EL LIBRO DE LOS ULTIMOS DIAS

Oraciones para cuando llegue el fin del mundo:

-Primera acumulación de palabras en torno a “El Libro de los Ultimos Días”, de Máximo Vega.

(“Esa es nuestra morada:

la pureza que se recibe

y la siniestra semilla que se hunde”

Lezama Lima: “Los Dioses”)

En el texto “La sociedad del espectáculo”, Guy Debord afirma que “toda la vida de las sociedades donde reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una acumulación inmensa de espectáculos”. En este caso, asistimos a la presentación de una acumulación, aunque no inmensa, de miradas sobre las transformaciones de las sociedades modernas y los entuertos que se supone debe sufrir un joven escritor, caribeño y de provincia, para parir su obra literaria.

Si un desafío ha enfrentado Máximo Vega en toda su carrera literaria, ha sido enfrentar esa indiferencia hacia los objetos y los sujetos que se supone cotidianamente agotados, tratando de seducirnos al hacernos mirar por lo que no somos vistos ni alardeamos de ser, sino por todo ese mundo solitario, sórdido a propósito y un tanto vouyerista, donde nosh ace ocupar el lugar de un apasionado lector de su propia teatralidad, de los accidents de la vida social que construimos y que al final, por esos aparentemente fugaces espectáculos personales de frivolidad, nos reconoceremos, en la ausencia de sentido que crea la desesperanza o en la reducción de nuestras vidas a todo lo que hemos considerado la realidad conveniente y que deviene en el conformismo.

Máximo Vega, en sus cuentos y novelas, es un experimentado escritor que se impone tortuosas exitencias para desentrañar esos espectáculos sociales con su estilo muy propio de lenguaje austere por cuanto debe ser efectivo y preciso.

Vega, desde muy temprano, se aparta de los narradores convencionales y trata tan explícita como cómodamente, temas de conocida polemica sobre la realidad social tercermundista, crea personajes dominados por los sentimientos desnudos que motorizan las pasiones verdaderas pero que se ocultan por las socialmente convenidas, deshila historias donde consigue declaraciones impactantes y trascendentes sobre cosas que en principio podrían no interesarnos, como el sueño de los otros, la pelea diaria de los olvidados, el abuso del cuerpo, lo discursive y puro del lenguaje.

Presentar un libro siempre es un compromiso, y más si el libro es de un amigo con el que nos unen tantas vivencias, sueños y desilusiones compartidas. Así, frente a esta petición de mi buen amigo Máximo Vega, con quien firmé un pacto hace años de que cada vez que nos preguntaran en público que quién era el mejor narrador de la ciudad, enseguida responderíamos con el nombre del otro, trataré de pensar en el casi incomprensible Lezama Lima para hacer una abstracción especulativa sobre estos textos que aunque no son santos, si son de los últimos días, de los últimos días del siglo pasado, quizás de los últimos días del purismo para dar la bienvenida al desarraigo, intentando identificar sus esencias, ya que Vega escribe parado y sin sombrilla en medio de una tempestad de expresiones donde dispara una crítica que pareciera estar en contra casi de todo lo que trata y que no pretende salvar al lector con ese sentido simplificador, de crónica, de recetario, que muchos lectores esperan encontrar en ensayos y críticas literarias.

Un aspecto relevante de los textos contenidos en el libro es una obsession por los orígenes de las cosas, los personajes y los conceptos que durante su vida de lector han logrado identificar, conectar con su nivel de pensamiento. En muchos textos, es evidente la profundización casi a nivel de buzo en los aspectos de la cultura dominicana, buscando identificar sus esencias, pero dándole expression “a lo Máximo Vega”, haciendo que esta noción de lo criollo también se contraponga con el subyugante contexto extranjero y levitando en el fenómeno que todos conocemos de lo imprevisible que es la dominicanidad y sus derivaciones, sin que esto logre desembocar en “resentimientos vernáculos”.

Si ha llegado el fin del mundo, lo cual es inevitable, para qué leer? Somos en buena medida lo que leemos, o bien buscamos lecturas que coincidan con nuestra visión del mundo, sin lugar a dudas que a través de esta obra conocer en buena medida el pensamiento del autor y sus reflexiones sobre la verdadera existencia a través de sus multiples y variadas lecturas. La crítica literaria, tan amiga de encasillarlo todo, obras y escritores, sera vencida a pulso por Vega cuando aborda el análisis de escritores que van desde amigos cercanos hasta grandes figuras de la historia de la literature universal. Como si tuviera favoritos, pero a la vez sin tenerlos, hay un serio problema con la crítica tradicional, ya que los textos de este libro abordan temas, personajes y aspectos específicos de las obras donde Máximo los enfrenta a un agama de posibilidades y a una batería de análisis filosóficos, sociales, sociológicos, como si lo hiciera sólo pr el hecho de un divertimento, alejándose de los cuestionamientos tradicionales que se hacen todos y entrando en una crítica literaria más rica y amena, alucinante en ocasiones.

El libro es casi una recopilación de artículos y ensayos sobre temas literarios, exceptuando el abordaje de temas tangenciales como reflexiones sobre el arte contemporáneo, la cultura, el cine, y algunos aspectos de la identidad del dominicano. Como toda colección de textos de diferentes intenciones y épocas, puede asumirse a priori que estamos ante un material heteróclito, nada más errado ya que el pensamiento de Vega es plasmado en todos los trabajos de manera ordenada, pero con el atrevimiento que se requiere para tomar la palabra y pretender situarla como herramienta medular en la reconstrucción inteligente de obras y lecturas, de personajes amigos o elegidos, de símbolos extraños, caciques y deidades o de películas al límite de la existencia.

Sin temor a equivocarme, puedo afirmar, y no por el compromiso de amistad, que este libro representa un aporte en lo que a la comprensión y reconstrucción de la historia literaria reciente se refiere, mediante una serie de discursos que en ocasiones se leen como si se escuchara a viva voz el discurso personal y privado del narrador que es Vega, reflexionando sobre el panorama literario contemporáneo, con la misma soltura y elegancia que cuando escribe ficción.

