CLAUDIO PACHECO-LAS LILAS PARIDAS DEL DESEO


La exposición pictórica de Claudio Pacheco se encuentra basada en los poemas del libro “Canto del Aeropuerto”, de Luis José Rodríguez. Los cuadros, deconstructores de la figura femenina, al  mismo tiempo (y quizás, por supuesto, debido a esto) son sumamente eróticos, advirtiéndose en ellos imágenes de intensa femineidad, como los senos, por ejemplo, símbolos también de  fertilidad; algunos labios como  flores (las lilas del libro, o jacintos de agua…), etc. “Las Lilas  paridas del Deseo” se refieren, precisamente, a esa fertilidad de la que se nos habla en el poema “Canto del Aeropuerto”, o a los jacintos del “postránsito” del libro, que contiene tres poemas finales, transformados en eroticidad por la mirada masculina de un artista plástico que al mismo tiempo es un gran trabajador del arte, como lo es Claudio Pacheco. El Centro de la Cultura de Santiago se siente altamente complacido de acoger en la Sala Yoryi Morel esta doble exposición, correspondiente a las pinturas del artista plástica, y a las palabras del poeta.

Juan Pablo Duarte

     Nace el 26 de enero de 1813,  en el seno de una familia humilde.    Su padre un comerciante español,  su madre una mujer amorosa de carácter apacible nacida en Villa de Santa Cruz, El Seibo.  Hoy, a doscientos años de su nacimiento notamos que el pensamiento Duartiano se ha diluido, esta negación que empezó desde el nacimiento de la llamada República Dominicana,  porque nosotros, dominicanos, desterramos de esta tierra en más de una ocasión a quien ideara nuestro concepto de independencia.
     Duarte fue un visionario,  gestó nuestra nación bajo el lema de: Dios, Patria y Libertad,  afirmando con esto nuestra fe cristiana, nuestro amor a la tierra que nos vio nacer y nuestro derecho a ser libres. 
     Al momento de acontecer lo que los historiadores han llamado la Independencia Efímera, de José Núñez de Cáceres, Duarte sólo contaba con ocho años de edad,  de algún modo este deseo de emancipación echó raíces en su mente y en su corazón.
     A la edad de quince años, fue enviado a Inglaterra para completar sus estudios, luego fue a Francia y más tarde a España.   Los cambios que en aquella época se produjeron en Alemania y Francia,  y los grandes acontecimientos acaecidos en España,  contribuyeron a crear el ideario político de Duarte,  el derecho a su pueblo de ser libre e independiente. 
     El escritor Máximo Vega,  en El libro de los últimos días,  sostiene que Duarte fue un hombre de una sola idea: La Patria.   Duarte en septiembre de 1843  en su primer exilio dice: “Mi pensamiento, mi alma, yo todo,  no me pertenecía: mi carísima Patria absorbía mi mente,  llenaba mi corazón y sólo viviría por ella”.
     En el libro Vicisitudes  de Juan Pablo Duarte el escritor Juan Daniel Balcácer señala que Duarte “Profesó una doctrina política fundamentada en el sistema democrático…”  Parafraseando aquel poema de Jorge Luis Borges que dice: “¿De qué puede servirme que aquel hombre / sufriera, si yo sufro ahora?, el historiador, Balcácer escribe: ¿De qué ha servido que Duarte sufriera por nosotros, / si los dominicanos también sufrimos ahora?
     Aunque Juan Pablo Duarte fue proclamado Presidente de la República por el Cibao, no aceptó tal distinción porque entendía que quien gobernara la nóvel Nación debía ser escogido por medio de elecciones libres. 
     Qué tanto sabemos de la vida y obra del prócer que ideó nuestra independencia.  En el año 1981,  el presidente Antonio Guzmán Fernández,  promulgó la ley 370-81,  la cual en su artículo primero estipula que es “obligatoria la enseñanza y divulgación de la vida y obra del Patriota Juan Pablo Duarte,  tanto en las escuelas públicas como colegios y escuelas privadas, a fin de que sea medular el conocimiento de nuestro gran valor histórico político”.  Esta ley,  me imagino,  va más allá de que nuestros estudiantes lean en voz alta una biografía resumida,  en los días próximos a celebrar su natalicio.  El escritor Máximo Vega considera inapropiado que el estudio de la vida y obra del arquitecto de nuestra independencia se haga de manera obligatoria. Piensa,  que esto debe ser un acto voluntario, natural.   Aún estando de acuerdo con lo que él plantea lo cierto es que la realidad dominicana es otra. La mayoría de los dominicanos  no están interesados en conocer sus raíces.  Una encuesta realizada en el 1994,  sobre “Quién es la persona más admirada en el país” arrojó el siguiente resultado: un 36% dijo admirar a un familiar (especialmente la madre), un 22% al Dr. Joaquín Balaguer,  sólo un 5% dijo admirar a Juan Pablo Duarte.
     Aunque su vida está revestida de una ligera niebla es nuestro deber, como dominicanos, sacar a la luz  todo aquello que él representa.   Juan Pablo Duarte era Poeta, aunque su producción literaria no es muy amplia su poesía nos deja impregnados de nostalgia, sufrimiento, anhelos y desafíos.
Pasaron los días
de paz y amistad
de amor y esperanza,
de fina lealtad.
Las glorias pasaron,
la gala y primor…
Quedaron recuerdos
de amargo sabor.

