Este es el último libro de José Rafael Lantigua, "La Fatiga Invocada", libro de poemas en prosa que nos fue entregado en el mes de diciembre. Con este, y con "Territorio de Espejos", de reciente aparición, ya son dos los libros de poemas que Lantigua pone a circular en el país. Es un libro de edición limitada: cada ejemplar se encuentra numerado y firmado por el autor. Se encuentra primorosamente editado, y con los lectores de este blog compartimos uno de sus poemas:
I
El estupor que se mece entre los escombros es un baldaquín mecido en las ruinas de una tempestad comida de vientos. Escribo la letra silenciada de tu sombra. Cargo sobre mis pupilas el miedo frenético de tu semblante glorioso. Exhausto, veo tus labios moverse hacia la gruta palmaria donde esgrime su hazaña el duende de tu escudo cambiante. Como espada, la fiera cumbre adormece pálida en su mansedumbre.
https://www.youtube.com/user/juguetedemadera
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
Casiopea-Silvio Rodriguez
Como una gota fui de la marea
la playa me hizo grano de la arena.
Fui punto en multitud por donde fui
nadie me detectó y así aprendí.
Cuando creí colmada la tarea
volví mi corazón a Casiopea.
Cumplí celosamente nuestro plan:
por un millón de años esperar.
Hoy llevo el doble dando coordenadas
pero nadie contesta mi llamada.
¿Qué puede haber pasado a mi señal?
¿Será que me he quedado sin hogar?
Hoy sobrevivo apenas a mi suerte
lejano de mi estrella
de mi gente.
El trance me ha mostrado otra lección:
el mundo propio siempre es el mejor.
Me voy debilitando lentamente
Quizás ya no sea yo cuando me encuentren
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
“A MITAD DEL SENDERO”
LIBRO DE CUENTOS
DE ALTAGRACIA PERES
PYTEL.
PRESENTACION DE
CARLOS BURGOS ACOSTA.
El
lenguaje que representa a la estructura del cuento lo posiciona dentro de la
literatura universal mediante la especificidad temática y la brevedad de sus
narraciones. Quizás este es uno de los
elementos que lo hace especial en el ámbito de la lectura. La relación
que existe entre el tiempo y el espacio es un componente que nos permite
conocer los signos reales o ficticios del narrador que se toma la difícil tarea
de hilvanar sus ideas para plasmarlas objetivamente en unas cuantas líneas del
papel.
Este
libro está compuesto por 17 cuentos, unos breves, otro no tanto, los cuales han
sido divididos por la autora en dos partes: A mitad del Sendero, y, Alfabeto
para la Desolación. En el mismo se puede
percibir el éxodo de la autora desde la esencia de los países americanos hacia
el viejo continente europeo donde los fenómenos culturales experimentan cambios
significativos, pero que en el fondo siempre existirá un hilo conductor que
enlaza su pensamiento con sus orígenes, expresado al través de la poética, su
visión y su experiencia con las sociedades donde se ha desenvuelto.
En el
contexto de la antropología cultural, hay diversos mecanismos que configuran el
valor de la identidad, uno de los iconos que Altagracia explora en sus cuentos
y que se convierte en el recurso literario más importante de su proceso
creativo. En el momento en que ella
decide conceptualizar la equidad de sus relatos, crea plena conciencia de que
la identidad cultural es el código primordial de todo escritor que procura la
trascendencia de sus obras.
Es
preciso acentuar que en este dilema de la conceptualización, existió en ella
una lucha interna de buscar el cuento perfecto, no solamente el que se aleja de
todo chauvinismo, sino también aquel que se distancia del esnobismo con que la
contra cultura intenta invadir a todo creador literario para mantenerlo aislado
de sus raíces antropológicas para asumir posturas ajenas. En este mismo sentido, percibimos que al
planteársele esta contradicción, se toma como salida la actitud de apoderarse
de la diversidad cultural como solución y así su obra alcanza un carácter
universal, manejado desde la territorialidad de nuestra cultura.
La
migración del hombre de campo que abandona sus tierras para vivir hacinado en
los barrios marginados de la ciudad, el rancho construido al final del rio, los
brebajes, los resguardos, la bruja que se chupa a los niños, el difunto que se
lleva a los enfermos que están acostados, el canto del Angelus, las cuentas del
Rosario, la gotera que cae en el piso, la silla de guano, el hollín en el fogón
de tierra y otros dispositivos típicos son los símbolos que están presentes en
la cuentistica de este libro y se constituyen en la resistencia que durante
muchos siglos se ha mantenido arraigada en nuestra cultura en contra de un
colonialismo mental que ha pretendido vanamente borrar todo indicio de nuestra
historia ancestral.
La
conexión de la lingüística con el texto procura resaltar un vivo interés del
manejo del lenguaje que se encuentra evidenciado en el cuento. Por esta razón, todo cuentista tiene que
adaptarse a las técnicas y normas que le exige su profesión. Cuando existe una negación a estos principios
entonces nos estamos enfrentando a cualquier tipo de relato que se estará
distanciando de toda consideración literaria.
Al
analizar los cuentos de Altagracia, nos encontramos con un uso equilibrado del
efecto lingüístico. Si deseamos
completar el sentido de este planteamiento, solamente tendríamos que leer
alguno de sus relatos en voz alta para determinar todas las partes que componen
la estructura del lenguaje en sus textos.
Cuando una lectura se escapa a la interpretación mental y se toma la
fonología como un medio de articulación, entonces la fonética cumple su papel
al crear un sonido al mezclarse con la acústica.
En esta
relación del lenguaje con la lengua, se nos presenta un fenómeno idiomático muy
interesante que en nuestro país solamente existe en la región del Cibao, de
donde la autora es oriunda, y es el empleo de la “i” al conversar, la cual heredamos
de la colonización española y hoy representa una de las características por la
cual los cibaeños hemos de sentirnos sumamente orgullosos. En este libro vamos a encontrarnos con muchas
frases escritas de esta forma, lo que enfatiza la importancia de la lingüística
en el proceso creativo de la cuentista.
Altagracia
hace referencia a los grandes maestros de la literatura universal a los cuales
admira y le han servido de inspiración en sus relatos. Es un gesto muy noble de su parte porque al
conocer esta información y al analizar sus cuentos, resulta viable deslindar su
independencia creativa, en el cuidado de la forma de su escritura, la cual
puede considerarse como única ya que refleja la autenticidad de su estilo. En este caso, un valor que posee su poesía es
su concepción mimética porque todos sabemos que para que un escritor pueda
trascender es necesario tener que crear un estilo propio definiendo los
alcances de la mimesis.
Lo que
siempre ha definido a la literatura es la poesía, es lo que diferencia a una
persona común a un poeta, es lo que determina la muerte o la permanencia de una
obra. Parafraseando a Aristóteles
podríamos decir que todo el mundo puede escribir un cuento, pero pocos pueden
considerarse como cuentista. El
paralelismo se establece en el conocimiento que se ha adquirido en la
concepción de la estética.
Los
cuentos de Altagracia muestran un contacto con la poesía en la forma que
esgrime las palabras para construir imágenes que sobrevuelan los espacios del
plano simbólico y se escapan a los albores de la cotidianidad para conectarnos
con el universo de lo estético. Esto lo
sabía muy bien Evelia cuando se arrastraba sobre el sendero con su macuto, su
sombrilla y su sombrero. Evelia que dejó
su sonrisa y empezó a tejer sus pies descalzos con cadillos, rosas y espinas,
en un camino lleno de mariposas, luciérnagas y cardo santos. Sí, ella, Evelia, quien agoniza sola a mitad
del sendero, sin que a nadie le importe.
Estos
cuentos resaltan las interioridades del ser humano a través de la psicología de
sus personajes, nos hacen conocer la manera en que estos responden al entorno
social en que se desarrollaron mediante sus hechos. En esa misma interrelación, sus comportamientos
influyen en los demás personajes dando una mayor fuerza a la composición de las
historias. Precisamente en este punto,
la psicología se une a la sociología para justificar el carácter de cada
personaje en cada cuento.