Máximo no habla en este libro solo de su filosofía de vida, ni de la la filosofía como esa posición totalizadora o que configura una doctrina ontológica cuyo resultado se vierte inadvertidamente en una colección de ensayos. Este libro es más espectacular, es la negación de muchas cosas, la muerte de muchas ideas existencialistas, y la búsqueda de una dudosa redención del escritor únicamente a través de su propia obra, solitaria, egoísta, desconocida, personal.

De palabras somos -de verbo y carne estamos hechos-, y Vega alterna la reflexión y el enayo con unas pocas crónicas de sus vivencias, con elegantes pero complacientes notas sobre sus amigos escritores.

Pienso que el libro de los últimos días constituye una lectura muy rica en imagines y conceptos, incluso en aportes culturales de significación, aunque densa y apabullante en ocasiones, un libro muy completo sobre la visión del autor en torno a la fuerza que gobierna las cosas y la inteligencia en un mundo tan problematizado, con franses inteligentes, incendiaries y hasta demoledoras de la realidad que se preconfigura y se acepta como válida.

Otros temas que trabaja el autor en sus textos es el de la relación noción entre el arte contemporáneo y su evolución en nuestra cultura. Cierta obsession por el destierro del escritor en nuestra realidad y un tanto bosquejando el problema de la identidad como generación que no ha podido superar las fronteras de las generaciones precedents. Mención especial merece el artículo sobre Sacha Tebó, que presta su imagen para la portada.

Finalmente está la nostalgia, distante, pero siempre presente, la nostalgia que es inútil, que no sirve para nada, pero que supone la forma en la que, mediante nuestros gestos, manejaremos esa gran responsabilidad que el mundo nos impone, la “insoportable levedad” que nos endilgó Kundera y que mientras más nos aproximamos a ella supone un mayor reto para superar los miedos del hombre frente a los problemas de nuestros días.

Máximo ha construido con este libro una especie de paraíso para sus sombras, pero siempre con esa curiosidad que causa todo tragaluz de ir a mirar el mundo desde otra perpesctiva. En él no encontrarán ustedes más que fragmentos de salvación y un poco de material embrujada con la cual bien podrían aderezar su caldo de brujo donde muchos esperamos aún cocinar algún texto que cobre vida.

Son los tiempos de la decadencia de los heroes, de asistir al espectáculo de lo contemporáneo como culpa compartida y no hay mejor excusa que este libro de los últimos días para lograr establecer un compromiso, una toma de conciencia sobre el deber del escritor y su particular manera de develar el juego de los apariencias.

Manuel Llibre Otero.

DOS LIBROS



"La Piara", de Pastor de Moya, y "El Enigma del Anticuario", de José Acosta, dos libros de dos poetas y narradores dominicanos. "La Piara" es un libro de poemas, con todo el sarcasmo y el humor de que es capaz Pastor, y "El Enigma del Anticuario" es un libro de cuentos de José. La Piara se editó en Puerto Rico, y El Enigma del Anticuario en Venezuela. Así que ya ven la proyección que tiene la literatura dominicana.
Si ven estos dos libros en alguna librería, o en alguna estantería, no duden en comprarlos, y en leerlos, porque representan una visión nueva de lo que se está escribiendo en RD.

TIENTOS Y TROTES

MERY SANANES [mediaisla] Quien haya leído a René Rodríguez Soriano no se sorprenderá de este texto. Comulga con su desenfado que no es otra cosa que la cobertura de aquel rubor inicial que nunca lo abandona. No pasa leve por parte alguna.

Leer para cruzar sin tedio los pasadizos de la soledad

Sólo quien escribe en las aristas del vértigo, nadando en claves de agua, algas, piedras, arena, sal y sed que, a veces cortan de duras, mientras pastan a sus anchas las más tiernas olas de la luz, y quien lee para cruzar sin tedio ni sobresaltos todos los pasadizos de esa soledad más triste que la muerte, puede armar un libro como éste.

Una travesía abrupta como la historia que se lee, porque lo que queda en la memoria es el fuego que se atiza entre sus letras, el verso que atravesó la piel hasta dar con el anverso de la lágrima.

Quien haya leído a René Rodríguez Soriano no se sorprenderá de este texto. Comulga con su desenfado que no es otra cosa que la cobertura de aquel rubor inicial que nunca lo abandona. No pasa leve por parte alguna. Se hunde en cada sitio en el que acampa para hurgar hasta sus raíces, en todo aquello que lo conmueve y mueve. Y así pasa por las historias de los otros que hace suyas de pura pasión. Y con ello invita, sin decirlo, a convertir el acto de leer en otra forma de inédita e indetenible creación.

Un antes que es un siempre

Escribe porque un día se le quedó su caballito melao atrapado en la mirada de una niña que nunca se fugó de sus dedos. Y lee porque se secaron los yaguarales cundidos de rocío en los cuales sabía distinguir el origen de la lluvia y el tormento de las tempestades.

Y lee, lee sin piedad buscando el poema que se bebe o se vierte hasta el filo de las tardes, hasta alcanzar las ráfagas de luz que desatan unos versos sobre la piel de un libro al que él entra para leer o leerse.

Este texto es el de un poeta que descubrió el primer verso en la mirada de la madre o en los limonares del padre, y que fue lanzado de pronto a un mundo baldío, donde él asume la ternura por el mango, dejándose llevar por la corriente, subiéndose hasta la más profunda espesura de su gracia.

Un poeta que escribe o sueña que escribe y se ve en los sueños, soñando que escribe cosas. Un niño que con las palabras entre sus dedos las empuña para transmitirlo todo o nada, o para corretear por los patios de la tarde sin alborotar las palomas de la plaza. Alguien que escucha la música que rubrican los seres y las cosas.

Leer para untar los días con zumos de pasión

¿Y quién que así sea no habrá de convertirse en un lector apasionado en busca de los mensajes cifrados que le anuncian las nubes, las estaciones y el clarear o el oscurecer de las tardes? Lee para untar los días con zumos de pasión y goce, lanzándose hacia la exploración de pardas y arriesgadas zonas del amor y sus melenas, que es su territorio preferido.

