1).- “El Libro de los últimos días”,
este titulo suena un poco apocalíptico para un libro que parece recopilar
escritos de diferentes períodos y temáticas. ¿Qué te motivó a hacer este libro y por qué este
título?
El título tiene que ver con los últimos días
del libro impreso en papel. Al principio, en un artículo que se llama “Los
Últimos Días”, yo más o menos
refiero eso, y digo que me gustaría ser una especie de miembro de una secta que
se dedique a guardar la sabiduría de todos los libros impresos a través del
amor al libro como volumen, mientras la gente disfruta de la tecnología, de los
aparatos, etc., etc., algo que ya había dicho más o menos Vargas LLosa, aunque
creo que de otra manera, en no sé cuál artículo. El motivo del libro, y del
título al mismo tiempo, tiene que ver con el período de decadencia en que
vivimos. Un período de avaricia, de tremendas desigualdades económicas y de un
gran desdén por las humanidades, porque no dejan dinero.
2).- Eres un
escritor de ficciones, pero ahora tomas esta línea de pensador. ¿Cómo describes ese proceso
fisiológico y síquico que se opera en ti, cuando te inclinas por un género u
otro?
¿Qué
mapas mentales y metodologías sigues, cuando creas
ficción o un ensayo?
Yo no creo que sea un pensador. Yo trato de
decir las cosas que creo, independientemente de que esté equivocado o no. Un
científico, por ejemplo, desde el principio sabe que está equivocado, porque
las verdades científicas cambian con las épocas, pero a él no le importa. Yo
pienso que los escritores no deberían estar tan preocupados por encontrar la
verdad (no creo tampoco que los escritores estén preocupados por eso), sino que
solamente deben decir lo que creen, con la mayor honestidad posible.
Ahora bien, para mí, escribir un ensayo es más
fácil que escribir ficción. Razonar es más fácil que imaginar, para mí, no sé
para los demás. Contar una historia es una cosa sumamente complicada, difícil,
que toma mucho tiempo y mucho esfuerzo.
3).- En “El Libro
de los últimos días”, despliegas
diversas críticas y razonamientos; sin embargo, muchos parecen ligados a un
estado de pesimismo ante la realidad humana. ¿Se podría
esperar cambios de transformación
para esta realidad?
Sí, es verdad. Soy pesimista. Pero me parece
que es un reflejo de mi época. Date cuenta: tanta tecnología, tanta
industrialización, y todavía persisten las desigualdades económicas, por
ejemplo. Si la humanidad quisiera, nadie pasaría hambre, nadie tendría dificultades
económicas, nadie tendría un poder desmedido sobre el otro. Todo eso ya se ha
logrado. Pero en la realidad esto no es así. Sucede que hay un grupo de vivos
que te dicen: te damos un poco, pero el que tiene los privilegios soy yo, el
rico soy yo, el poderoso soy yo. Tú eres un lacayo. Y esa gente piensa,
incluso, que se merece todos los privilegios que tiene.
4).- Tú escribes: “Un solo libro,
una sola página; la muchedumbre le pertenece a la materia y al poder” (Pág. 4,
Los últimos días). ¿Se
podría derivar que esa “muchedumbre”
no alcanza a trascender más allá de su condición, porque no siente ni
leen de la misma manera, como lo hacen ese grupo que acude a la ficción? ¿Es que esa “muchedumbre”,
por naturaleza y por si misma, ya está condicionada a no sentir, a no tener
inclinación por los bienes espirituales como son la cultura, el arte?
Mira, yo vi por la televisión a un artista que
decía que deberíamos vivir ¨la dictadura del arte¨. No recuerdo el nombre del
artista, pero él tiene razón. Augusto Monterroso tiene un cuento de un poeta
que hace un recital en un parque, y nadie le hace caso, y Monterroso dice al
final que al mundo le hace falta solamente una cosa para ser perfecto, para ser
feliz. Claro, eso que le hace falta es la poesía. El arte te hace ver la vida
de otra forma, muchísima gente ha dicho esto, y es verdad. Todo el
conocimiento, la belleza, está al alcance de la gente, y la gente lo desdeña.
Por muchísimas razones, no nos vamos a detener en eso ahora, pero uno sabe que
el ser humano necesita del arte, de la cultura, para ser mejor. El 60% del
presupuesto nacional debería estar dedicado a la cultura, al mismo tiempo que a
la educación, que proviene de la cultura. Estoy exagerando, pero es un sueño
agradable.