     Algunos de los fragmentos de sus cartas se han convertido en verdaderas piezas de divulgación de su pensamiento: “…sed justos lo primero, si queréis ser felices”.    
     Era políglota,  hablaba inglés, francés, alemán y portugués, además de enseñar estos idiomas tradujo algunas obras al español. 
     Perteneció a la Logia masónica Constante Unión donde se presume que alcanzó el grado 30 o consejo Kadosh.  En la minuta del 24 de junio de 1843 Duarte aparece con el cargo de “Arquitecto”.    Se entiende que sus principios masónicos fueron determinantes para la creación de la sociedad secreta La Trinitaria.  Esta, constituida originalmente por nueve miembros divididos en tres grupos iguales  tenían un sistema de comunicación por medio de toques, que significaban: confianza, sospecha, afirmación, negación.  Además guardaban por medio de un alfabeto criptológico todo lo que convenía mantener en secreto.   Los nueve miembros firmaron con sangre de sus venas el Juramento Trinitario.
     Sin embargo, los sacrificios hechos por este gran hombre,  luego de consumada la separación definitiva de Haití tuvieron como premio el exilio. Al parecer nuestros próceres están condenados al ostracismo o la muerte.   Aún así cuando Duarte entendió que se había socavado la soberanía nacional,  volvió a su patria poniendo al orden, en contra de la anexión a España, su pensamiento y su espada.  Dispuesto a luchar y morir si fuera necesario.
     A doscientos años del natalicio del arquitecto de nuestra independencia,  debemos reflexionar sobre su legado.   El ideal de una Patria libre y soberana.  Recordemos sus palabras: “Aprovechemos el tiempo”,  “Trabajemos por y para la patria...”   
     Si nos olvidamos de su ideal, entonces sí podemos decir que su sacrificio fue en vano.   De nada valió su lucha,  ni su exilio, ni su muerte…  
     Hagamos el compromiso de que las nuevas generaciones conozcan y valoren la vida y obra de ese gran hombre a quien con orgullo, todos y cada uno de los dominicanos debemos llamar: JUAN PABLO DUARTE,  PADRE DE LA PATRIA.

Muchas gracias!
Sandra Tavárez
21 de enero, 2013


PENSAMIENTOS DUARTIANOS


Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.
Por la Cruz, por la Patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos.
Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian.
Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.
Toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa eficiente y radical de ésta es, por derecho inherente, esencial al pueblo e imprescriptible de su soberanía.

La Nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.
Toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima, y por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla.
El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...O no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional.
Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla.
La política no es una especulación; es la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles.

Si quieres ver videos sobre arte y literatura, click a este enlace:


JUAN PABLO DUARTE (a propósito deL Bicentenario de su Nacimiento)