Leer para René Rodríguez Soriano es llenar de pájaros sus cielos, darle nombre a la tristeza que lo acompaña desde que el mal del tiempo le dio al viento una migración de balas. Alguien que ha aprendido a manejar con torpes aleaciones, puntadas y vadeos, los sonidos y el tiempo. Alguien que invita a quien le plazca a bañarse con él en las aguas que bailan cerca del remolino.

Y así y sólo así nace este texto que pasea sobre las páginas de sus lecturas preferidas, sin otro acercamiento que el de la piel y el del aire que mueve las hojas, mientras en su interior dibuja sus propios duendes.

Jugar al borde de un barranco

Si algo conmueve es el listado de sus lecturas. Allí no hay propuesta crítica alguna, ni anhelo de dictar cátedra. Es un compartir de pasiones que se deslizan entre sus propios ajetreos pero que dejan tras de sí una huella que toca definitivamente a quien se acerca a ellas. No hay otra elección que esa página que se abre y no se vuelve a cerrar, porque en su madeja se recorre la vida en un solo instante.

Allí el lector de este lector empecinado encontrará referencias a Fernando Delgado, Manuel Salvador Gautier, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Fornerín, Roa Bastos, Fernando Despradel, Alessandro Baricco, Abel Posse, Carmen Posadas, Roberto Marcallé Abréu, Dionisio de Jesús, José Saramago, Marcio Veloz Maggiolo, Antonio Gala, Antonio Tabucchi, Máximo Vega, González Viaña, Sally Rodríguez, Plinio Chahín, Sergio Ramírez, Ángel Garrido, José Mármol, Fermín Arias Belliard, Médar Serrata, Ramón Tejada Holguín, Luis López Nieves, Pastor de Moya, y sobre una Marguerite Duras que recorre todo el libro incesantemente; un libro duro, fuerte como un aullido.

En un intervalo. RRS incorpora una “Botella al mar, una entrevista en la que suelta sus dedos de leer, sobre un papel que nunca se llena del agua que mueve el vacío de un objeto en viaje sin destino hacia las orillas de uno mismo. Porque a través de todos estos Tientos y Trotes (Editora Nacional, RD 2011), aparece el autor, ejerciendo el oficio mayor que conoce, una vez que tuvo que dejar las yaguas en las que leía los vaticinios de todas las estaciones y la escritura acuática de los ríos en los murmullos de los peces.

Y así lo dice: “Además de leer las solapas de los libros, leer a Sara, y la morfosintaxis de los clasificados del domingo, me cautiva jugar al borde del barranco. De niño, con mis primos —que vivían al borde de un barranco que daba al arroyito—, solíamos deslizarnos en una yagua que se atajaba en el cafetal. A veces llegábamos hasta el fondo, incólumes sobre la yagua… Me gustan los colores, como me deleitan los olores. A veces, cuando llueve, trazo rectas y curvas en el cristal de las ventanas. No sé qué es. Siento que al leer me atrapa alguna música”.

Descifrador de música y acordes

Y ese descifrador de música y acordes, es el que se desliza sobre los cafetales de la palabra en busca cada vez de una aventura que no se repite. Ningún hombre es una isla, afirma. Un archipiélago le vibra en cada palmo de la piel, y su canto enciende las paredes y las cosas que le circundan y le dan razón de ser y estar. Tampoco es el nombre, que reduce y aniquila. El hombre es todo lo que evoca y provoca con sus gestos y sus actos; la ciudad crece y se aniquila a su alrededor, y el poeta lo advierte y lo sugiere. Igual el barrio, lugar donde extraviamos “un lirio de mayo” o la escafandra para bucear en las profundidades de la torpe memoria repetida, de la que hablara Benedetti.

Aquí están las claves de este escritor convertido en hacedor de los escrutinios que aparecen registrados en cada palmo de la piel, en busca de de esa razón de ser y estar que persigue el hombre perennemente. Por eso va con los pulmones como esponjas, bebiéndose el aire y el entorno, lanzando sus toscas redes para ver si pesca florecillas del bosque o pizquitas de fusas y semifusas.

Cabalgando sobre los cautivos prados de la lengua

Por ello, quien se autodenomina frustrado timbalero, sabe que un libro es un lago en el cual hay que sumergirse como un buzo, si se quiere alcanzar el canto de las ranas. Que hay que cabalgar a rienda suelta por los cautivos prados de la lengua, contar historias sin historia y bañarse en las ardientes aguas del fuego del infierno donde, en verdad, todos hemos nacido.

Lo dice y lo repite para que no quede duda: “Intento un decir que sale de mis dedos, que piensan o sueñan que piensan… luego escriben. Mucho menos crítico, entendido, analista y diseccionador de contenidos, significantes e insignificantes. Lector sí soy. De esos que, seducidos por el percutir de la palabra, resbalándose sobre el páramo de papel o cristal, danzan la melodía interminable de aquel placer del que, alguna vez, hablara Barthes…”

Cada texto es una ruta, un continente

Tampoco, afirma, intento “transformar el mundo” —ni siquiera “entenderlo”, como dijo el casi ni citado ya, Carlitos Marx, que pretendieran Hegel y demás pensadores de otros tiempos—, con sentir es suficiente. Leo con placer y en el placer que da leer un texto que fue escrito con placer. Amo el fuego, los puentes y los pasadizos –de Heráclito, de Paz o Efraín Huerta–, los juegos de Cortázar, los chicos en los parques, los caballos pastando y, mientras enarbolo mi pancarta, mi no rotundo contra la ignominia, vuelvo a Plinio”.

Ese es su credo, su propuesta y su andar, con esa convicción de que cada uno de los textos es una ruta, un continente, por los cuales él navega, a sus anchas, a favor o en contra del viento, a todo velamen por el naranja de las vibrantes auroras de sus sístoles.

Y así lo propone y dispone: “Bebamos sin asepsia de las limpias lecturas de Aurora (Molina, Pizarnik, Blanca Varela, Ida Vitale, Fernández Moreno, Girondo, Zaid, Huerta y ese Pellicer de “Los azules que se caen de morados”, como los pezones fructuosos de la Zulamita del Cantar de los Cantares). Transitemos las vías sin semáforos y sin puentes. Abordemos la arena misma y sus canales en su Guagua lírica”.