5).- Pero, ¿acaso
esa “muchedumbre” no ha sido
permeada por los valores de
una clase dominante, o es que ha sido lo contrario, se podría considerar
que esta “muchedumbre” es la que
impone sus criterios y valores de consumo?
Sí. Siempre será así, en mayor o menor medida,
esperamos que en menor medida en el futuro. Lo que digo es utópico, quimérico.
Lo que tenemos es que empujar, poco a poco, para ir mejorando, para que los
criterios que se impongan no sean, por lo menos, la violencia, la criminalidad,
la anomia, la estupidez, la pobreza. Te voy a poner un ejemplo práctico. En
nuestro país se habla mucho de clientelismo. ¿Pero por qué hay clientelismo?,
bueno, porque la gente, en un país muy pobre, quiere que le den cosas para
resolver sus problemas materiales. ¿Esa gente está equivocada?, no, porque esa
gente no cree en el sistema político imperante, y trata de sacarle provecho a
la política. Además, tienen problemas reales, que tienen que resolver como sea.
Los dirigentes políticos se aprovechan de esto, le regalan cosas a la gente
(dinero, hojas de cinc, madera, cemento…) para conseguir votos y ganar las
elecciones. Entonces gana el que más tiene, el que más da, o por lo menos ya
cuenta con una gran ventaja. Además, circunstancias históricas propician esto.
¿Cuál es la solución a eso?, que haya menos pobreza, para que la gente no se
conforme con una hoja de cinc, con una caja de muerto o con un block. Se impone
un valor, que es el material, no se debaten ideas. Entonces ganan las
elecciones quienes no deben ganarlas, no en todos los casos, pero en muchos
casos es así. Todos somos culpables. Pero aunque la gente no lo crea, o no se
dé cuenta, las cosas han mejorado, antes estaban peor. Pero no han mejorado
solas, se ha trabajado y se ha luchado para que sean mejores.
Otro ejemplo, que aparece en el libro: la idea
equivocada de su propia racialidad que tiene el dominicano. Ese es un criterio
impuesto, que no tiene que ver con la realidad. Las élites han convencido a los
dominicanos de que son lo que realmente no son.
6).- Cuando
entras en esa fase de estos
cuestionamientos, y descubres esa realidad “sórdida” como tú
mismo las estableces, ¿te
golpea o tú permaneces estable, luego de agotar ese arrobamiento
ante el
proceso de la creación? ¿Qué
haces para tomar distancia de ella?
¿Qué
rutinas observas para liberar el estrés? ¿Realizas algún deporte o disciplina espiritual?
Soy
una persona muy metódica, muy organizada. Tiene que ser así, porque en la
República Dominicana uno tiene que hacer muchísimas cosas, y además escribir.
Tengo dos trabajos. Me organizo para hacer muchas cosas. Siempre me ha gustado
la actividad física, y siempre me ha gustado salir, andar, ver cosas. Y me
gusta mucho la televisión. Con eso me distraigo.
7).-“Una sola
ficción puede salvarnos de la locura”. El hombre común que
no lee, ni le interesa saturarse de ideas, sólo intenta satisfacer sus necesidades del día del día, y
que no tiene esa hambre metafísica. ¿Qué otras alternativas se le daría, como escape a la locura?
No, el hombre común no tiene salvación. Esa es
la razón principal de la violencia que afecta nuestro país, nuestros países. No
hay dinero, no hay trabajo, hay una cantidad de gente que te roba el dinero que
tú le entregas para mejorar la sociedad, te pasa por el lado un individuo
multimillonario que sabes que no tiene ni un mínimo de tu capacidad, física o
intelectual, que no te da ni por los tobillos. Entonces tú quieres lo que ese
individuo tiene. La policía te humilla, el poder trata de doblegarte. No
existen figuras morales que den el ejemplo. Que demuestren: yo tuve mucho
éxito, pero mi éxito es completamente lícito. ¿Pero por qué se ha llegado a
este estado de violencia, cuando, como dije antes, tenemos el mecanismo para
que todos los hombres, todos, vivan en paz y con prosperidad? No hay
alternativa. Todo no es arte, todo no es literatura. Es muy difícil hablar de
espiritualidad en una sociedad que no tiene resueltos sus problemas básicos:
comida, salud, vivienda. Tú vas a un hospital que debería mantenerse con tus
impuestos y tienes que pagarle al doctor, comprarlo todo, hasta la sangre, y
gastar un dinero que no tienes, cuando todo eso debería ser gratuito: fuiste a
un hospital. Esos son problemas prácticos, que son más importantes que
cualquier debate artístico. Y ni eso hemos podido resolver, a pesar de que
tenemos la capacidad para ello. El individuo debe ser dueño de su propio
destino, y para eso sí sirve el arte. Goethe dijo que el hombre no quiere ser
libre, sino tener un amo justo. Es verdad. La libertad total es el caos. Yo
quiero vivir tranquilo y en paz con los demás seres humanos, nada más. Una
sencillez, una tontería.
