creadora en pos de batallar contra la vileza criminal de los que se dicen representantes del alma judía, ahora cuando con una desfachatez innombrable se han dado a la ominosa tarea del genocidio. Todos los artistas conscientes del globo tienen que unirse a la protesta internacional y en favor del pueblo palestino, otra vez mancillado por las falacias de la historia, ante el mutismo increíble de la ONU y de los gobiernos "civilizados". Solamente el presidente Hugo Chávez sentó su drástica voz de protesta contra esta guerra desigual que ha echado mano incluso de metodologías prohibidas debido a su linaje criminal como es el caso del fósforo blanco, arma incendiaria prohibida por los convenios internacionales.
Con-fabulación ha querido que su número 71 sea un gran fresco, con piezas de poetas hispanoamericanos y del recientemente desaparecido Mahmud Darwish, inspiradas en estos hórridos hechos. La mayor parte de los trabajos son inéditos y nacen de la desesperación ante este gran teatro del crimen. Contra la infamia: la insurgencia de la palabra de la libertad.

PARA NUESTRA PATRIA
Por Mahmud Darwish *
Traducción de María Luisa Prieto

Para nuestra patria,
Próxima a la palabra divina,
Un techo de nubes.
Para nuestra patria,
Lejana de las cualidades del nombre,
Un mapa de ausencia.
Para nuestra patria,
Pequeña cual grano de sésamo,
Un horizonte celeste... y un abismo oculto.
Para nuestra patria,
Pobre cual ala de perdiz,
Libros sagrados... y una herida en la identidad.
Para nuestra patria,
Con colinas cercadas y desgarradas,
Las emboscadas del nuevo pasado.
Para nuestra patria cautiva,
La libertad de morir consumida de amor.
Piedra preciosa en su noche sangrienta,
Nuestra patria resplandece a lo lejos
E ilumina su entorno...
Pero nosotros en ella
Nos ahogamos sin cesar.


*Gran Poeta palestino nacido en 1941 en Al-Birwa y fallecido en Houston en 2008



PALESTINA
Por Antonio Correa Losada

En Palestina
una estrella gira ennegrecida

Y sólo con mis ojos
protejo a esa mi Tierra

Corazón sepultado por la ausencia

(El viejo presidente combate
y muere con una linterna sorda
entre su cuerpo)

En mancha de tabule
mi corazón devora esa distancia

El sonido llega
y humedece
la tierra deseada

Buscado por asesinos
canto una dura tonada
mientras miro mis manos

En la frontera

escucho la explosión en el techo
Y no decae mi espíritu

que regresa en una dulce cítara


*Poeta colombiano, Director de la Fiesta de la Cultura de Quito, Ecuador



PALESTINA
Por Fernando Rendón

Mestizos, somos árabes también. Alguien que llegó a España hace diez siglos nos circula, conoce las estrellas, es caravana en el desierto.

Sarracenos con alfanjes y rodelas cabalgan todavía las llanuras hacia mezquitas asombrosas, anegando espacios y aposentos con una lengua de medias lunas.

Otra vez persas y hebreos codiciando nuestros ríos de miel, prendiendo fuego al campamento, flechando la ternura, de nuevo la langosta asolando los olivos, dulce Palestina que guardas tu rostro tras un pasamontañas.

Y a pesar de todo aún zumban cedros milenarios, danza el cielo un son de júbilo sobre tu amor armado.

Es la guerra de tus niños entre tierras de nadie que florecen mientras bulle la alquimia en las arterias.

Estamos advertidos: un poder invisible nos escalpa.


*Director del Festival Mundial de la Poesía de Medellín



LA PATRIA FUGITIVA
Por Gonzalo Márquez Cristo

Me opuse al trabajo de la aurora:
Mi herencia fue puesta en el viento.

Era el nombre lo que nos protegía de la muerte...

Muchos emprendimos una arqueología del dolor:
Han pactado extraviar nuestra memoria
Incendiar nuestra mirada.

Desde entonces, amor mío, la vida es nuestra rabia.
El desierto ha llegado hasta mi lecho.

Un mapa invisible lacera mis manos
Un clamor subterráneo impugna mi voz
Un diluvio de agujas persigue mi rostro,
Palestina


*Poeta y periodista colombiano, Director de la revista Común Presencia



LAS PUERTAS
Por Hernando Guerra

Arrojas la primera piedra
y la recibes
disparas
¿quién cae?

Ay, hermano palestino:
en la paz como en la guerra
las puertas
permanecen abiertas

para entrar o salir

igual para quedarse


*Poeta y abogado colombiano



NO SERÁS DEL OLVIDO
Por Amparo Osorio

Cómo no morir tus espantos
tu atardecer de amurallados soles
y las aguas insomnes
que conocen el grito de tus muertos.