¿Y qué propuesta mayor que esta apertura total que invita a cada lector a encontrar sus propios pasos? Es ese estremecimiento del lector el que le otorga a un texto su carácter infinito. Cada pupila le abre un horizonte distinto. Y allí en ese mágico vértice escritura y lectura se convierten en el derecho y anverso de un mismo oficio sin fin. Sólo es necesario enamorarse de una palabra que no es mera caligrafía sino bajel para recorrer los ríos de la tierra.

No tiene rumbo este viaje sin rumbo

Y a esto invita rrs, con sus pretextos, textos y contextos, a un antes y otro antes, un después y otro después que se detiene en el intervalo de un paréntesis, para un final que no concluye y en espiral vuelve al sitial de donde parte que es su propia escritura ofrendada al lector que vendrá, como él lo ha sido y seguirá siendo, de lo que será.

Es el acercamiento que desea todo escritor, el que transgrede las normas, olvida los prólogos, deja a un lado las conjeturas de los otros o los vaivenes de una política cultural en la que jamás ha creído ni creerá. Es entregarse al deleite que muerde los ojos hasta hacerlos llover. Es como montarse en un caballito de papel e irse cabalgando a los vastos territorios de la magia o el dolor, de la pasión o el desenfreno, de la ternura que es un enigma, de la cercanía que se vuelve lejanía.

Y éste es su credo: “El agua, como el ojo, es luz que moja los cuerpos. Como la ventana, uno mira a través de ellos, no con ellos. La sed es otra cosa: temblor que irriga el iris, la retina; leer a pecho abierto la relampagueante claridad que nada en las aguas del poema”.

Y ese es el oficio que asume rrs en estos Tientos y trotes que dejan al lector con ganas de leer y de asumir su propia aventura a lomo de cualquier libro, sin fronteras, sin otra pretensión que develar lo que en su interior no alcanza a traducirse en palabra. Por ello se entrelazan lectura y escritura en una sola madeja de hilos estremecidos labrando memorias sobre el dintel del agua.

Porque, como lo reafirma rrs, no tiene rumbo este viaje sin rumbo, este piano de brasas y agua tibia va por las calles más hondas de nosotros.


| MERY SANANES, escritora venezolana, autora de Tiempo de guerra, 1974, Reflexión sobre una y otra historia, 1997.-

NICANOR PARRA, PREMIO CERVANTES

Por Agencia EFE

Santiago de Chile - Nicanor Parra, el poeta chileno galardonado hoy a los 97 años con el Cervantes, “ya no cree en los premios”, según declaró su secretaria personal, Jaqueline Muñoz.

Tras manifestar su alegría por el galardón concedido hoy en España al creador de la llamada “antipoesía”, Muñoz comentó: "él está tranquilo, él ya no cree en los premios".

En declaraciones al medio digital Soysanantonio.cl, la asistente del autor de “Artefactos” confirmó que Parra se enteró por la mañana de que le habían otorgado el Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras hispanas, dotado con 125.000 euros (unos $168,000).

Aunque el nonagenario poeta tiene su residencia en Las Cruces, a 125 kilómetros al suroeste de Santiago, su secretaria precisó que en estos momentos está viviendo en casa de su hija Colombina, en el municipio santiaguino de La Reina.

Acerca del estado de salud del creador de “El Hombre Imaginario”, su asistente dijo que a los 97 años pasa por altibajos, pero "él es un roble".

Parra se convirtió hoy en el tercer chileno galardonado con el Premio Cervantes -máximo galardón literario de la lengua castellana-, el cual constituye un reconocimiento definitivo a la “Antipoesía” con la que este autor de 97 años ha desconcertado al mundo durante casi seis décadas.

Aunque su primer texto poético data de 1937 (“Cancionero sin nombre"), no fue sino hasta 1954 que este poeta, nacido en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914, destacó por sus “Poemas y Antipoemas”, los cuales causaron tanto el asombro como el rechazo de los puristas amantes de la poesía clásica.

Parra, convertido hoy en un icono de varias generaciones, ha seguido la huella de sus compatriotas Jorge Edwards, quien ganó el Cervantes en 1999, y Gonzalo Rojas, laureado en 2003.
Mayor de nueve hermanos artistas -entre ellos la folclorista Violeta Parra-, Nicanor llegó en 1932 a Santiago, estudió Física en el Instituto Pedagógico y después en Estados Unidos.
También residió en Reino Unido, donde cursó un doctorado en Cosmología en Oxford, pero su estancia allí sólo le acercó más a la poesía.

Pese a ello, en 2000 la Universidad de Oxford le distinguió con el “Honorary Fellow".
Admirado por Bob Dylan, Alan Ginsberg y Roberto Bolaño, Parra es un profundo devoto de clásicos como el propio Cervantes, Shakespeare y Dante y, según confesó una vez a Efe, de Gonzalo de Berceo.

En este último, Parra creyó encontrar un remoto referente de la antipoesía, pues utilizó “el lenguaje del pueblo” en su creación literaria.

Utilizar el “lenguaje del pueblo” es uno de los elementos principales de la poética de Parra, además de su temática, que pone al hombre común enfrentado a sus dilemas de la vida corriente.
La antipoesía es la poesía de lo cotidiano en su forma y en su fondo y Parra lo dejó en claro ya en 1954, cuando proclamó que “durante 50 años la poesía han sido el paraíso del tonto solemne".

Preguntado después del éxito de “Poemas y Antipoemas” si buscaba ser el mejor poeta de Chile, respondió- “No. Me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra”, en alusión a Pablo Neruda, que en ese entonces ya vivía en esa localidad de la costa central de Chile.

También aludió a otros poetas chilenos cuando proclamó- “No a la poesía de pequeño Dios (por Vicente Huidobro), no a la poesía de toro furioso (por Pablo de Rokha), no a la poesía de vaca sagrada (por Neruda)".

