LIBIA

La primera vez que los norteamericanos invadieron la República Dominicana, los poetas postumistas hicieron una protesta contra los invasores. Andrés Avelino fue apresado, y a Domingo Moreno Jiménez lo metieron en un saco de henequén y lo tiraron frente a una pulpería. La segunda vez, en 1965, el poeta domínico-haitiano Jacques Viau fue asesinado por las tropas invasoras, mientras el poeta no hacía más que defender la soberanía de su propio país. Nosotros hemos sufrido dos veces lo que es una invasión de los Estados Unidos en el siglo XX. La primera vez, las tropas intervencionistas dejaron las bases para el ascenso al poder de Rafael Leonidas Trujillo, un dictador que nos gobernó por 30 años -un dictador que asesinó a Ramón Marrero Aristy, el autor de Over; que fue el responsable de los exilios de Juan Bosch, de Pedro Mir, de Juan Isidro Jiménez Grullón, y de la muerte de tantos intelectuales dominicanos-, y luego las bases para el ascenso -con un fraude electoral- de Joaquín Balaguer, que gobernó este país 12 años, apoyado por los norteamericanos, en los cuales se asesinó sistemáticamente a periodistas -entre ellos Orlando Martínez, Gregorio García Castro, etc.-, y a los principales dirigentes de la izquierda dominicana, en una labor de limpieza claramente planeada por ambos gobiernos. Esas dos intervenciones fueron inútiles, y no hicieron más que retrasar la llegada de nuestro país a la democracia y la modernidad. Y que dejaron cientos de muertos. Entonces uno sabe bien para qué invade Estados Unidos nuestros países, y uno sabe bien que Barack Obama, el flamante Premio Nobel de la Paz, acompañado de una resolución injusta de la ONU, bombardea Libia asociado con varios países europeos, pero no bombardea Arabia Saudita, que tiene una de las dictaduras religiosas más terribles de toda la historia de la humanidad (ni siquiera durante el absolutismo católico europeo de la edad media se vivió algo así), porque es socio de E. U., ni a Jordania, una monarquía religiosa, ni hace cumplir a Israel las resoluciones de la O.N.U. Porque hay dictadores que convienen, y otros que no convienen, hay países buenos y países malos, siempre y cuando apoyen o no a E.U. Muy bien. Un gran aplauso al premio nobel. Vamos a esperar que en este siglo nos invadan dos veces más, y apresen a nuestros poetas y asesinen a nuestros intelectuales. Dos veces más, también.

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