Nonona,
de aspecto medioeval, con un vestido negro hecho jirones, se da cuenta que ser
bruja es el mejor de los sueños. El
compadre Quiterio González con sus ínfulas llenas de soberbia, ordenó que
picotearan los sembrados. La señora
Emilia, criada según las costumbres religiosas acostumbra elevar sus oraciones
al cielo en cada mañana. Lépida Guzmán
se fue a vivir en un cuartucho con paredes de bloques y hojalatas en un barrio
sumido en la miseria, pero no pudo soportar su destino y en medio de una crisis
emocional, decide tomar la peor de las decisiones. Jana fue una distinguida dama belga cuya vida
cambió diametralmente a raíz de la parálisis que la postró para siempre a una
silla ortopédica.
Cada
personaje actúa de acuerdo a las costumbres en que fue criado dejando entrever
sus rasgos psicológicos. En algunos de ellos
es posible descubrir sus actitudes a la luz de la psiquiatría, siendo estos dos
elementos muy indispensables para entender sus conductas cuando la diégesis se
encarga de desnudar la vida pasada de cada uno de ellos.
El tiempo
que le ha tomado al mito dejar sus huellas imperecederas en el arte y las
ciencias, ha servido para instaurar un precedente en los creadores frente al
hecho de su escritura. El cuento es uno
de los espacios narrativos donde la ficción obtiene una notoria influencia, ya
que la misma se desprende de sus adentros para legar un relato puramente
vestido de originalidad.
Los mitos
que sirvieron de inspiración a Altagracia para escribir sus cuentos, nacen de
la misma realidad que arropa a nuestro país, de sus vivencias experimentadas en
la vida del campo, de estar en contacto
con la gente del pueblo, con los que viven en los barrios marginados, en los
que emigran a países más ricos en busca de mejorías económicas o por asuntos
familiares. Ella ha sabido interpretar
esa realidad, vivirla y asumirla hasta tal punto de que los acontecimientos
míticos ejercen una gran persuasión en su función creativa.
Entonces
aquí interviene la imaginación de la artista que se siente atrapada en las
redes de la fábula, para crear nuevas historias que vayan de acuerdo al
lenguaje del cuento donde la ficción pone en marcha todos los componentes de
una narrativa, que en la mayoría de los casos, se sienta a la sombra de la
epistemología. Porque ella está
plenamente segura de que el mito contiene una serie de características muy
reales que en el plano simbólico precisan de una mayor comprensión. Por esta razón, hay que acudir a la ficción
para dejar a la humanidad un cuento artístico, plasmado de autenticidad, de verdad,
pero sobretodo, de audacia.
El aspecto
psicológico siempre ha de estar acentuado en un escritor y su obra. Su pensamiento religioso, político o social
transita en su creación de una forma objetiva o subjetiva. A través de la historia, todos los
movimientos artísticos y literarios se han visto emplazados a enarbolar una
bandera ideológica que le sirve como estandarte para aliarse o rechazar un
sistema imperante.
Los
cuentos de Altagracia se identifican por poseer un compromiso social que
explican sus deseos de dar a conocer cómo los avances del mundo nos están
convirtiendo en maquinas que han perdido su sentido común, al hacerse ajenos a
esa verdad de millones de personas que viven sumidos en la indigencia, sin
esperanza alguna, de trabajar por un sueldo de miseria, esperando en una simple
casucha de barrio a que un día la muerte acabe con tantos sufrimientos.
En este
paso de deshumanización, que en el día de hoy preocupa a muchos escritores e
intelectuales en el mundo, sale a la luz
pública este libro para hacerse solidario con ese sentimiento universal. Son los escritores los que están llamados a
luchar por un sistema más humano, que sus obras sirvan de espejo para cambiar
un pensar injusto y decadente como el que tenemos. Es el caso de Vanja, hija de un miembro del
ala reaccionaria del partido, quien al ver la caída del muro ideológico se ve
tentada a conocer la otra cara de lo que la sociedad llama moralidad.
La
plasticidad es uno de los códigos que siempre debe estar contenido en una obra
literaria. Es lo que sucede en los
cuentos de Altagracia quien se ha esmerado en cuidar ese detalle. Cuando se tratan temas muy fuertes en
literatura, el escritor debe cobijarse en el símbolo plástico para despertar
emociones sutiles, y hasta ciertos puntos espirituales, para sumergir al lector
en un espacio dominado por la estética.
Ella conoce a la perfección este recurso y como escultora sabe moldear
el barro de la realidad con sus manos para ofrecernos una obra de arte que
tiene que ser especial por el sello particular que le impregna.
El
soldado de cara morena, con ojos color avellana, atractivo ante las miradas de
las mujeres, luego de la traición a los suyos se convirtió en un ser vencido
por el insomnio, el deshonor y el agobio.
El hijo de Mary Oswalt, acostumbrado a los comics, a los libros de
aventuras y a los superhéroes de la televisión toma la decisión de volar en el
precipicio del pueblo. La vida de
Marlena Taveras se nos cuenta por medio de una analogía con la muñeca rota, una
joven que siente cómo sus sueños se derrumban por hacer un cambio actitud.
Las
locaciones donde tienen efecto los mitos son descritos con certeza por parte de
Altagracia para ubicar al lector en los lugares donde los personajes acompañan
a la acción. Los goznes que crujen en la
casa que por mucho tiempo ha estado descuidada, las calles repletas de
vehículos donde las damiselas ofrecen sus servicios, la colección de abrigos de
pieles, al auto de lujo en el garaje y otros factores de la plasticidad le dan
una pincelada estética a sus narraciones.
Los
textos de este libro narran historias extraídas de nuestro entorno, con
temáticas que por sus naturalezas logran crear una conexión con el lector al
despertar la empatía de la cual nadie se podrá escapar y que marca un sello
distintivo en la cuentistica universal.
Más allá
de los asuntos que puedan descubrirse en el texto, existe un firmamento de
situaciones que subsisten al margen de las palabras. En el sub texto de los cuentos de Altagracia
se detallan varios fenómenos que están incrustados en nuestra vida. En medio de los avances que han tenido la
medicina y las ciencias, la marginalidad en que viven la gente de pueblo los
obliga a creer en los supuestos milagros de la brujería. Con el gran poder que tienen las religiones,
todavía hay quienes siguen creyendo en una mitología ancestral. La maldad se sigue adueñando de la ingenuidad
de nuestros jóvenes, que por sus bellezas son seducidas para luego ser
abandonadas a su suerte.
Más, en
el fondo de todas las cosas, se encuentra la intención de la autora, la de
luchar por una mejor sociedad donde exista la equidad de género, donde el ser
humano sea revestido de dignidad y pueda acceder a los servicios que por
derecho le pertenecen. Provocar por
medio de la literatura un cambio de pensamiento para derrumbar la ignorancia,
que durante siglos los manejadores del poder han utilizado para servirse de la
bondad de un pueblo que le ha soportado todo.
Esta es
la obra “A Mitad del Sendero”. Esperamos
que Altagracia siga escribiendo los cuentos que le esperan en la otra mitad de
ese camino marcado por las pisadas del tiempo.
De igual manera, que ella se motive a escribir los otros relatos que ha
de encontrar en los demás senderos de su existencia creativa.
Con
afectos.
Carlos Burgos Acosta,
Dramaturgo, Guionista de Cine.
Puesta en circulación
del libro.
Ateneo Amantes de la
Luz.
Santiago, República
Dominicana.
26 de noviembre del
2014.
Adquiere aquí el libro de Altagracia Pérez:
Turistas en el Ararat, de Ernesto Cardenal:
Con Julio Valle-Castillo
ante el Ararat donde atracó el arca de Noé.
Fue en la URSS,
a dos horas y media de Moscú, en Aeroflot.
Al arribar al modernísimo aeropuerto
de la milenaria Armenia, miré
nevado sobre las nubes, como otra nube más
con su intangible arca
el Ararat.
Que enfureció a un zar
porque no se dejó ver ni una vez
cuando estuvo aquí.
Ya en la ciudad, sobre
los rectilíneos bloques de multifamiliares y hoteles,
nuevamente, nieve entre las nubes:
el Ararat.
iguales a los de la muchacha del museo.
Emparrados y rosales en la carretera
que iba bordeando el valle del Ararat
y en el auto comiendo las uvas de Noé
alargadas como dedos femeninos.
Una viejita encorvada en oscura cripta
me pide por señas fuego, y enciendo con mi chispero
su vela para la tumba de una santa muy remota.
Encorvada todavía más,
besa la orla del mantel del altar.
Como ciclópeas ánforas allá lejos,
la central atómica.
5 ánforas. Una humeando.
Sobre las cuales, muy alto en el cielo,
el Ararat.