Pese a esas arremetidas contra sus pares, Parra vive ahora en Las Cruces, un lugar situado entre Isla Negra, donde vivió y está sepultado Neruda, y Cartagena, donde vivió, murió y está enterrado Huidobro.

El hombre que definió su poesía como una montaña rusa donde quien se sube baja echando sangre por las narices ganó en 1969 el Premio Nacional de Literatura y publicó “Obra Gruesa".
La izquierda chilena rompió con Parra por tomar té en la Casa Blanca con la esposa del entonces presidente Richard Nixon mientras él se declaraba ecologista y producía sin cesar nuevos volúmenes, entre ellos sus “Artefactos” (1972).

“Sermones y prédicas del Cristo de Elqui” (1977), “Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui” (1979), “Chistes para desorientar a la policía” (1983), “Coplas de Navidad” (1983), “Poesía política” (1983), “Hojas de Parra” (1985), “Poemas para combatir la calvicie” (1993), son otras de sus obras.

También lo son “Páginas en blanco (2001), “Lear Rey & Mendigo" (2004), “Obras completas I & algo ” (2006) y “Discursos de Sobremesa” (2006).

Un largo camino poético, en el que alguna vez se declaró agotado (“Yo quería seguir poetizando, pero se me terminó la inspiración") o desencantado (“Ya no me queda nada por decir, todo lo que tenía que decir ha sido dicho no sé cuántas veces) hoy lleva a Parra a recibir el Cervantes.
Pero a despecho de lo anterior, convertido según el crítico Harold Bloom en uno de los mejores poetas de Occidente, Parra ha seguido creando.

Mientras tanto, afina los últimos detalles de su “Anti Museo”, que construye en Isla Negra, y da los últimos retoques a dos nuevos libros- “Cacha la hueá” y “El Marica de Shakespeare”, títulos en la línea de sus “artefactos”, verdaderos misiles poéticos (“Si los maricones volaran, no se vería la luz del sol"; “Cuba sí, yanquis también").

Trabaja además en una traducción de “Hamlet”, que seguirá a “Lear, rey & mendigo”, que ha merecido el aplauso unánime de la crítica, además de publicar un nuevo tomo de sus “Obras completas & algo más” (Galaxia Gutenberg).

Mientras huye de las entrevistas pero conversa con vecinos, recibe amigos o conduce un viejo Volkswagen escarabajo, Parra debutó en 2010 en cine, como protagonista del documental “Retrato de un antipoeta”, de Víctor Jiménez, quien le siguió cámara en mano durante diez años.
“Antes de ver este documental yo pensaba que era guapo”, dijo tras ver el filme el poeta, alejado de la descripción de sí mismo que hizo en “Epitafio".

En el mismo señaló- “De estatura mediana (...). Flaco de nacimiento, aunque devoto de la buena mesa. De mejillas escuálidas y de más bien abundantes orejas. Con un rostro cuadrado en que los ojos se abren apenas y una nariz de boxeador mulato (...). Ni muy listo ni tonto de remate. Fui lo que fui. Una mezcla de vinagre y aceite de comer. ¡Un embutido de ángel y bestia!".

DEL OTRO LADO DEL ESPEJO

Escribir también es no hablar.

Maguerite Duras

Jugar con fuego

Cuando niño, tenía un caballito trotador que pisoteaba conmigo toda la mañana sobre los yaraguales cundidos de rocío. No se llamaba Bucéfalo, que conste, iba al grano y por el camino más corto entre dos puntos. Jamás hizo esperar a una novia, dándole vueltas a la noria. Era color melao, y así se llamaba —antes había tenido uno blanco, pero era de madera—. Y era tan simple ir con él, del descampado a los sembrados y de la loma al llano, sin rodeos. Ya no abundan estos potros, la mayoría prefiere el motoconcho o irse a la bartola por la orilla del río a ver si pescan.

Ahora, ya lo llevo dicho, leo. Y, sólo de vez en cuando, deshojo margaritas —sueño que escribo—, dialogo con amigos en las guaguas, en el parque, en las calles, y en los cafés, donde me plantan los que me invitan a cafés virtuales donde, más de una vez, he tenido que vérmelas con declamadores y politiqueros de películas de Spielberg. No siempre salgo con el pie izquierdo, como dicen, a un plantón de esos, precisamente, le debo el placer de haber leído Juguete de madera. Un texto en el que, interpolando planos, partiendo de un excelente uso del montaje y, sobre todo, jugando con todo (el tiempo, el espacio y la cordura del lector), Máximo Vega construye una historia que, aunque velada por la cándida visión de su personaje (Beatriz), no deja de ser un juego absurdo y cruel, capaz de dejarnos tirados en la arena, boqueando.

Beatriz, una niña de apenas 12 años, decide un día abandonar su casa y se encuentra en el camino con un hombre en una camioneta, que la monta. A Beatriz le encantan las historias de niños de madera. El hombre de la camioneta vende figuritas de madera, y Beatriz se va de la casa porque sí. El hombre de la camioneta no iba para la ciudad, pero monta a Beatriz. Con todas las implicaciones que el verbo pueda tener, pienso. Así se inicia y toma cuerpo el juego absurdo que, a los ojos de Beatriz es todo niebla, camino hacia la luz que podría ser la ciudad, más allá. ¿Hacia dónde va o quién sabe de quién o de qué huye ésta y todas las Beatriz que a diario buscan, tal vez, lo que no se les ha perdido? Máximo Vega no nos lo dice. Acaso no haga falta que nos lo diga, simplemente es un juego, que podría dejar de serlo con apenas cambiar la jota inicial por una efe.

La lectura de Juguete de madera propició un encuentro que, extrañamente no ha podido concretarse en tertulia alguna —de ésta u otra época—. El teléfono y el correo electrónico, de vez en vez, nos tienden puentes. Un día, lanzando un cable al río, nació este diálogo, entre Santiago, República Dominicana, de donde es oriundo y aún vive Máximo, y Miami, Estados Unidos, donde resido yo.

Botella al mar

—En esta sociedad tan complicada en que vivimos, en donde un escritor tiene que ganarse la vida con otro trabajo, y además leer y escribir, asistir y dar conferencias, ¿cómo y cuándo escribes, en qué momento?