     Juan Pablo Duarte nació el 26 de enero de 1813. Lo que signi- 
fica que en la fecha de la independencia de la República Dominica- 
na, el 27 de febrero de 1844, tenía sólo 31 años. Y que era más 
joven al fundar, en 1838, la sociedad secreta La Trinitaria, y mucho 
más joven al planear la liberación de la patria. En las pinturas, en las 
litografías, en las reproducciones de su figura, vemos a un hombre 
maduro, casi anciano. Como debería ser un Padre, pero no se co- 
rresponde de ninguna manera con el joven enérgico que liberó nues- 
tra nación. 
     Duarte era, en esencia, un santo, en el sentido cristiano de la 
palabra. Su figura idealista solamente puede ser comparada con la 
de José Martí. Pero Martí fue un gran escritor y amaba a toda la 
humanidad, mientras que Duarte fue un hombre de una sola idea, 
su pensamiento es monótono. Sólo le interesaba una cosa: la patria. 
Cuando manos oscuras se apoderaron de la independencia, y el pa- 
tricio fue exiliado, empezó a morir lentamente. La muerte de Martí 
fue rápida e ilógica, heroica e inútil; como a Moisés, que es una 
figura histórica y un símbolo, a Duarte no le fue dado el presenciar 
la tierra prometida. Desde Venezuela, nuestro arquitecto agonizaba 
al saber en lo que se convertía poco a poco su legado. 
     Como nos dice Sergio Ramírez, quizás pensando en su Nicara- 
gua y en su Centroamérica: “El héroe libertador que atraviesa las
cordilleras cumple las hazañas más intrépidas y traspasa los límites 
de la historia real para entrar en el territorio de la ficción. Su pasión 
es crear un Nuevo Mundo, la utopía (...) son héroes de novela y 
terminan generalmente derrotados, olvidados, en el exilio, en gale- 
ras o frente al paredón de fusilamiento”, aunque en la historia de 
Latinoamérica nunca ha habido cabida para Duarte, un héroe idea- 
lista que buscó la independencia frente a un pueblo vecino, un pue- 
blo sometido que de pronto tuvo ínfulas imperiales (empezando con 
toda la parafernalia ridícula de Christophe, con su corte de negros 
con levitas y pelucas, imitadores desastrados de los reyes y empera- 
dores europeos), lo que convierte nuestra historia en única, desmiti- 
ficada y desangelada. 
     Duarte fue vencido por la guerra y los generales, por los pragmá- 
ticos y los traidores. Se apoderaron de inmediato de la República, ni 
siquiera intentaron construir un remedo del ideal del arquitecto. La 
abstracción duartiana de una patria libre, justa, protectora y orde- 
nada es sólo un ideal, por supuesto, que se dice fácil, que se ha con- 
vertido incluso en un cliché político. Pero todo intento redentor, 
revolucionario o democrático, de alcanzar esa perfección, ha fraca- 
sado. La derrota de Luperón por Lilís, Trujillo y sus 30 años de dic- 
tadura, Juan Bosch y el golpe de estado, la revolución del 65, la 
invasión norteamericana y el posterior ascenso al poder de Joaquín 
Balaguer, Salvador Jorge Blanco que nunca entendió que le corres- 
pondía realizar el tránsito definitivo del país al orden y la moderni- 
dad. La patria posible prefigurada por el patricio ha fracasado. Juan 
Pablo Duarte, discreto y humilde, alejado, debido a su personali- 
dad, de los egos desmedidos del poder, no pudo convencer a su 
pueblo de que lo necesitaba a él. 
     Pero es que el pueblo no quiere a alguien así. Bosch no conven- 
ció a nadie de su necesidad luego del golpe de estado, ni siquiera 
José Francisco Peña Gómez, quien no dejó un pensamiento, aunque
sí, por lo menos, una vida decorosa y una praxis limpia.
 No somos herederos de Duarte, ni de Bosch, ni 
siquiera de Peña Gómez. Somos herederos de la otra cara del poder, 
de Santana, de Báez y de Lilís. Todas nuestras autopistas, todos nues- 
tros aeropuertos, todas nuestras calles y nuestras monedas tendrán 
un solo nombre: Joaquín Balaguer. No hay nada más triste que no 
saber hacia dónde se va. Pero aún la esperanza es posible: cuando lo 
que quiere el pueblo se corresponda con lo que quieren los gober- 
nantes, habremos alcanzado un proyecto de nación. 
     ¿Qué hubiese pasado si Duarte hubiese sido presidente de la 
República? Tal vez hubiera hecho el peor gobierno de toda la histo- 
ria del país, pero yo, un pobre escritor, un pobre dominicano (o un 
dominicano pobre), hubiese aceptado su presidencia con una gran 
alegría. La hubiese defendido con uñas y dientes, 163 años después. 
Pero claro, vivo siempre como en medio de un sueño. Vivo en la 
Ciudad del Aire, como Franklin Mieses Burgos. Soy un idealista, no 
un pragmático, y los ideales insensatos han muerto. Juan Pablo Duar- 
te, la independencia nacional de 1844, no son más que la represen- 
tación de aquello que pudimos ser, pero que jamás seremos.

(tomado de El Libro de los Ultimos Días, de Máximo Vega)

POEMAS DE RAMON PERALTA

Mientras tanto

La pared de ladrillos de pronto se desploma
Cae de golpe, sin una fuerza que la empuje,
cae porque sí,
y el hombre que estaba recostado en ella,
el hombre que está esperándote,
ya no lo podrás ver.
Llegarás al lugar de la cita
y esperarás mientras miras el  montón de  ladrillos,
y una y otra vez volverás a decir:
Pero, qué raro, dónde este hombre estará?
Y él, que tanto amaba este idioma,
solo, debajo de la montaña de ladrillos,
descubrirá que está empezando a nacer,
que ahora es demasiado pequeño
y por eso, mientras tanto, no te puede contestar.


Coincidir

Tarde o temprano hay que cruzar la calle,
la calle que todos los días nos llevará a la otra acera,
la calle que justamente
cuando mi perro y yo intentemos cruzarla
comienza a crecer, a volverse ancha, ancha...
y mi perro se da cuenta que la calle
hoy no tiene final
que ese auto del cual huye es del ancho de la calle
y que no se detendrá.
Mi perro hoy no llegará a la otra acera;
yo, tampoco.