Donde 10.000 soldados de Adriano se hicieron anacoretas.
Se ha dicho que en Armenia fue el Paraíso Terrenal.
Al menos el Tigris y el Éufrates están aquí…
(También leí una vez
que éstas son las mujeres más bellas de la tierra).
Frente al pequeño templo grecorromano
un peral de peras todavía tiernas
y bajo el peral
otra también con los ojos del icono:
ojazos negros con gruesas cejas juntas.
La producción principal son los instrumentos electrónicos
y el vino que bebió Jenofonte,
como lo cuenta en Anábasis,
y ahora es el famoso cognac de la URSS.
Su chile de comidas típicas
―como khorovats, kebab caucásico―
igual al jalapeño
¿Cuál procede de cuál?
El maíz naturalmente es de América.
Del cual hay un maizal hasta el horizonte, y en él
las torres de alta tensión de la central atómica.
Ojos grandes y pestañas largas y cejas espesas…
Y el albaricoque que es originario de aquí
y que Alejandro Magno… Pero son dos rostros de albaricoque
que recuerdo:
una anciana tenía dos nietas con caras de albaricoque,
y las tres contradecían al obrero de una fábrica de Moscú
que iracundo vociferaba que Dios no existe.
“¡O dejó masacrar dos millones de armenios!”
(ante el gigantesco memorial a los mártires armenios).
Tercié yo: “Es posible un Dios que no pueda todo”.
Se enardeció más.
Después el muchacho de la India, rapado,
que vino a estudiar sacerdocio aquí
No es revolucionario, nos dijo, ni no revolucionario
porque en Calcuta no hay revolución.
(Siempre lista su sonrisa de novato seminarista).
Junto a inscripción cuneiforme
una fábrica de computadoras.
Arcaica
República Socialista Soviética.
Que el arca embancó aquí
es antiquísima tradición armenia.
Todos Somos Armenios:
El 24 de abril del año 1915 empezó uno de los
procesos más oscuros de toda la historia de la humanidad: el gobierno de los
Jóvenes Turcos, durante el Imperio Otomano, intentó por ocho años, hasta el
1923, erradicar por completo la cultura y el pueblo armenios de su territorio.
A marchas y trabajos forzados, obligados luego a permanecer en terribles campos
de concentración, entre un millón quinientos mil y un millón setecientos mil
armenios (como siempre, la estadística no es capaz de dar una cifra exacta) murieron
en circunstancias espantosas, de cansancio, de sed, de hambre.
El
24 de abril del año 1965, la República
Dominicana inició una guerra civil para devolver al poder al
presidente elegido democráticamente en 1963, y derrocado siete meses después
por las fuerzas armadas del país. Esa guerra civil finalizó, en el mismo año,
con la segunda invasión de los Estados Unidos a la República Dominicana.
No quiero de ningún modo comparar la tragedia que se inició en 1915 para los
armenios con la revolución dominicana, sólo intento hacer notar cómo
compartimos con ese pueblo fronterizo entre Europa y Asia el aniversario de la
violencia y el dolor.
Cien
años después de la masacre y la barbarie, nadie se decide a pedir perdón. El
gran pueblo turco, que debería alejarse de cualquier pasado oprobioso que
manche su rica historia cultural, debería aprender a aceptar y a pedir perdón.
Postrarse de rodillas tocando el suelo con la frente, erguirse, abrir los
brazos hacia el cielo y dirigirse a los espíritus de los millones de muertos. O
quizás dirigirse a los millones de armenios vivos, con humildad y valentía. Los
alemanes actuales no son los nazis del pasado, que crucificaron judíos en
Ucrania. Los turcos de hoy no tienen por qué ser los turcos del pasado.
Mientras no se acepte la realidad del genocidio y el holocausto, no podremos,
ninguno de nosotros, dormir en paz como seres humanos.
Pero
esto también nos lleva a un planteamiento menos práctico y, quizás, mucho más
espiritual: todos somos armenios. Los dominicanos, que hemos sido invadidos
innumerables veces por potencias extranjeras (España, Francia, Inglaterra,
Estados Unidos…), y otras veces por naciones que no son potencias -pequeños
países autodeclarados imperios, como Haití-, pero que nunca hemos invadido a
nadie, país pequeño y pobre que apenas puede contener a sus diez millones de
habitantes, somos también armenios, así como somos palestinos, judíos o
haitianos. Los turcos, los rusos, los estadounidenses, todos los miembros de la Organización de las
Naciones Unidas: admitamos el año entrante, aprovechando el Centenario del
Holocausto, que todos somos armenios. Que un millón y medio de muertos son
suficientes; es más, un solo asesinado es suficiente para pedir perdón. El
holocausto armenio, el holocausto judío, las muertes de palestinos en Gaza, los
muertos del ébola (los muertos de la miseria y la desigualdad), un niño muerto
por un misil de Hamás, los muertos en Irak. Las diferencias en las cifras sólo
hacen más terrible el recuerdo histórico de las tragedias: un solo muerto es
suficiente. Cuando un imperio intenta erradicar toda una cultura, una religión,
un idioma, una forma de vida, tratando de desaparecer al pueblo entero, me
parece que es causa suficiente para pedir perdón.
Yo,
a nombre de los turcos, de los norteamericanos, que nunca pedirán perdón, de
los israelíes, de Hamás, pido perdón. Le pido perdón como ser humano al pueblo
armenio. Perdón.
Este artículo puede leerse en:
¿Por qué no gana Milan Kundera el Premio Nobel de Literatura?
Ahora que ha ganado el francés Patrick Modiano el Premio Nobel de Literatura 2014, un autor que no he leído, nos preguntamos de nuevo por qué no se le entrega ese galardón a un escritor como Milan Kundera, el eterno nominado que sin embargo ha ido bajando poco a poco en el ranking de los favoritos. Con una literatura sobre todo de novelas, con el tiempo cada vez más cortas, en checo pero también en francés, la literatura de Milan, además de ser revolucionaria en el aspecto formal (siempre he comparado el estilo desenfadado de Kundera con la franqueza de Cortázar, con la rebeldía de su visión), nos habla también de la libertad, de una libertad tan total que es ideal, por supuesto, pero que vale la pena luchar por ella aunque nunca podamos alcanzar su horizonte.
Sabemos también que está muy ligado a la literatura latinoamericana: amigo de García Márquez, de Cortázar pero sobre todo de Carlos Fuentes, hemos leído hace poco un libro de artículos y ensayos suyos en el que nos habla de Aimé Césaire y Edouard Glissant, de la esclavitud en el Caribe y de un escritor de Trinidad, un Premio Nobel que se consideró más inglés o hindú que antillano: V. S. Naipaul, así como también de Cien Años de Soledad y del cumpleaños de su gran amigo Carlos Fuentes.
Y Milan, aquel escritor europeo que tiene tantos fans en el mundo entero, incondicionales de su literatura, no ha obtenido un reconocimiento que se merece mucho más que algunos de los ganadores del Nobel, que al mismo tiempo no han influenciado tanto la literatura y la sociedad en general, no han tenido un discipulado como el que él mantiene. Es cierto que ya no es el mismo escritor de "La Insoportable Levedad del Ser", "La Broma" o "El Libro de los Amores Ridículos", pero yo prefiero leer las obras imperfectas de Kundera que los mejores libros de algunos premiados. Quizás, cuando se le entregue el Nobel a Murakami, entenderemos por fin que la literatura ha decaído hasta niveles ridículos, tanto que un escritor como el japonés pueda quedar entre los cinco finalistas del premio literario más importante del mundo. Porque existiendo Milan Kundera, Phillip Roth, Amos Oz, incluso Bob Dylan, ¿por qué Murakami, un escritor light, está entre los finalistas? ¿Por qué, incluso, está nominado? Pero bueno, son interioridades de un premio que por lo menos se ha encargado de galardonar la dignidad por encima de la popularidad. Eso le concedemos.