—En todo momento, en todo lugar. Escribir para mí es una necesidad que no tiene cómo ni cuándo, sencillamente sucede.

—A una distancia de más de veinte años desde el momento en que saliste a la luz pública como escritor, ¿cómo ves, a esta distancia, a los demás escritores que surgieron contigo, a tu generación? ¿Cuales crees que han alcanzado un nivel importante en la Literatura Dominicana?

—Con el mismo respeto con el que siempre los miré. Ahora, si ocupan un lugar o no en la literatura podría ser un tema interesante para discutir. Me refiero a la literatura sin apellidos, la que trasciende todas las islas, todas esas estrechas fronteras con las que desde hace tiempo nos han dormido en los patios de pre-kinder.

—Muchos de tus relatos pueden ser considerados poemas en prosa, ¿los consideras tú también de esa manera, o piensas que realmente pueden ser llamados “cuentos”?

—Las fronteras son de tiza. De ahí que normalmente las borre o, apoyado en mi obsesivo daltonismo, sencillamente las ignore. Escribo o sueño que escribo y me veo en los sueños, soñando que escribo cosas, algo que intenta ser literatura y que la gente, principalmente los entendidos, se empeñan en ponerle apellido o mote, simplemente.

—Mucho se ha escrito acerca de que tu mejor cuento, y tu mejor libro, es Su nombre, Julia. ¿Compartes esta preferencia con los críticos?

—No tenía conocimiento de ello. Ni siquiera imaginaba que alguien, crítico o no, se había tomado tamaña molestia. De todos modos, ya es algo. Parece que el mentado "stalinismo ambiental" ha dejado filtrar algo así como un chorrito de otros aires. Tampoco sé si hay un mejor o un peor, hasta ahora. Sigo interesado en escribir literatura.

—¿Qué piensas que le falta a la Literatura Dominicana para internacionalizarse, para dar el gran salto que no ha podido dar?

—Salir de la botella. Asaltar el aire y ver que más allá de sus enrarecidos aires, soplan otros aires.

—Tienes tu propia página en Internet, muy profesional. ¿Piensas que esa es una buena forma de darse a conocer por un público más amplio de lectores?

—Todo lo que nos permita establecer puentes de comunicación con otras gentes, sin lugar a dudas, tenderá a ayudarnos, por lo menos, a ser mejores seres humanos.

—Se ha escrito mucho además de que la generación a la que perteneces se ha dejado dominar por la belleza del lenguaje, dejando un poco a un lado la fuerza de la historia en los cuentos, en una especie de sublimación del lenguaje. ¿Qué tienes que decir de esta objeción?

—Tus palabras, este diálogo, sinceramente constituye lo más edificante que me ha sucedido en mucho tiempo, sobre todo en esta temporada del año. Me aportas una cantidad de información que ignoraba del todo. No tenía, ni remotamente, la idea de que alguien se hubiera molestado en tomarme en cuenta como escritor y mucho menos en reflexionar sobre lo que he podido hacer o dejar de hacer en estos casi veinte años. (No te puedo negar que mi egoteca particular y privada acaba de adquirir el tomo más valioso para sus lustrosos anaqueles). Tal vez tengan razón. Sin embargo, sigo creyendo que escribir es todo lo contrario de contar historias. Prefiero, como ya lo he hecho tantas veces, remitirme a Margarite Duras y contarlo todo a la vez, una historia y la ausencia de esa historia, la historia que ocurre por su ausencia...

—¿Has pensado en escribir novelas, René?

—Escribo, como ya te dije, o sueño que escribo o viajo por los sueños y me veo que escribo soñando que escribo que estoy soñando y escribo, o que leo a Elizondo. Degenerado y desgeneracionado como he sido y vivido hasta hoy, tal vez.

—¿Qué te interesa como escritor, cuáles crees que son las cosas que quieres decir, transmitir al lector?

—Ya lo he dicho antes, escribo. Sencillamente me dejo seducir por una imagen que me lleva a otra imagen y trato de transmitir sensaciones, quizás historias que carecen de historia y que por carecer de ella generan una intrahistoria que está en la otra orilla. Es como un juego en el que las reglas y preceptos no interfieren con el tránsito de los cuerpos o las cosas de esa otra orilla. Un juego corporal, una realidad que acontece en un universo neutro y sobre todo erótico porque está por encima, y del otro lado de todas las leyes de la chata censura policial de la razón. Escribo o nado en los terrenos de la transgresión, más allá de normas y prejuicios, hasta los límites del cuerpo tal vez. Tal vez quiera decir o transmitirlo todo o nada o tocar ciertas fibras o ciertas melodías, corretear por los patios de la tarde sin alborotar las palomas de la plaza; decir verdades o mentiras sin pasar facturas; volar, surcar los aires. Dialogar con lectores sin género, sin sexo ni bandera y, sobre todo, respirar menos viciado el aire y sus alrededores. © Tientos y trotes, 2011.-


(Recogido del libro Tientos y Trotes, de René Rodríguez Soriano, a la venta en todas las librerías del país).

El 29 de noviembre será la puesta en circulación de "El Libro de los Ultimos Días", en el Palacio Consistorial de Santiago, en la calle del Sol, frente al parque Duarte. Cae martes. A las 7:00 p.m. Espero a todos mis amigos por allá.

Amnistía Internacional

Amnistía Internacional tiene razón con respecto a la República Dominicana. Esa policía hay que reformarla. Todo el que ha sufrido vejaciones por parte de la policía (y yo he sufrido varias, muchas, sobre todo en el pasado), sabe de lo que estoy hablando. La policía tortura personas, amenaza personas, asesina personas, se roba las pruebas en las investigaciones, se ha corrompido, nadie cree en ella. La imagen de la policía tiene que cambiar. La policía no tiene que torturar a nadie, porque existen otros métodos para averiguar la verdad en una investigación. La confesión de una persona mediante tortura no es confiable. Eso hay que cambiarlo. Negando eso no estamos defendiendo a la República Dominicana. Pero hay gente que cree que es así, y por eso el país será acusado nuevamente por oganismos internacionales de lo mismo, y volveremos a escuchar a las mismas personas defendiendo lo indefendible. Vamos a cambiar esa policía, y después hablamos. Eso no es una cuestión del gobierno tal, o cual, sino un problema del país. No podemos continuar con una policía así, porque eso lo que contribuye es al aumento de la delincuencia (sobre todo con organismos armados corrompidos y ya obsoletos).