Cómo no perseguirte en cada vuelo
si el lugar de tu herida
se extiende en cada aurora

Y cómo no decir
que una larga vigilia nos conduce
al grito de encontrarte
lejana del abismo de los tiempos

Estaremos en vilo
con las manos abiertas
esperando el retorno de tus pájaros.
Seremos los barqueros
que proclamen tus aguas liberadas.

Nunca has estado sola.
Estaremos en pie con las palabras

¡No serás del olvido Palestina!


*Co-directora de Los Conjurados y del Día Mundial de la Poesía (versión Colombia)



EL MURO
(Fragmento)
Por Rodolfo Hasler

la puerta de damasco,
la piedra de Jaffo,
el montículo de la esperanza
hundido entre zarzas,
el fuego te lastima
con su golpe celeste,
no puedo caminar,
no hay por dónde ir,
cierra la puerta
y no escuches la voz,
sigue sin voz
un camino solitario,
una vereda torcida,
la miel se descompone
en el panal olvidado,
la reina de la estirpe
se apodera del granado.
belleza que te serena,
el pozo está seco,
brusco sobresalto
entre rocas afiladas,
"huerto cerrado,
fuente sellada",
cae de un lado, del lado
que equivale a más,
un desperdicio el suelo,
muerte inútil,
cuentas lo que no tienes,
piedras que raspan,
vuelve a levantar la voz
por un trago de agua.
la vida disminuye
su fuerza donde no cabe,
una flor de hibisco
y un mazo de perejil
son el ripio,
la destrucción.


*Poeta cubano residente en Barcelona


ARAFAT
Por José Luis Díaz-Granados

Arafat de milenios, de lanzas de victoria,
que en su punta de soles lleva un ansia divina.
León de los silencios y alondra imprecatoria,
eres el mapa eterno del alma palestina.

Lenin, Gandhi, Espartaco, Bolívar, Garibaldi,
el Che, Fidel, Allende, los recios comuneros,
con Sandino y Mandela son tus pares y hermanos
en la lucha por la liberación de los pueblos.

Arafat, luz de luces, voz de las voces diáfanas,
los millones de seres de este triste planeta
ven en ti al conductor de corazones y almas
hacia un mundo futuro que te ama y te respeta.

Hoy los pueblos del orbe de una a otra orilla
te rinden homenaje con las frentes altivas,
y algún día, algún día, algún día, algún día,
fundarás con la aurora la patria Palestina.


*Novelista y poeta colombiano.

Velorio de Máximo Vega

Caso Gil: hallaron fauna cadavérica en la estancia.

Los investigadores confirmaron que hallaron fauna cadavérica en la estancia donde buscan rastros de la desaparecida familia Gil, en Crucesitas Séptima. Con ese material también intentarán extraer identificación genética.