Milan, ojalá que en el 2015 puedas ganar el Nobel de Literatura, o en el 2016 o en el 2017, aunque ya nos parece muy difícil, pero como me has enseñado el valor de ser libre en una sociedad que te empuja constantemente hacia el borreguismo, espero que ese premio no se olvide de ti. Pero si te olvida, no importa, ser un gran escritor no tiene nada que ver con ganar el Premio Nobel de Literatura.
http://mediaisla.net/revista/2015/04/maximo-vega-por-lo-menos-me-gane-una-jirafa/
Sabemos también que está muy ligado a la literatura latinoamericana: amigo de García Márquez, de Cortázar pero sobre todo de Carlos Fuentes, hemos leído hace poco un libro de artículos y ensayos suyos en el que nos habla de Aimé Césaire y Edouard Glissant, de la esclavitud en el Caribe y de un escritor de Trinidad, un Premio Nobel que se consideró más inglés o hindú que antillano: V. S. Naipaul, así como también de Cien Años de Soledad y del cumpleaños de su gran amigo Carlos Fuentes.
Y Milan, aquel escritor europeo que tiene tantos fans en el mundo entero, incondicionales de su literatura, no ha obtenido un reconocimiento que se merece mucho más que algunos de los ganadores del Nobel, que al mismo tiempo no han influenciado tanto la literatura y la sociedad en general, no han tenido un discipulado como el que él mantiene. Es cierto que ya no es el mismo escritor de "La Insoportable Levedad del Ser", "La Broma" o "El Libro de los Amores Ridículos", pero yo prefiero leer las obras imperfectas de Kundera que los mejores libros de algunos premiados. Quizás, cuando se le entregue el Nobel a Murakami, entenderemos por fin que la literatura ha decaído hasta niveles ridículos, tanto que un escritor como el japonés pueda quedar entre los cinco finalistas del premio literario más importante del mundo. Porque existiendo Milan Kundera, Phillip Roth, Amos Oz, incluso Bob Dylan, ¿por qué Murakami, un escritor light, está entre los finalistas? ¿Por qué, incluso, está nominado? Pero bueno, son interioridades de un premio que por lo menos se ha encargado de galardonar la dignidad por encima de la popularidad. Eso le concedemos.
Milan, ojalá que en el 2015 puedas ganar el Nobel de Literatura, o en el 2016 o en el 2017, aunque ya nos parece muy difícil, pero como me has enseñado el valor de ser libre en una sociedad que te empuja constantemente hacia el borreguismo, espero que ese premio no se olvide de ti. Pero si te olvida, no importa, ser un gran escritor no tiene nada que ver con ganar el Premio Nobel de Literatura.
http://mediaisla.net/revista/2015/04/maximo-vega-por-lo-menos-me-gane-una-jirafa/
Si quieres ver videos sobre arte y literatura, click a este enlace:
A Mitad del Sendero por Fausto Leonardo Henríquez
Altagracia Pérez Pytel, A mitad del sendero. Ediciones Juguete de Madera, Santiago, R. D., 2014. Libro premiado en el año 2007 por la Alianza Cibaeña en su XII convocatoria. Uno de los principales hilos con los que la periodista y narradora Pérez Pytel compone esta obra es el poético, como atinadamente señala Máximo Vega, pero además, al calor de ese elemento fundamental, hay otro más sutil e importante, a saber: la destreza para entrar en el alma de los personajes, empleando para ello todos los recursos posibles (arcaísmos, expresiones coloquiales, regionalismos, etc.) creando con ello una atmósfera veraz con la que se conquista rápidamente al lector. La autora consigue arrancar el sentimiento de compasión, al situar al lector ante sus personajes, no como un juez, sino como un ser compasivo y solidario. Tal vez sea un acierto afirmar que Los miserables de Víctor Hugo es una metáfora de A mitad del sendero. Esto lo demuestra el hecho de que en su obra Pérez Pytel humaniza a sus personajes, a los miserables, los rescata, los salva y repara su memoria. Ese es su mejor logro, en mi opinión. Ella, al mostrar el dolor y la realidad misérrima de muchos seres humanos, especialmente del sexo femenino, denuncia el lado sombrío de la existencia, así como la injusticia deshumanizadora. ¿No es esta una de las funciones de la literatura? Entonces, si esto es verdad, estamos ante una obra de cuento de mucha importancia. A mitad del sendero es la primera obra publicada de la periodista Altagracia Pérez Pytel. Cabe, pues, esperar la siguiente.
Tomado de:
http://faustoleonardohenriquez.blogspot.com/2014/09/jose-marmol-lenguaje-del-mar-bettsy.html
Adquiera aquí el libro de Altagracia Pérez:
Tomado de:
http://faustoleonardohenriquez.blogspot.com/2014/09/jose-marmol-lenguaje-del-mar-bettsy.html
Adquiera aquí el libro de Altagracia Pérez:
Entrevista a Máximo Vega
Esta entrevista me la hizo el buen amigo Jorge Consuegra, en Colombia, para su portal de literatura Libros y Letras. Así que aquí está:
1. ¿A qué edad empezaste a tener relación con los libros?
Muy tarde. Ya en mi adolescencia, porque la educación de nuestros países no exige la lectura como algo imprescindible. Empecé a leer regularmente literatura a los 15 o 16 años, y me di cuenta de todo el tiempo que había perdido.
2. ¿Cuáles fueron los primeros libros que tuviste en tus manos?
Un libro de texto: “Nombre”, de Carmen Pleyán, que contenía pequeños trozos de obras literarias: un poema de Rafael Alberti, otro de Antonio Machado, un cuento de Ana María Matute, otro de Eduardo Mallea, un trozo de Kim, de Rudyard Kiplin… Entonces yo me dije: Bueno, esto era lo que me hacía falta descubrir, de esto me estaba perdiendo. Luego “Doña Bárbara”, de Rómulo Gallegos, una edición pirata de “Ojos de Perro Azul”, de García Márquez, que la titularon “Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles”, los cuentos de Juan Bosch… Luego todos los libros que encontraba, sin discriminar.
3. ¿Quiénes te sumergieron en ese maravilloso mundo de los libros?
Mi familia. Me obligaron a leer. Pero si no hubiese hallado a esos autores, que de alguna manera conectaron conmigo, y despertaron algo en mí, no creo que hubiese continuado. Y en esa época a mí no me pasaba por la cabeza empezar a escribir mis propias cosas.
4. ¿Cómo fue tu adolescencia y los libros?
Después de los 15 años, fue muy fructífera. En mi adolescencia empecé a leer. Descubrí a Cortázar, a Bioy, a García Márquez, a Onetti, a Carpentier, a un escritor dominicano llamado Pedro Péix, a Juan Bosch, a Milan Kundera, a Faulkner, que siempre fue un escritor que me gustó mucho, a Carson MacCullers, Clarice Lispector, Camus, Sartre, José Alcántara Almánzar, René del Risco Bermúdez, César Vallejo, Neruda, Franklin Mieses Burgos, Manuel del Cabral, Borges, Platón, Fuentes, Rulfo, Pedro Henríquez Ureña, Flaubert, Baudelaire, Sergio Pitol, Jaques Stéphen Alexis, descubrí una forma diferente del mundo, una burbuja, y estoy metido en ella desde ese tiempo.
5. ¿Ha habido en República Dominicana suficiente apoyo para que, especialmente, los jóvenes y adolescentes se interesen por los libros?
No. El hecho de que yo haya llegado tan tarde a la literatura lo demuestra. No existe apoyo para el escritor, no se fomenta la lectura. Como yo he dicho algunas veces, en mi país un escritor es un ilustre desconocido. Hacer cultura es un acto decorativo, un pasatiempo inútil. Yo hago mucha gestión cultural en mi país, dirijo un taller literario y he creado clubes de lectura en los barrios pobres de mi ciudad. Existe un ministerio de cultura, pero no sirve para mucho. Bueno, no sirve para nada. Después, cuando el escritor es reconocido, se le llama para que el político de turno le entregue una placa, le prometa un apartamento o una pensión. En el caso de la República Dominicana, es un país muy pequeño y pobre, cuyo mercado editorial también es muy reducido. Ninguna gran editorial desembarcará en este país, así como es muy difícil que un escritor dominicano acceda a las grandes editoriales, menos aún un escritor joven o desconocido, porque las editoriales buscan grandes mercados. Verdad de la época y del capitalismo, lo cual, si lo pensamos bien, limita el espacio de la literatura, reduce la cantidad de buenos escritores que podríamos encontrar.
6. ¿Cuál fue el tema del primer cuento que escribiste?
No recuerdo. Debió ser un cuento de adolescente, quizás algo romántico. Quizás no fue un cuento, sino un poema. Pero como siempre he escrito mucho, frenéticamente, aunque no publico mucho, no recuerdo bien qué fue exactamente lo primero que escribí.
7. ¿Cuáles, ya adulto, han sido tus lecturas preferidas?