Mis queridos amigos:

Este es mi nuevo libro, un volumen de ensayos y artículos sobre arte (literatura, cine y artes plásticas, básicamente), aunque también se habla un poco de historia y de sociología. Está dividido en dos partes: la primera, de ensayos, con trabajos sobre arte y literatura, y la segunda de artículos cortos sobre temas varios (cine, política, sociología, de nuevo la literatura). A pesar de su nombre apocalíptico, el título se refiere más bien a los últimos días del libro en papel. La imagen de portada es de Sacha Tebó, cedida muy amablemente por la viuda del artista haitiano, cuya obra yo admiro mucho.
La puesta en circulación será el 29 de noviembre de este año.
Concurso Internacional de Dramaturgia Breve
Primer Concurso Internacional de Dramaturgia Breve
Festival de Teatro Escolar Santiago 2012
Eco Teatro: Humanidad y Naturaleza
La 37 Por las Tablas Inc.
Oficina Senatorial de Santiago

Bases

1. Antecedentes Generales.
1.1. Presentación
En el marco del VI Festival de Teatro Escolar Santiago 2012, Eco Teatro: Humanidad y
Naturaleza, La 37 por las Tablas, Inc. y la Oficina Senatorial de Santiago presentan el Concurso Internacional de Dramaturgia Breve inspirado en la relación entre el ser humano y la naturaleza. Dirigido a dramaturgos, escritores, directores escénicos, maestros, estudiantes, profesionales y/o amateurs, interesados en escribir dramaturgia con fines lúdicos, educativos y orientados a la ecología y medio ambiente.
Este concurso surge con el propósito de aportar a la dramaturgia dominicana e internacional, a través de la producción y puesta en escena de obras teatrales con enfoque temático hacia la humanidad y la naturaleza, resaltando temas de ecología, reciclaje, medio ambiente, globalización, leyendas y mitos universales, a fin de ser representadas por los grupos estudiantiles que participen en el VI Festival de Teatro Escolar.

1.2. Objetivos:

1.2.1. Fomentar la creación de obras teatrales con enfoques ecológicos y con un carácter social.
1.2.2. Crear y mantener una colección de textos dramáticos que puedan ser representadas en el
marco del Festival de Teatro Escolar Santiago.
1.2.3. Aportar a la Dramaturgia Nacional.

1.3. Participantes:

Se consideran concursantes público general nacional e internacional interesado en escribir una dramaturgia juvenil destinada para teatro breve.

1.4. Categorías de Participantes:

Existirán tres categorías de participantes, con dos clasificaciones cada una. Los autores deberán postularse a la categoría que corresponda, según los requisitos que en cada caso indican:
Concurso Internacional de Dramaturgia Breve
1.4.1. Categoría de estudiantes. Se consideran estudiantes todo aquel que esté cursando en una institución pública o privada el nivel medio en todas sus modalidades educativas (modalidad general, técnico-profesional, artística, adultos)
· Textos Originales: Textos inéditos producto de la propia creación del autor.
· Textos Adaptados: Textos inspirados en cuentos, leyendas, mitos, novelas u otros textos ya existentes.
1.4.2. Categoría de Amateurs: Se considera Amateur toda aquella persona que no haya
publicado obras de su autoría en ningún libro, publicación, revista, periódico etc.
· Textos Originales: Textos inéditos producto de la propia creación del autor.
· Textos Adaptados: Textos inspirados en cuentos, leyendas, mitos, novelas y obras ya
existentes.
1.4.3. Categoría Dramaturgos: Se considera dramaturgo todo aquel que su oficio sea
plenamente la escritura de obras de teatro y que alguna de estas hayan sido publicadas y representadas.
· Textos Originales: Textos inéditos producto de la propia creación del autor.
· Textos Adaptados: Textos inspirados en cuentos, leyendas, mitos, novelas y obras ya
existentes.

1.5. Publicación de Bases.
Las bases del concurso se encuentran a disposición de los interesados en los siguientes blogs:
http://cidbreve.blogspot.com/
http://la37porlastablas.blogspot.com/
http://festivalteatroescolarsantiago.blogspot.com/

1.6. Informaciones.
Toda consulta respecto al concurso deberá realizarse a través del Correo electrónico:
la37porlastablas@gmail.com y/o al Teléfono: 809-587-3033 – República Dominicana.

Concurso Internacional de Dramaturgia Breve
2. Participación de las Obras
2.1. Plazo de entrega de las obras.
El plazo de recepción de las obras se extiende desde el día 12 de septiembre del 2011 al 22 de noviembre 2011
Obras fuera de plazo ya establecido, no podrán concursar.

2.2. Modo de recepción de las obras.
Las obras deben ser enviadas vía Internet al siguiente correo
cidbreve@gmail.com
La admisión de las obras a través del internet facilita la recepción de las mismas para aquellos participantes nacionales e internacionales, ahorrando gastos de envíos y preservando los recursos del medio ambiente (papel, tinta etc.).