Hoy, 14 de enero de 2009, se cumplen siete años de aquel día en que los testigos recuerdan haber visto por última vez a la familia Gil, puesteros de la Estancia La Candelaria, en la localidad rural de Crucecitas Séptima, del departamento Nogoyá. Según se confirmó, pese al período de feria judicial, en la estancia, propiedad de Alfonso Goette, continúan las pericias en busca de rastros, que permitan develar el misterioso hecho y esclarecer la desaparición de la familia. Cabe recordar que el primer allanamiento se realizó el 10 de julio de 2003 en ese establecimiento rural y aún hoy la investigación se centra en el campo ubicado a unos cuatro kilómetros del cruce de las rutas provinciales 32 y 6, a unos 10 kilómetros de Viale. TRABAJOS. Hacia el final del año 2008, se iniciaron nuevos procedimientos en ese campo. En los mismos se comenzaron a utilizar aparatos de última tecnología para realizar un análisis exhaustivo de la zona. En dichos peritajes participaron efectivos de la Policía de Nogoyá, junto a efectivos de la Secretaría de Inteligencia dependiente del Ministerio del Interior de la Nación y Bomberos Zapadores de la Policía de Entre Ríos. A pesar del esfuerzo en la búsqueda de rastros, no se habían obtenido elementos que permitieran esclarecer el caso. Por tal motivo, el juez de Instrucción de Nogoyá, Jorge Sebastián Gallino, dispuso que durante el período de Feria Judicial en la provincia, continúen los procedimientos de búsqueda en el campo de la localidad rural de Crucecitas Séptima. INDICIOS. Sin embargo, ahora surgen nuevos indicios. En un pozo abandonado se encontraron “insectos cadavéricos, lo que en la terminología forense se denomina fauna cadavérica, explicaron los investigadores consultados. La misma está constituida por el conjunto de insectos que se suceden con regularidad cronológica en un cadáver humano, desde el momento en que se produjo la muerte hasta la destrucción completa de las partes blandas. La acción de estos insectos puede extenderse por un período de hasta 27 meses aproximadamente. A INGLATERRA. Trascendió que luego del hallazgo los insectos fueron enviados a un instituto en Buenos Aires donde serán analizados por una reconocida especialista entomóloga, la que posteriormente derivará los elementos colectados a un laboratorio de Inglaterra, donde se concretarían nuevos análisis forenses. Luego del descubrimiento del nuevo indicio, los peritos del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, continúan excavando la zona. EL ADN. Por otra parte, los especialistas del grupo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia de Paraná, encabezados por el doctor Luis Moyano, trabajan -pala en mano, a la par del poco personal asignado para la tarea de excavación- y se comentaba días atrás que el olor que desprende la humedad de la tierra que se está investigando es característica de aquel lugar donde hubo descomposición orgánica humana. Dentro de los detalles que trascendieron del delicado trabajo que se está efectuando surgió también que se enviarán muestras del material obtenido a Buenos Aires, con la finalidad de ser analizado por investigadores de la Corte Suprema de Justicia en laboratorios específicos, con la idea de poder obtener alguna identificación genética que permita saber si es posible luego comparar ese ADN con familiares de quienes están siendo buscados.La última vez, en un velorioLa última vez que los Gil fueron vistos fue en el velorio de Máximo Vega, un vecino de Viale, el 13 de enero de 2002. Allí estuvieron todos los integrantes de la familia. Al momento de la desaparición, Rubén José Gil, tenía 56 años y su esposa, Norma Margarita Gallego, 26. Los cuatro hijos del matrimonio son: María Ofelia de 12 años, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita de 6 y Carlos Daniel de 3

PREMIOS FUNGLODE

Funglode y cultura publican ganadores de premios
Enviaron 230 cuentos, 109 poesías y 13 novelas

Escrito por: UBALDO GUZMAN MOLINA ( u.guzman@hoy.com.do )

Los escritores Máximo Vega, en novela corta; Gerhard Sehmid, en cuento, y Bismar Galán, en poesía, ganaron el primer lugar en los premios de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).
El primer premio en ensayo fue obtenido por José Fernández y Jorge Vilor; en periodismo, Riamny Méndez y Linda Valdez; en cortometraje, María José Ripoll; en documental, Martha Checo, y en la categoría blanco y negro de fotografía, Fausto Ortiz.

Los galardonados fueron anunciados durante una rueda de prensa en la cual participaron el secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, y de Funglode, Yamile Eusebio.

Vega ganó el galardón con su novela “El mar”. El segundo premio lo obtuvo Carmen Dinorah Coronado y el tercero Jorge Luis Núñez Pascual.
Shemid fue ganador con el cuento titulado “Menú para dos”. El segundo lugar lo obtuvo Danilo Rodríguez y el tercero Alexis Gómez Rosa.
El primer lugar en la categoría de fotografía a color lo obtuvo Miguel Cruz y en la digital Guadalupe Casanova.

En ensayo, el primer lugar fue obtenido por José Fernández y Jorge Vilor con su libro “Distantes y distintos: Comunicación profesor-estudiantes en la universidad dominicana”. El segundo fue adjudicado a Bismar Galán y el tercero a Roque Diómedes Santos.

Ripoll ganó en cortometraje con “La apuesta”. El segundo fue obtenido por Iván Bordas y el tercero por Vladimir Abud.

El segundo y tercer premios en periodismo recayeron sobre Arlene Reyes y Grisbel Medina, del Listín Diario.