Las mismas que en la adolescencia, no creo que haya evolucionado mucho en ese sentido. Ahora estoy leyendo a Le Clézio. Volví a leer a Camus, porque estoy dictando unas charlas en Santo Domingo sobre él. Me gustan mucho Coetzee y Philip Roth. El boom, y escritores de mi generación, por lo menos los que puedo encontrar, que son muy pocos; Bolaños, por ejemplo, que es un poco mayor, mucha literatura dominicana, he leído a Rocangoglio y a Xavier Velasco, pero no me gustaron mucho. Pero claro, eso es relativo, es una cuestión personal. Me gustó mucho, sí, la novela “Caracol Beach”, de Eliseo Alberto, que ganó el Premio Alfaguara, es una de las pocas novelas ganadoras de ese premio que de verdad me ha gustado.
8. ¿Cómo surgió la idea de tu primer libro?
Mi primer libro fue “Juguete de Madera”, una novela corta que tuvo mucho éxito aquí en el país. Se me ocurrió la idea repentinamente, recordando Caperucita Roja. Quien lea el cuento de Perrault y mi novelita, que es una especie de historia cruel sin contemplaciones sobre una niña que se escapa de su casa y se encuentra con un lobo en su camino, se dará cuenta de la influencia de uno en la otra.
9. ¿Cuánto tiempo te demoraste escribiendo "Cada demonio"?
Años. Como uno no tiene todavía la oportunidad de publicar con cierta facilidad, las cosas le duran a uno años guardadas, y cuando aparece la oportunidad se publica. Pero eso es beneficioso, porque significa que hay mucho tiempo para la maduración del texto y la corrección. Y puedo decir que todavía está en construcción.
10. ¿En qué género podemos incluir tu más reciente novela?
Es una novela negra. Una investigación sobre el secuestro de una adolescente, Isabelita, durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Su hermano, que se exilió en New York con su familia cuando su hermana desapareció, regresa al país quince años después para investigar qué sucedió con ella. Poco a poco, en medio de una atmósfera asfixiante y casi gótica, la pesquisa se va volviendo insoportable. Pero la novela es también el análisis de una época: él llega de nuevo a otra dictadura, la de Joaquín Balaguer, y encuentra nuevamente violencia, corrupción, depravación moral, oscuras tramas políticas. Las personas están detenidas, en espera de algo que parece nunca llegará. Pero él se da cuenta al volver (quizás porque se siente extranjero, un poco como el de Camus, porque ve las cosas desde fuera) que las dictaduras no podrían existir si una buena parte de la gente no se asociara con ellas, o por lo menos no fuese indiferente a ellas. Por lo que todos somos culpables, culpables todos de la desaparición de Isabelita, y de aquello terrible que le ocurrió, que el lector descubrirá al final de la novela.
11. ¿Qué opinión tienen en tu país de la literatura colombiana?
Bueno, que es una gran literatura. Que ha dado grandes escritores (un Premio Nobel, nada menos), y que, en mi caso particular, me ha proporcionado largas horas de felicidad. García Márquez, Alvaro Mutis, José Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, nombres que se escuchan en toda América. Y bueno, ahora nos llegan William Ospina, Santiago Gamboa y sus novelas negras, aunque algunas no sean tan negras, Mario Mendoza que ganó un premio con su novela “Satanás”, o Fernando Vallejo, pero hay escritores como Milcíades Arévalo, que es mi amigo lejano, al que no conozco en persona pero nos escribimos por internet, o tú mismo, que eres escritor pero uno no tiene la posibilidad de leerlos porque no aparecen en el país, porque no nos leemos entre nosotros, aunque pude leer un libro tuyo que apareció en una librería de mi ciudad, un libro sobre periodismo. De poesía no llega nada, sólo narrativa o ensayo, eso es sumamente lamentable. Pero si nosotros, como lectores, decidiéramos: bueno, vamos a leer a mis colegas latinoamericanos, vamos a dejar un poco de lado toda esa literatura prefabricada que me venden las editoriales y los premios… otra cosa sería. Quizás seríamos otra clase de lectores, más responsables, porque a los lectores también hay que exigirles compromisos, no sólo a los escritores.
12. ¿Y tú que has leído de los escritores colombianos?
Más o menos te contesté en la respuesta anterior. Me gustaría leer más literatura colombiana, más literatura latinoamericana, más literatura caribeña. Porque es la que más se acerca a mi identidad, a lo que soy y a lo que pretendo decir como escritor.
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
1. ¿A qué edad empezaste a tener relación con los libros?
Muy tarde. Ya en mi adolescencia, porque la educación de nuestros países no exige la lectura como algo imprescindible. Empecé a leer regularmente literatura a los 15 o 16 años, y me di cuenta de todo el tiempo que había perdido.
2. ¿Cuáles fueron los primeros libros que tuviste en tus manos?
Un libro de texto: “Nombre”, de Carmen Pleyán, que contenía pequeños trozos de obras literarias: un poema de Rafael Alberti, otro de Antonio Machado, un cuento de Ana María Matute, otro de Eduardo Mallea, un trozo de Kim, de Rudyard Kiplin… Entonces yo me dije: Bueno, esto era lo que me hacía falta descubrir, de esto me estaba perdiendo. Luego “Doña Bárbara”, de Rómulo Gallegos, una edición pirata de “Ojos de Perro Azul”, de García Márquez, que la titularon “Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles”, los cuentos de Juan Bosch… Luego todos los libros que encontraba, sin discriminar.
3. ¿Quiénes te sumergieron en ese maravilloso mundo de los libros?
Mi familia. Me obligaron a leer. Pero si no hubiese hallado a esos autores, que de alguna manera conectaron conmigo, y despertaron algo en mí, no creo que hubiese continuado. Y en esa época a mí no me pasaba por la cabeza empezar a escribir mis propias cosas.
4. ¿Cómo fue tu adolescencia y los libros?
Después de los 15 años, fue muy fructífera. En mi adolescencia empecé a leer. Descubrí a Cortázar, a Bioy, a García Márquez, a Onetti, a Carpentier, a un escritor dominicano llamado Pedro Péix, a Juan Bosch, a Milan Kundera, a Faulkner, que siempre fue un escritor que me gustó mucho, a Carson MacCullers, Clarice Lispector, Camus, Sartre, José Alcántara Almánzar, René del Risco Bermúdez, César Vallejo, Neruda, Franklin Mieses Burgos, Manuel del Cabral, Borges, Platón, Fuentes, Rulfo, Pedro Henríquez Ureña, Flaubert, Baudelaire, Sergio Pitol, Jaques Stéphen Alexis, descubrí una forma diferente del mundo, una burbuja, y estoy metido en ella desde ese tiempo.
5. ¿Ha habido en República Dominicana suficiente apoyo para que, especialmente, los jóvenes y adolescentes se interesen por los libros?
No. El hecho de que yo haya llegado tan tarde a la literatura lo demuestra. No existe apoyo para el escritor, no se fomenta la lectura. Como yo he dicho algunas veces, en mi país un escritor es un ilustre desconocido. Hacer cultura es un acto decorativo, un pasatiempo inútil. Yo hago mucha gestión cultural en mi país, dirijo un taller literario y he creado clubes de lectura en los barrios pobres de mi ciudad. Existe un ministerio de cultura, pero no sirve para mucho. Bueno, no sirve para nada. Después, cuando el escritor es reconocido, se le llama para que el político de turno le entregue una placa, le prometa un apartamento o una pensión. En el caso de la República Dominicana, es un país muy pequeño y pobre, cuyo mercado editorial también es muy reducido. Ninguna gran editorial desembarcará en este país, así como es muy difícil que un escritor dominicano acceda a las grandes editoriales, menos aún un escritor joven o desconocido, porque las editoriales buscan grandes mercados. Verdad de la época y del capitalismo, lo cual, si lo pensamos bien, limita el espacio de la literatura, reduce la cantidad de buenos escritores que podríamos encontrar.
6. ¿Cuál fue el tema del primer cuento que escribiste?
No recuerdo. Debió ser un cuento de adolescente, quizás algo romántico. Quizás no fue un cuento, sino un poema. Pero como siempre he escrito mucho, frenéticamente, aunque no publico mucho, no recuerdo bien qué fue exactamente lo primero que escribí.
7. ¿Cuáles, ya adulto, han sido tus lecturas preferidas?