Ahora, el arte, en un mundo desvalorizado cuya principal institución es el
mercado, le da sentido a la
vida y la llena de valores
estéticos que se oponen a lo material.
8).- Planteas
situaciones que muchas veces van
en relación a personajes de novelas famosas, pero por lo general son tristes,
fracasados. ¿Tienes
inclinación por esos personajes o
es más fácil hablar de fracasados que de seres felices?
Sí, a
mí me gustan los fracasados, porque la mayoría de los grandes personajes de
novela son fracasados, neuróticos. Joe Christmas, Jean Valjean, el Esteban de
“El Siglo de las Luces”, José Arcadio Buendía padre y Aureliano Buendía,
Juntacadáveres, Raskolnikov, los dos poetas de “Los Detectives Salvajes”,
madame Bovary, Eugenia Grandet, Joseph K… Los exitosos son aburridos. Los
exitosos económicamente: la gente más aburrida del mundo. Tú te encuentras con
una de esas personas y te dice: Máximo, mi hermano, cuántos deseos
tenía de verte, al otro día te encuentras con él otra vez y te dice lo
mismo. Te encuentras cincuenta veces con él y te dice lo mismo. Un ser humano
real un día te abraza y otro día te manda a la mierda. Esos son los que me
interesan.
9). Por ejemplo,
dedicas un capítulo al personaje de Meursault de la novela “El Extranjero”
de Albert Camus, y mencionas como
su indiferencia y desprecio a dos grandes referentes culturales como son el
amor a la madre y la identificación emocional con Cristo, agregado al hecho que
ha matado a un hombre por defensa propia, lo condenan aún más. Si tú como creador tuvieras
que realizar una ficción con un nuevo orden para la civilización, ¿bajo cuáles directrices tú le ordenarías a Meursault para que reconstruya este mundo?
No
creo que yo sería capaz de hacer eso. No creo que nadie debería hacer eso.
Reconstruir el mundo a mi manera: eso es lo que lleva a las dictaduras y al
fundamentalismo. ¿Sabes lo que yo haría?, dejaría que cada quien creyera en lo
que le diera la gana, que dijera cualquier cosa, que si quiere hablar muy mal
de mí lo haga, teniendo en cuenta que no puede hacerle daño a los demás y que
no puede tener privilegios que afecten a los demás. Tan sencillo como eso.
10) Meursault se
podría interpretar como una especie de antihéroe. Si te fuera
posible crear un personaje, otro
arquetipo o héroe que negara o compitieras con Meursault, ¿cómo
lo construirías?
Me
parece que el personaje mío que más me gusta es el de mi novela “El Mar”: un
homosexual condenado a muerte que se encariña con un niño haitiano que también
está condenado a muerte. Ese individuo no se considera una gran persona, le da
asco tomarle la mano a un enfermo de SIDA, tiene grandes defectos pero no le
importa, él es así y no se va a poner a quejarse por ser como es. Pero cuando
le toca ayudar a una persona, en este caso a un sacerdote, él que es un
cobarde, que no soporta la violencia física, lo ayuda, o por lo menos trata. Y
cuando tiene que actuar para conseguir lo que quiere, actúa, no lo piensa dos
veces. Esa es una persona más o menos como a mí me gustaría que fuesen todas
las personas.
11).- Meursault es
el producto de esa misma sociedad que
él rechaza, pero es un
resultado que contrasta con ella,
un personaje nihilista que se convierte en crítica violenta. Partiendo que como
tú mismo dices que el nihilismo puede ser un punto de partida, pero no una
actitud definitiva. ¿Cuáles
serían entonces las propuestas
de transformación que tú considerarías para “ese mundo que no entiende”?