País Inverosímil

DE IMPRENTA Libro de cuentos retrata idiosincrasia dominicana 

MANUEL EDUARDO SOTO 

 El Nuevo Herald República Dominicana es un país cuya idiosincrasia tiene variadas características, algunas de las cuales se incluyen en la recopilación de cuentos País inverosímil, que acaba de salir en Estados Unidos con el patrocinio del consulado del país caribeño. El escritor y periodista René Rodríguez Soriano fue el encargado de seleccionar los 23 cuentos de que consta el libro que fue lanzado el mes pasado en una ceremonia realizada en el Teatro Tower, presidida por el cónsul Manuel Almánzar Castillo, quien dijo que el objetivo era dar a conocer a su país entre las personas de distintas nacionalidades que viven en Estados Unidos y al mismo tiempo para que los dominicanos y sus descendientes nacidos aquí sepan cómo es la gente de la isla quisqueyana. Rodríguez Soriano explicó que decidió usar la palabra ''inverosímil'' en el título de la obra, inspirado por Hay un país en el mundo, del poeta dominicano Pedro Mir, quien dijo que es un lugar ``donde la tierra brota/ y se derrama y cruje como una vena rota,/ donde alcanza la estatura del vértigo,/ donde las aves nadan o vuelan, pero en el medio/ no hay más que tierra''. Entre los 23 cuentos de Un país inverosímil se destaca La mujer, de Juan Bosch, quien en 1961 se convirtió en el primer presidente electo democráticamente en República Dominicana tras la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el que gira en torno a una dama asesinada en un sector rural, donde el escritor ambientó varias de sus obras. El libro no sólo incluye a escritores tradicionales como Bosch, sino que también tiene representantes de la ola intelectual actual, como Rey Emmanuel Andújar, de 31 años, y Máximo Vega, de 42. Andújar, quien reside en Puerto Rico, escribió La sangre de Philippe, sobre un hombre que trata de propasarse con una bailarina erótica que bailaba en el tubo de un cabaret, pero termina sangrando tras ser golpeado con una botella por la mujer y luego por la pareja de ella y por el dueño del local. Por su parte, el cuento de Vega se titula Historia de Diego y Clásica y es sobre un mecánico que utiliza los servicios sexuales de una prostituta haitiana que usa el nombre de guerra Clásica y es ''una de las más baratas'' que merodean en su barrio. De cliente ocasional pasa a ser su pareja, pero la relación tiene un sabor amargo. Soriano, por su parte, contribuye con su cuento La radio, donde juega con las letras de canciones que escuchaba en su juventud por las noches, en las emisoras de Santo Domingo, La Habana y San Juan. Así conoció a cantantes como ``Celina y Reutilio, Marquesita Radel, La Jarocha, Los Tres Ases y si el mundo te castiga, mujer me han clavado cien puñaladas en mitad del corazón, déjame que te cuente, limeña, déjame cruzar, que mi madre enferma me mandó llamar y en El Edén fue donde comenzó la gran historia y, más tarde, después, Onda Musical, La Onda y ¿qué es lo que pasa aquí?''. Pero la fantasía también tiene cabida en la recopilación de cuentos dominicanos a través de Ruidos, del sociólogo y ensayista José Alcántara Almánzar, el que narra la historia de un hombre que se muda de una casa a un apartamento céntrico, donde es torturado por los ``ruidos infernales noche y día''. El personaje central termina espiando a sus vecinos y luego no le basta con eso y se mete en sus apartamentos para sustraer objetos de poco valor, pero más adelante descubre que los otros inquilinos también lo espiaban a él y hasta se reúnen en su vivienda cuando él está observando desde la ventana de otro apartamento.•