Las mismas que en la adolescencia, no creo que haya evolucionado mucho en ese sentido. Ahora estoy leyendo a Le Clézio. Volví a leer a Camus, porque estoy dictando unas charlas en Santo Domingo sobre él. Me gustan mucho Coetzee y Philip Roth. El boom, y escritores de mi generación, por lo menos los que puedo encontrar, que son muy pocos; Bolaños, por ejemplo, que es un poco mayor, mucha literatura dominicana, he leído a Rocangoglio y a Xavier Velasco, pero no me gustaron mucho. Pero claro, eso es relativo, es una cuestión personal. Me gustó mucho, sí, la novela “Caracol Beach”, de Eliseo Alberto, que ganó el Premio Alfaguara, es una de las pocas novelas ganadoras de ese premio que de verdad me ha gustado.
8. ¿Cómo surgió la idea de tu primer libro?
Mi primer libro fue “Juguete de Madera”, una novela corta que tuvo mucho éxito aquí en el país. Se me ocurrió la idea repentinamente, recordando Caperucita Roja. Quien lea el cuento de Perrault y mi novelita, que es una especie de historia cruel sin contemplaciones sobre una niña que se escapa de su casa y se encuentra con un lobo en su camino, se dará cuenta de la influencia de uno en la otra.
9. ¿Cuánto tiempo te demoraste escribiendo "Cada demonio"?
Años. Como uno no tiene todavía la oportunidad de publicar con cierta facilidad, las cosas le duran a uno años guardadas, y cuando aparece la oportunidad se publica. Pero eso es beneficioso, porque significa que hay mucho tiempo para la maduración del texto y la corrección. Y puedo decir que todavía está en construcción.
10. ¿En qué género podemos incluir tu más reciente novela?
Es una novela negra. Una investigación sobre el secuestro de una adolescente, Isabelita, durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Su hermano, que se exilió en New York con su familia cuando su hermana desapareció, regresa al país quince años después para investigar qué sucedió con ella. Poco a poco, en medio de una atmósfera asfixiante y casi gótica, la pesquisa se va volviendo insoportable. Pero la novela es también el análisis de una época: él llega de nuevo a otra dictadura, la de Joaquín Balaguer, y encuentra nuevamente violencia, corrupción, depravación moral, oscuras tramas políticas. Las personas están detenidas, en espera de algo que parece nunca llegará. Pero él se da cuenta al volver (quizás porque se siente extranjero, un poco como el de Camus, porque ve las cosas desde fuera) que las dictaduras no podrían existir si una buena parte de la gente no se asociara con ellas, o por lo menos no fuese indiferente a ellas. Por lo que todos somos culpables, culpables todos de la desaparición de Isabelita, y de aquello terrible que le ocurrió, que el lector descubrirá al final de la novela.
11. ¿Qué opinión tienen en tu país de la literatura colombiana?
Bueno, que es una gran literatura. Que ha dado grandes escritores (un Premio Nobel, nada menos), y que, en mi caso particular, me ha proporcionado largas horas de felicidad. García Márquez, Alvaro Mutis, José Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, nombres que se escuchan en toda América. Y bueno, ahora nos llegan William Ospina, Santiago Gamboa y sus novelas negras, aunque algunas no sean tan negras, Mario Mendoza que ganó un premio con su novela “Satanás”, o Fernando Vallejo, pero hay escritores como Milcíades Arévalo, que es mi amigo lejano, al que no conozco en persona pero nos escribimos por internet, o tú mismo, que eres escritor pero uno no tiene la posibilidad de leerlos porque no aparecen en el país, porque no nos leemos entre nosotros, aunque pude leer un libro tuyo que apareció en una librería de mi ciudad, un libro sobre periodismo. De poesía no llega nada, sólo narrativa o ensayo, eso es sumamente lamentable. Pero si nosotros, como lectores, decidiéramos: bueno, vamos a leer a mis colegas latinoamericanos, vamos a dejar un poco de lado toda esa literatura prefabricada que me venden las editoriales y los premios… otra cosa sería. Quizás seríamos otra clase de lectores, más responsables, porque a los lectores también hay que exigirles compromisos, no sólo a los escritores.
12. ¿Y tú que has leído de los escritores colombianos?
Más o menos te contesté en la respuesta anterior. Me gustaría leer más literatura colombiana, más literatura latinoamericana, más literatura caribeña. Porque es la que más se acerca a mi identidad, a lo que soy y a lo que pretendo decir como escritor.
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
El Arma Secreta-José M. Fernández Pequeño
José M. Fernández Pequeño es un escritor cubano-dominicano que actualmente reside en Miami, E.U., pero que duró algunos años viviendo en la República Dominicana, donde desarrolló una amplia labor de profesor, gestor cultural y, por supuesto, escritor. Su nuevo libro, "El Arma Secreta", contiene nueve cuentos que transcurren en la República Dominicana y en Cuba. Es nativo de Santiago de Cuba, y vivió algún tiempo en Santiago de los Caballeros en la Rep. Dom., pero la mayor parte de su estancia en el país transcurrió en Santo Domingo. Los cuentos del libro son: "Los Conquistadores", "El Arte de Roncar", "Un Cierto Olor a Escalofrío", "Rebeliones", "El Cíclope", "Imperfecciones", "Pongamos por Caso", "El Ombligo de María B" y "El Arma Secreta". "Los Conquistadores" es un cuento muy breve que abre el libro, de menos de una página, e "Imperfecciones" es un cuento corto de dos páginas y media, pero en sentido general los cuentos de Fernández Pequeño son largos, y transcurren en una realidad insólita (como él dice que es la vida cotidiana de la República Dominicana) y dura, difícil, aunque tratada con cierto humor propio de la personalidad del autor. La pintura de la portada es del maestro dominicano Mario Grullón: el cuadro "Hojas y Ojos". Solamente he leído el segundo cuento del libro, "El Arte de Roncar", así que aún no puedo dar una opinión crítica, sobre todo porque el autor confiesa que arma sus libros como un todo, es decir que cada cuento tiene una finalidad que completa el volumen, pero ya en ese cuento (como en los demás de sus libros anteriores, por ejemplo del volumen "Tres eran Tres") se nota el asombro ante una realidad absurda que a los dominicanos ya no nos asombra, la realidad del caos sin arrepentimiento. Enhorabuena a José M. Fernández Pequeño.
José M. Fernández Pequeño es un escritor y editor nacido en Cuba y naturalizado dominicano, país donde residió durante quince años. Ha publicado catorce títulos de crítica literaria, ensayo y narrativa. Durante cerca de treinta y cinco años se ha desempeñado como profesor universitario de Literatura, Cine y Comunicación. Gestor cultural, estuvo entre los fundadores del Festival de la Cultura Caribeña, la Casa del Caribe y la revista Del Caribe, en Santiago de Cuba. Fue Gerente de Programas Culturales del Centro León, en Santiago de los Caballeros.
(Tomado de la solapa de "El Arma Secreta")
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
José M. Fernández Pequeño es un escritor y editor nacido en Cuba y naturalizado dominicano, país donde residió durante quince años. Ha publicado catorce títulos de crítica literaria, ensayo y narrativa. Durante cerca de treinta y cinco años se ha desempeñado como profesor universitario de Literatura, Cine y Comunicación. Gestor cultural, estuvo entre los fundadores del Festival de la Cultura Caribeña, la Casa del Caribe y la revista Del Caribe, en Santiago de Cuba. Fue Gerente de Programas Culturales del Centro León, en Santiago de los Caballeros.
(Tomado de la solapa de "El Arma Secreta")
http://www.amazon.com/dp/B00MWDR02O
Publicando un libro en amazon.com
Me parece sumamente interesante, provechosa y reconfortante la publicación independiente a través amazon.com, y en otras plataformas como bubook.es, etc., de acuerdo a mi experiencia. Me parece interesante a pesar de los problemas que ha tenido amazon.com con escritores ya reconocidos, en Francia y en Estados Unidos, con respecto al pago de regalías. Pero para los escritores del tercer mundo, para los "indies" (así le dicen en gringolandia a los independientes), es una plataforma extraordinaria. ¿Por qué?, porque si envías tu libro a una editorial reconocida, y esa editorial te rechaza el libro, entonces puedes publicarlo en Amazon, gratuitamente, y el público decidirá si le gusta o no ese libro. Claro que es difícil que compren tu libro, porque hay millones de volúmenes en la plataforma, millones, y de entre esos millones tiene que haber gente que encuentre tu libro y lo lea; pero no necesitas a la editorial. Y si la editorial no te lo rechaza, sino que no te parece que debas enviárselo, sino simplemente publicarlo por tu cuenta, también.