Eso lo
dijo Camus, yo lo menciono en el libro: el nihilismo no puede ser una actitud
definitiva. Lo que sucede es que yo estoy hablando de literatura, no de la
realidad. Lo que estoy tratando de poner de manifiesto es que, cuando Camus
escribió la novela, los lectores veían a Meursault como un héroe cultural, en
la época del apogeo del existencialismo. Pero hoy día, nos damos cuenta más que
nunca que Meursault es un personaje negativo, que su individualidad y su
aislamiento emocional son negativos, precisamente porque ya conocemos una serie
de personas en la realidad cuya individualidad furiosa es problemática y es
negativa. Pero en un sentido literario: el sentido de la novela cambia a medida
que cambian las épocas y cambia la forma de pensar de los lectores.
12).-También abordas
la problemática de la crisis en el arte contemporáneo y de una ausencia de
criterios para delimitar lo que es Arte. ¿Cuáles son a tu juicio los valores que definen y sostienen una
verdadera obra de arte?
El
arte está en crisis porque se ha desconectado del público. Pero hablo de las
artes visuales, no de las demás artes. Y hablo de los “grandes” artistas en los
grandes circuitos del arte, y de los artistas que quieren imitarlos. Yo creo,
como lo cree mucha gente, que el mejor arte que se está haciendo es el arte
urbano que se puede ver en las calles de las grandes ciudades. Un arte
sorprendente, sin ambiciones, que no tiene nada que ver con la economía ni con
el nombre de los artistas. Hoy día, es el único arte anónimo que existe, y no
deja de sorprenderme su tremenda calidad y la claridad de su concepto. En las
grandes capitales mercadológicas, el arte de las galerías está muerto.
Ahora
bien, yo digo en el libro, y lo repito aquí, que las artes plásticas tienen
problemas porque no tienen límites, porque son incluso indefinibles, lo que
significa que cualquier cosa puede ser arte, o que nada puede ser arte. Y al
llegar a esa encrucijada viene la confusión. Que las artes plásticas se
encuentran corrompidas por el mercado. Por eso el interés en las artes
plásticas se ha movido de las obras, que deberían ser las protagonistas, a los
artistas. Por eso un arte urbano anónimo es tan interesante.
13).- Esa constante
obsesión por cuestionar cosas, y luego reubicarlas desde tu visión y bajo una
sinceridad aplastante, se destaca en un medio que tiende a hegemonizar y simplificarlo todo, ¿cuáles compensaciones genera esto en tu vida? ¿Cómo haces para balancear
tu tiempo, para ser productivo como escritor y cumplir con tus compromisos de trabajo?
Yo no
pontifico sobre nada. Como dije antes, me equivoco a cada momento, y solamente
digo lo que creo. Y la realidad me pasa por arriba a cada rato.
Pero
yo sé en el país que vivo. Yo nunca tengo un centavo, en el trabajo tengo que
decirle “sí” con la cabeza baja a un analfabeto que tiene dinero. Estoy
consciente de que soy un mercenario que hace literatura.
14).- Has escrito novelas, cuentos y ensayos. Más adelante, ¿podríamos
esperar un libro de poemas tuyo? ¿Y qué futuro adviertes para la poesía, el arte?
No. No
escribo poemas. Me gusta inventar historias. Como dije en otra entrevista, la
gente no se da cuenta lo extraordinario que es crear una historia, inventar
personajes que no existen, ciudades que no existen, atmósferas, situaciones,
conflictos, emociones, sentimientos, objetos que no existen, que son sólo
lenguaje. Toda una cosmogonía. Eso es extraordinario. Y la gente lo lee y cree
que eso es cierto, o por lo menos que es comparable con la realidad. Eso es lo
mío.
Siempre
habrá poesía, siempre habrá arte, porque es intrínseco a la naturaleza humana.
Ahora, que lo siga mucha gente ya eso es otra cosa. Pero yo me conformo con
alguna gente, que esté dispuesta a guardar los libros como objetos de culto en
bibliotecas que no sean virtuales, que los libros sigan siendo objetos,
volúmenes, aunque solamente los leamos tú y yo, no me importa.