CRISANTEMOS Y MARGARITAS

La lectura de este libro ha resultado ser una agradable sorpresa para mí. Al principio, lo admito, pensé que iba a encontrarme con alguna obra de inspiración romántica, debido a que algo como eso presagiaba el título del libro: “Crisantemos y Margaritas”, pero por suerte no ha sido así. A Rosa Julia Vargas apenas la conocía como escritora, no sabía qué esperar, puesto que su primer libro publicado fue una novela: “El Rastro de Caín”, de 1998, y no había vuelto a publicar más. Pero no son flores las que nos lanza Rosa Julia en este volumen de cuentos, no son crisantemos, mucho menos margaritas. Este libro ha colocado a Rosa Julia en una línea común de la buena narrativa dominicana. Los cuentos están escritos con un estilo directo, crudo a veces, sin ambages, sus cuentos revelan un gran conocimiento del alma dominicana y, por supuesto, un gran conocimiento del lenguaje dominicano, de la dominicanidad.
El libro está dividido en dos partes con títulos casi irónicos: la primera, Los Crisantemos, compuesta por tres cuentos: “Tanto lo Querían”, “Herencia” y “No Fue Mi Carlitos”, y la segunda, Las Margaritas, con los cuentos: “Sábanas Dobladas”, un título muy hermoso para un cuento, “Jueves en la Tarde” y “Rearmando a Estela”, que dicho sea de paso ya se encuentra en una antología de narradores caribeños, y ese cuento yo lo conocía anteriormente de esa antología en la cual también aparece un cuento mío. Decimos que los títulos son irónicos porque nada nos advierte, mucho menos estas flores que adornan cada parte, acerca de estas historias tan vivas, tan dominicanas, actuales y reales que vamos a leer al abrir el volumen. Con un lenguaje de formas coloquiales, como si hablara con nosotros algún tíguere de barrio o un jevito santiaguero o una jamona amargada que vive de sus recuerdos, pero al mismo tiempo sin perder sus formas literarias imprescindibles y bien escritas, las historias se desenvuelven con un realismo que nos deja con la boca abierta, mientras escuchamos de fondo alguna canción de Joaquín Sabina o alguna música feliz, o infeliz, de nuestra infancia. Puesto que en estos cuentos de Rosa Julia puede aparecer Sherezada y Cien Años de Soledad, La Ilíada y el Génesis, pero también el cine pornográfico Apolo de la calle San Luis, la cárcel de Rafey o la urbanización el Embrujo. Con un lenguaje profundamente dominicano, lo que supone no una investigación léxica sino un conocimiento de primera mano del habla popular y santiaguera, las historias que nos cuenta la autora no son banales en el sentido light, ni banales porque cuentan la realidad y la cotidianidad a veces más rampante, a veces extraordinaria y atroz, no: por ejemplo, en el cuento “No Fue mi Carlitos”, que es mi preferido del libro, se nos refiere al Génesis, así como al rey griego Agamenón, a Ifigenia y a Clitemnestra, para tratar de explicar una historia filial mezclada con un crimen por motivos pasionales. Les sugiero que lean ese cuento para que comprueben directamente con la naturalidad con la que la autora aborda una historia familiar ensangrentada por un amor enfermo y una mujer fatal, bajada de su pedestal mítico hasta la realidad más verdadera y cotidiana, en un acto de desmitificación que sucede simplemente porque Rosa Julia llama a las cosas por su nombre y no trata de engañarnos con falsas promesas ni con dioses griegos que vendrán a salvarnos el día o a rescatarnos de la guerra. Pero la desmitificación es el pasado: la autora simplemente ha escrito una historia sobre una mujer fatal y dos amores corrosivos; la ha escrito desde nuestro punto de vista, culturalmente hablando, como dominicanos. En ese cuento, que tiene un final sorpresivo, se dan las claves de todos los demás cuentos del libro –como Rearmando a Estela, por ejemplo, o Sábanas Dobladas –en el sentido de que representa el estilo de la autora: es decir, la tremenda cotidianidad, con toda su carga de vulgaridad y tedio, es posible debido a que las historias están contadas con una gran naturalidad, sin juzgar a los personajes, sin estigmatizarlos como malos o buenos, sino simplemente admitiendo que son personajes que se dejan llevar por su propia naturaleza humana; es más, a veces da la impresión de que son personas reales, que podemos tropezarnos con ellos de repente caminando por la calle.
Al mismo tiempo, debemos reconocer en Rosa Julia que no escribe con ese “ojo femenino” del que se habla tanto ahora, refiriéndose a la literatura escrita por mujeres. A pesar de que la mayoría de los personajes son femeninos, no podemos decir, al leer los cuentos, que han sido escritos por una mujer, y tampoco nos importa. El erotismo intenso de algunas historias escritas por mujeres de esta época, o poemas escritos por mujeres en esta época, no se encuentra presente en este libro, también por suerte, y no reconocemos necesariamente en este volumen la pluma de una mujer, o una mirada femenina sobre las historias. Si leyésemos este libro sin saber quién es el autor, o la autora, no podríamos precisar si ha sido escrito por una mujer o por un hombre.
Entonces, debemos reconocer dos elementos importantes en este volumen de cuentos: la correcta utilización, desde el punto de vista estético, literario, de un lenguaje santiaguero que la autora escoge como propio, como parte de su estilo y de su personalidad como escritora, sin instrumentalizar ese lenguaje como sucede muchas veces con los escritores que no conocen el habla que están utilizando, sino que investigan, que buscan superficialmente, y segundo, el realismo más visceral para contar sus historias, que no dejan espacio para la fantasía ni para la metafísica. Aunque por supuesto queda algún resquicio para la invención, y esto lo demuestra el mecanismo preciso de las historias, es decir, la complicación del relato, y la precisión con que se encuentran escritas y contadas. El agradable encuentro con este libro, que posiciona a Rosa Julia dentro de las escritoras importantes de la República Dominicana, si continúa con una carrera literaria que a veces es muy difícil, casi imposible en nuestro país, ha sido el motivo principal de estas sinceras palabras y de este reconocimiento a su volumen.
Pero, a los lectores, debemos recordarles lo que les dijimos al principio: no son flores, no son crisantemos, ni margaritas, lo que nos lanza Rosa Julia con estas historias tan realistas y tan duras.

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