Eso es lo que sucede con los buenos escritores del tercer mundo. Una editorial española, por ejemplo, no se arriesgará con un escritor desconocido (bueno, por lo menos es muy difícil que lo haga), de un mercado pequeño de un país pequeñito, aunque su obra tenga calidad, no; una gran editorial se arriesgará con un escritor desconocido de países grandes, en los cuales haya grandes mercados. Entonces tenemos, debido a la ley capitalista de la oferta y la demanda, y del mercado, que es la principal institución del capitalismo, que los escritores conocidos son los de los grandes mercados, pero un escritor de un país, diríamos, de diez millones de habitantes, que tenga un 20% de analfabetismo, y que además sea un país pobre, entonces ahí no hay nada que hacer. Independientemente de la calidad del libro. Lo mismo sucede con los concursos literarios, con los premios, etc.
Pero publicar de forma independiente puede resolver eso. Claro, no resolverá el problema de la crítica, es decir que en una plataforma como amazon.com tú puedes vender un millón de ejemplares de tu libro, pero eso no significa que vas a recibir el reconocimiento de la crítica y de la comunidad literaria, que van a comentar tu libro en periódicos los demás escritores, etc. Es posible incluso que tu nombre pase desapercibido, pero no importa: ya vendiste un millón de ejemplares (o mil, o dos mil, que también está muy bien).
Lo interesante de todo esto, me parece a mí, es que algunos géneros pueden encontrar en estos espacios formas de publicación. La poesía, por ejemplo, que hay editoriales, como Alfaguara, o Anagrama o Seix Barral, que no la publican. Puedes publicar tu libro de poesía, en papel o en e-book, y colocarlo en amazon.com. Y regalar tu libro, si quieres, ponerlo gratis y que la gente te lea aunque no ganes dinero. Pero que te lean, que es lo que quieren los escritores. Y es saludable que aparezcan estas plataformas porque los libros que publican las editoriales se vuelven cada vez más aburridos, así como los ganadores de concursos literarios, que siempre nos decepcionan, como si hubiese una fórmula mágica para escribir, un sistema único, lo presabido y preescrito que quieren venderle a uno como novedoso, cuando yo he dicho también más de una vez: lo que está de moda para que se venda, lo que parece original y no es más que paja, es, al final, también mercado. Todos esos libros formalmente aburridos y estéticamente nulos, pero que se venden mucho porque eso es lo que la gente está esperando. Es posible que también en Amazon esos sean los libros que más se vendan, pero no quire decir (ahí está lo interesante), que no tenga presencia también lo otro, lo raro, lo nuevo, lo rebelde, lo contestatario, estéticamente hablando, por supuesto. Y si publicas tu libro en esta plataforma, puede ser lo más original del mundo, y puede ser un gran libro, eso lo decidirá el lector.
Entonces, a pesar de todos los pleitos legales en países primermundistas, para los escritores del tercer mundo, para mi país, por ejemplo, la República Dominicana, donde no desembarcará ninguna editorial importante, es un éxito esta clase de plataformas. Tu libro está ahí, aunque no te lo compre nadie; regálalo, o envía el link a tus amigos, o pídelo tú mismo por correo para que te manden algunos ejemplares y se los enseñas a tu familia y a tus amigos, y tal vez puedas vender dos o tres cuando te los envían por correo. Por lo menos es un poco más de lo que hacen las grandes editoriales.
Para saber más acerca de cómo publicar en amazon.com, puedes escribirme a:
videomaximo@hotmail.com
Y si ya publicaste en Amazon, envíame tus links que te los publico gratuitamente en este blog.
Y que des click a los enlaces de amazon. Ya yo daré click a tus propios enlaces, cuando me los envíes o los publiques.
Si quieres el libro Cada Demonio mucho más barato que el enlace de arriba, click aquí:
Eso es lo que sucede con los buenos escritores del tercer mundo. Una editorial española, por ejemplo, no se arriesgará con un escritor desconocido (bueno, por lo menos es muy difícil que lo haga), de un mercado pequeño de un país pequeñito, aunque su obra tenga calidad, no; una gran editorial se arriesgará con un escritor desconocido de países grandes, en los cuales haya grandes mercados. Entonces tenemos, debido a la ley capitalista de la oferta y la demanda, y del mercado, que es la principal institución del capitalismo, que los escritores conocidos son los de los grandes mercados, pero un escritor de un país, diríamos, de diez millones de habitantes, que tenga un 20% de analfabetismo, y que además sea un país pobre, entonces ahí no hay nada que hacer. Independientemente de la calidad del libro. Lo mismo sucede con los concursos literarios, con los premios, etc.
Pero publicar de forma independiente puede resolver eso. Claro, no resolverá el problema de la crítica, es decir que en una plataforma como amazon.com tú puedes vender un millón de ejemplares de tu libro, pero eso no significa que vas a recibir el reconocimiento de la crítica y de la comunidad literaria, que van a comentar tu libro en periódicos los demás escritores, etc. Es posible incluso que tu nombre pase desapercibido, pero no importa: ya vendiste un millón de ejemplares (o mil, o dos mil, que también está muy bien).
Lo interesante de todo esto, me parece a mí, es que algunos géneros pueden encontrar en estos espacios formas de publicación. La poesía, por ejemplo, que hay editoriales, como Alfaguara, o Anagrama o Seix Barral, que no la publican. Puedes publicar tu libro de poesía, en papel o en e-book, y colocarlo en amazon.com. Y regalar tu libro, si quieres, ponerlo gratis y que la gente te lea aunque no ganes dinero. Pero que te lean, que es lo que quieren los escritores. Y es saludable que aparezcan estas plataformas porque los libros que publican las editoriales se vuelven cada vez más aburridos, así como los ganadores de concursos literarios, que siempre nos decepcionan, como si hubiese una fórmula mágica para escribir, un sistema único, lo presabido y preescrito que quieren venderle a uno como novedoso, cuando yo he dicho también más de una vez: lo que está de moda para que se venda, lo que parece original y no es más que paja, es, al final, también mercado. Todos esos libros formalmente aburridos y estéticamente nulos, pero que se venden mucho porque eso es lo que la gente está esperando. Es posible que también en Amazon esos sean los libros que más se vendan, pero no quire decir (ahí está lo interesante), que no tenga presencia también lo otro, lo raro, lo nuevo, lo rebelde, lo contestatario, estéticamente hablando, por supuesto. Y si publicas tu libro en esta plataforma, puede ser lo más original del mundo, y puede ser un gran libro, eso lo decidirá el lector.
Entonces, a pesar de todos los pleitos legales en países primermundistas, para los escritores del tercer mundo, para mi país, por ejemplo, la República Dominicana, donde no desembarcará ninguna editorial importante, es un éxito esta clase de plataformas. Tu libro está ahí, aunque no te lo compre nadie; regálalo, o envía el link a tus amigos, o pídelo tú mismo por correo para que te manden algunos ejemplares y se los enseñas a tu familia y a tus amigos, y tal vez puedas vender dos o tres cuando te los envían por correo. Por lo menos es un poco más de lo que hacen las grandes editoriales.
Para saber más acerca de cómo publicar en amazon.com, puedes escribirme a:
videomaximo@hotmail.com
Y si ya publicaste en Amazon, envíame tus links que te los publico gratuitamente en este blog.
Y que des click a los enlaces de amazon. Ya yo daré click a tus propios enlaces, cuando me los envíes o los publiques.
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El Centenario de Julio Cortázar
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El escritor Eugenio Camacho me confesó un día que él no leía a Cortázar cuando estaba escribiendo algo, porque su estilo se contagia. Se pega, como decimos nosotros. En el libro Papeles Inesperados, que contiene páginas inéditas facilitadas por su viuda, que me hizo el gran favor de regalarme el escritor Luis Córdova, hay un cuento extraordinario que es posible que Cortázar no haya publicado porque no se corresponde con su estilo; hasta el final, parece el cuento de otra persona. Al final ya regresa por un momento esa forma de contar cortazariana, pero es injusto que haya dejado a los lectores sin descubrir ese cuento, que aunque no tiene su estilo me parece de los mejores suyos. Es un poco borgiano el cuento, aunque mantiene siempre la frescura de Cortázar, el hecho de que no sabemos nunca lo que va a suceder a medida que transcurre la historia, con una serie de vueltas de tuerca, porque cualquier cosa puede suceder en sus cuentos.