2.3. Requisitos de participación:
2.3.1. Las obras deben ser originales, inéditas y/o adaptación de cuentos, leyendas o mitos ya existentes.
2.3.2. En caso de que las obras sean una adaptación de cuentos o leyendas, se deberá especificar el nombre original de la fuente y el autor de la misma en la ficha de inscripción.
2.3.3. Los participantes pueden postular con un máximo de 3 obras de teatro.
2.3.4. Las obras deben ser escritas en español y con un contenido apto para todo público, didáctico, lúdico y formativo.
2.3.5. Las obras deben abarcar cuales quiera de los siguientes temas: Humanidad, Naturaleza, mitos, leyendas, ecología, reciclaje, cuentos taínos, deidades, fauna, flora, comportamiento del hombre en su habitad, el cosmos, los cuatro elementos, fenómenos naturales u otros temas relacionados con humanidad y naturaleza.
2.3.6. La obras deberán presentarse con tipografía “Times New Roman”, tamaño 12 y a doble espacio.
2.3.7. El texto debe comprender de 30 a 45 minutos de representación. Es por este formato, que el festival toma el nombre de "Concurso Internacional de Dramaturgia Breve"
2.3.8. Los textos deberán incluir un resumen argumental de la obra, breve reseña del autor y Concurso Internacional de Dramaturgia Breve una lista de los personajes.
2.3.9. Todas las obras deberán ser firmadas con un seudónimo.
2.3.10. En todas las categorías de postulación, los autores postulantes deberán llenar la ficha correspondiente a su categoría y adjuntar los documentos solicitados.
2.3.11. Para validar su participación en el concurso, todos los participantes deberán firmar ineludible una carta de autorización donde ceden el derecho a utilizar las obras como material didáctico del Festival de Teatro Escolar Santiago, sin exigir alguna remuneración distinta a la que se le otorgará si es ganador en el concurso.

3. Evaluación y Selección de Obras
3.1. Admisibilidad.
Una vez recibidas las obras, una Comisión Especial formada el equipo de La 37 por las Tablas, Inc., representantes de la Oficina Senatorial de Santiago y un Notario Jurídico, determinará la admisibilidad de esta, comprobando:
-Que el postulante cumpla con los requisitos de la categoría a la cual postula.
-Que la postulación se haya efectuado dentro del plazo señalado en las presentes bases.
Las postulaciones admisibles serán puestas a disposición del Jurado.
3.2. Selección de obras ganadoras.
La evaluación y selección de los textos estará a cargo del Jurado, compuesto por 3 dramaturgos latinoamericanos reconocidos.
El jurado asignará a cada ítem o criterio que se indica a continuación un puntaje de 0 a 10, siendo 10 la puntuación máxima y 0 la mínima.
3.2.1. Criterios o ítems de evaluación:
Coherencia de la obra;
Estructura dramática;
Propuesta estética;
Pertenencia con el tema propuesto;
Calidad de los personajes;
Factibilidad de montaje,
El puntaje final de cada obra será el resultado de la suma de los puntajes a cada ítem.
Concurso Internacional de Dramaturgia Breve

3.3. Decisión del Jurado:

El Jurado seleccionará en cada categoría la obra que obtenga el mayor puntaje. Este resultado es inapelable, y será publicado en: Diciembre 2011- Enero 2012
El jurado se reserva la cantidad de menciones de honor que otorgue.
Como una forma de valorar este concurso todas las obras preseleccionadas serán compiladas en una publicación que se difundirá a nivel nacional e internacional y formarán parte del archivo del Festival de Teatro Escolar, de la Biblioteca de La 37 por las Tablas, Inc. que tiene acceso a estudiantes, dramaturgos y estarán a disposición de los grupos estudiantiles interesados.

4. Premios
4.1. Sobre los Premios.
Para cada categoría y clasificación se elegirá un lugar y varias menciones de honor.
Las obras participantes serán publicadas en una antología de obras programado para mayo 2012
A cada ganador se le entregará una antología de las obras
Las antologías serán donadas a instituciones Públicas y Privadas que participen en el Festival de Teatro Escolar y a bibliotecas públicas de la ciudad de Santiago.
En caso de que un autor participe con más de una obra, solo se premiará una.

4.2. Sobre los Lugares:
4.2.1. Categoría de Estudiantes:
4.2.1.1. Textos Originales: US$ 1,500.00
4.2.1.2. Textos Adaptados: US$ 1,000.00
4.2.2. Categoría de Amateur:
4.2.2.1. Textos Originales: US$ 1,500.00
4.2.2.2. Textos Adaptados: US$ 1,000.00
4.2.3. Categoría Dramaturgos:
4.2.3.1. Textos Originales: US$ 1,500.00
4.2.3.2. Textos Adaptados: US$ 1,000.00

Concurso Internacional de Dramaturgia Breve
4.2.4. Todas las obras que participen quedaran como patrimonio público universal.
4.2.5. Los concursantes tendrán la posibilidad de que sus obras sean representadas por los participantes del Festival de Teatro Escolar Santiago como estreno mundial en distintos escenarios de la ciudad de Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

5. Sobre los Derechos de Autor
5.1. Artículo 1. Derechos de autor.
La aceptación de las bases del presente concurso implica que los participantes consienten en ceder el contenido patrimonial de su derecho de autor a La 37 por las Tablas, Inc. y el Festival de Teatro Escolar Santiago, por tiempo indefinido, sobre las obras que resultaren premiadas o no en el mismo. A estos fines, los autores ganadores firmaran en su momento los correspondientes contratos de cesión de
derechos.

5.2. Artículo 2. Propiedad de obras premiadas
Las obras premiadas pasarán a ser parte de la Biblioteca de La 37 por las Tablas, Inc. Y el Festival de Teatro Escolar Santiago, los cuales tendrán el empleo exclusivo de los derechos patrimoniales sobre las mismas en especial los derechos de reproducción, distribución y comunicación pública, según lo juzgue conveniente, respetando los derechos morales del autor, de acuerdo a la Ley No. 65-00 sobre
Derecho de Autor o la legislación que pudiere sucederle.

5.3. Articulo 3.
Los participantes que sometan adaptaciones de obras preexistentes reconocen que cuentan con las correspondientes autorizaciones de los autores de dichas obras y que por lo tanto no violan derechos de autor de terceros. En consecuencia, con la aceptación de las bases del presente concurso, liberan a sus
organizadores de toda demanda, reclamación o interés que pueda surgir en el futuro respecto de los derechos de autores de las obras sometidas a concurso.
Para más información llamar a los teléfonos:
La 37 por las Tablas, Inc.: 809-587-3033
Oficina Senatorial de Santiago: 809-971-3888
E-mail: festivalteatroescolarsantiago@gmail.com
http://la37porlastablas.blogspot.com/
http://cidbreve.blogspot.com/

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