Julio Cortázar no ganó el Premio Nobel de Literatura. Ni el Premio Cervantes, ni el Premio Juan Rulfo, no ganó muchos premios literarios. Quizás por indiferencia de su parte, o por negligencia de los encargados de otorgar los premios, la cuestión fue que no ganó muchos premios, aunque sospechamos que, por lo menos al principio, participó en algunos concursos. Uno de esos premios lo ganó Rayuela, compartido con Bomarzo de Manuel Mujica Lainez. Sabemos que envió sus cuentos a revistas y periódicos para que se los publicaran, como hace todo escritor principiante, porque Jorge Luis Borges fue el primero en publicar un cuento suyo en el periódico en el que trabajaba. A pesar de la distancia ideológica que los separaba, Cortázar nunca ocultó su admiración por Borges, así como Borges siempre se sintió orgulloso de haber sido el primer editor que le publicara algo a Cortázar.
En el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, siempre es bueno reconocer, recordar a un maestro. A un maestro indiscutible de las letras en idioma español, quizás en cualquier idioma. En un artículo que escribió Mario Vargas Llosa con motivo de su muerte, contaba cómo, la última vez que lo fue a visitar a París, Cortázar se lo quería llevar por las calles para comprar marihuana y revistas pornográficas: como si fuese eternamente joven, el eterno rebelde. Ese monumento que es Rayuela, en la que aparecen personajes divididos, fragmentados, duplicados, una novela que es muchas novelas, no sólo dos como al principio aparente y confiese el propio autor, es eso mismo: apariencia, imagen, percepción; la realidad no es lo que creemos que es, el mundo puede ser diferente a como se ha construido de forma imperfecta. Tenemos esa certeza leyendo esa novela. Rayuela, o Peregrina, un juego femenino (a pesar de la vejación que él hace de las mujeres en la novela, de la que luego se arrepintió en innumerables entrevistas) que yo jugaba cuando niño con mi hermana Ana María, pintada sobre la acera con una tiza blanca. En este centenario, vamos a comprar los libros de Cortázar, a leerlo y a mantenerlo vivo.
www.amazon.com/author/maximovega
Máximo Vega por Manuel Salvador Gautier
16 de agosto de 2014
Máximo Vega es narrador desde muy temprana edad. Nació en 1966 y ya para 1984, a los 18 años, tenía escritos varios cuentos y una primera novela. Los cuentos no sobrevivieron; la novela, sí. Hablo de Juguete de Madera, corta, que, con cuatro ediciones, se ha convertido quizás en la obra literaria más conocida del mundo literario del Cibao. Aunque también tiene adeptos en
Sobre Máximo Vega, la escritora también santiaguera Rosa Silverio, en la introducción a una entrevista que le hace a nuestro autor sobre Juguete de Madera, novela publicada en 1996, nos dice: “A través de su literatura nos remite a un universo en donde predomina lo oscuro, la derrota, la infamia y el abismo. Una literatura en donde se nos muestran las cicatrices del alma humana y sus más viles o secretas aficiones, en donde los sueños se vuelven una causa perdida y en donde apenas queda un resquicio para la luz. Esa literatura honda, cruda y pesimista que muchas veces se contrapone a cualquier esperanza, logra remover los cimientos del lector y lo lleva a cuestionarse sobre la realidad que le rodea y sobre su propia naturaleza”.
Es una percepción que comparte el reconocido escritor José Alcántara Almánzar, en la presentación del último libro de Vega, publicado por el Banco Central en el 2014, titulado Era Lunes Ayer, donde nos dice: “Los textos de Vega pueden interpretarse como transgresiones a la moral establecida, un frontal ataque a la doble moral que nos ahoga. Son intentos de penetrar en la sordidez y la desesperanza de unas vidas sin alicientes ni destino. Pero más allá del efecto perturbador de una escena o una frase implacable, lo que impresiona es la crudeza para contar los aspectos más venenosos de las relaciones entre hombres y mujeres. Algunos son cuentos desgarradores y crueles sobre una violación, un infanticidio, un incesto en primer grado, en todos late algo macabro que nos estremece”.
Es obvio que, en esta obra literaria, escrita en un período de treinta años, desde 1984 a 2014, Vega se mantiene fiel al tema que lo enardece: la denuncia de los abusos que cometen los hombres y las mujeres entre sí, y lo hace de manera descarnada, sin contemplaciones.
El libro Era Lunes Ayer, se inicia con dos obras maestras de la cuentística dominicana, los cuentos titulados “La Victoria ” y “Hansel y Gretel”, que ya habían sido publicados en otros de sus libros (puesto que esta obra es una recopilación de sus cuentos editados). En estas dos obras, la caracterización que hace de sus personajes es pormenorizada e impactante.
“La Victoria ” es un monólogo de pocos párrafos largos; manejado con un lenguaje sencillo
donde campean las palabras del mundo del boxeo, ya que el protagonista es un boxeador. Trata sobre las promesas que no pueden cumplirse, y es extraordinaria la manera en que Vega maneja el tema, con gran destreza y sutileza. El final toma desprevenido al lector. Es el momento en que aparece uno de esos “resquicios para la luz” que señala Rosa Silverio: Vega nos guía hacia la compasión. Compasión por estos seres vencidos, que no pudieron cumplir sus promesas ni alcanzar sus sueños, y que, sin embargo, encontraron una salida satisfactoria, aunque inconsecuente, a sus vidas.
donde campean las palabras del mundo del boxeo, ya que el protagonista es un boxeador. Trata sobre las promesas que no pueden cumplirse, y es extraordinaria la manera en que Vega maneja el tema, con gran destreza y sutileza. El final toma desprevenido al lector. Es el momento en que aparece uno de esos “resquicios para la luz” que señala Rosa Silverio: Vega nos guía hacia la compasión. Compasión por estos seres vencidos, que no pudieron cumplir sus promesas ni alcanzar sus sueños, y que, sin embargo, encontraron una salida satisfactoria, aunque inconsecuente, a sus vidas.
“Hansel y Gretel” es una interiorización de una mujer ordinaria, ejecutiva arribista, que trabaja en una oficina del Gobierno y aspira a seguir ascendiendo hasta sustituir a su jefa. Vega, también con gran destreza, nos inunda de detalles sobre la vida de esta mujer: cómo se viste, lo bien que cocina, cómo desprecia a los que no considera de su clase, cómo se hace acompañar de una amiga de mayor categoría para igualarse a ella. Hasta el final, no se entiende por qué el autor llama su cuento igual a la famosa historia de los hermanos Grimm que nos leyeron de niños para espantarnos y hacer que nos portáramos bien. Este cuento de Vega, sin embargo, es mordaz, muy cruel, sin la ternura del de los Grimm, donde los niños son los protagonistas y logran un final feliz. “Hansel y Gretel” de Vega ha tenido gran éxito internacional: fue incluido en un texto para estudiantes universitarios en México.
Además de las obras ya señaladas, Máximo Vega tiene las novelas “Ana y los Demás” (2001) y “El Mar” (2008), y los libros de cuentos “La Ciudad Perdida ” (2004), “El Final del Sueño” (2005) y “Cuentos para Niños y otras Historias Terribles” (2006). Ha editado las antologías de cuentos “Para Matar la Soledad ” (2002), del Taller de Narradores de Santiago, “El Cuento Contemporáneo de Santiago” (2005), y el libro de ensayos “El Libro de los Últimos Días” (2011). Ha sido premiado en varios de los concursos nacionales en los renglones de cuento y de ensayo, y ha sido antologado nacional e internacionalmente. En el año 2002, ganamos el Concurso de Ensayo con motivo del Bicentenario del Nacimiento de Víctor Hugo, Vega con el trabajo “Víctor Hugo en la Historia ”, sobre la vida del escritor, y yo con el trabajo “La fatalidad no está en un campanario de París”, sobre su narrativa, analizando la novela El Jorobado de Nuestra Señora de París.
Uno de los grandes méritos de Vega como difusor de la cultura es haber liderado el Taller de Narradores de Santiago, fundado hará unos quince años. En la actualidad es su coordinador. Desde esta actividad, ha estimulado la creatividad de nuevos escritores y ha difundido la obra literaria cibaeña.
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