(Del libro "Dibujando lo Fugaz")

LIBRO DE RAMON PERALTA

Este es el  más reciente libro  del escritor santiaguero Ramón Peralta. Es un libro de poemas, puesto a circular con una novela de su autoría, y unos libros de teatro de José Adolfo  Pichardo.

Como se puede observar, su nombre es "Dibujando lo Fugaz". Más adelante colocaremos unos poemas de Ramón en el blog.

LA PARTIDA DE PHILIP ROTH


NUEVA YORK.- La inesperada decisión del escritor Philip Roth de dejar de escribir luego de publicar 31 libros, provocó que el aclamado novelista estadounidense se encuentre más relajado, incluso con tiempo para enfrentarse a las complejidades modernas de aparatos como el iPhone.

El autor de 79 años, uno de los sobrevivientes de la edad de oro de la literatura estadounidense, no se retira debido a mala salud o por edad, explica, sino porque tras décadas escribiendo ya no le queda nada más que decir.  

"Esperé durante un mes o dos para tratar de pensar en algo más y pensé 'quizá ya está, quizá ya está'", declaró al diario The New York Times.

En un intento de revivir su espíritu creativo, Roth comenzó a releer a los grandes -Fiodor Dostoevsky, Joseph Conrad, Ivan Turgenev, William Faulkner, Ernest Hemingway. Luego volvió a su propia obra, que abarca desde la sexualidad explícita de "El mal de Portnoy" al premio Pulitzer "Pastoral americana". Pero las musas no volvieron.

"Leí todos esas cosas grandiosas", dijo Roth al diario, "y luego leí los míos y supe que no iba a tener otra buena idea, y que si la tenía, sería esclavo de ella".

La decisión de dejar de escribir se anunció inicialmente la semana pasada de forma poco trascendente en una entrevista con Les InRocks, una revista cultural que aunque prestigiosa en Francia es desconocida fuera.

La noticia anunciada sin bombo ni platillos tardó semanas en filtrarse en los medios estadounidenses, donde fue acogida con sorpresa.

Nacido en 1933 y contemporáneo de Don De Lillo, Saul Bellow y Norman Mailer, el escritor estadounidense judío es el decano de una era literaria entera y su obra no ha dado señas de descender significativamente. Sin embargo, Roth no tiene dudas. 

En el computador de su apartamento en Manhattan, había una nota de post-it en la que se leía "la lucha con la escritura terminó". 

"Miro a esa nota cada mañana", declaró Roth a The New York Times en la que dijo sería su última entrevista. "Me da tanta fuerza", añadió.

Roth pasa su tiempo trabajando con su biógrafo, Blake Bailey, y poniéndose al día con la lectura de la historia del siglo XX.

Pero por primera vez desde que tiene memoria, tiene tiempo también para recibir a tantos amigos como desee en su casa de Connecticut, fuera de Nueva York, sin la presión de encerrarse y trabajar solo.

"Mi casa este verano estaba llena de gente", afirmó. "Tuve invitados prácticamente cada fin de semana y en algunas ocasiones se quedaban durante la semana".

"Tengo un cocinero que cocina para mí. En los viejos tiempos no podía recibir a gente en casa todo el tiempo. Cuando venían para el fin de semana, yo tenía que salir para escribir", precisó.

Incluso tiene tiempo para un aparato que en un comienzo le desconcertó, el iPhone.

"Cada mañana estudio un capítulo del 'iPhone para estúpidos", y ahora soy un avanzado. No he leído una palabra en dos meses. Sacó esta cosa y comienzo a jugar con él", afirmó.

El amor recién declarado a este dispositivo electrónico es irónico, dado que Roth también usó esta entrevista de despedida para repetir la sentencia de muerte de las novelas frente a la competición de los medios electrónicos.

"Los lectores están muriendo. Es un hecho, y he estado diciendo esto durante 15 años", dijo a The New York Times. "Afirmé que la pantalla mataría al lector, y lo ha hecho. La película en la pantalla fue el comienzo, la pantalla de televisión y ahora el golpe de gracia, la pantalla del ordenador". 

EL CIRCO

PRIMERA VUELTA:

Max Puig agarrado de manos con Orlando Jorge Mera, Milagros Ortiz Bosch y Enmanuel Esquea Guerrero frente al congreso nacional, vestidos de negro delante de la turba de acólitos, delante siempre porque deben ser los protagonistas del espectáculo, las estrellas del talk show, el jurado del  american idol que conforman los senadores, los diputados, la oposición y los protestantes  (no los religiosos,  sino  lo  otros. O quizás también los religiosos). Un pobre muchacho sin pancarta toma una guitarra y canta "Leonel Leonel Leonel" mientras la cámara lo  graba,  o quizás canta precisamente porque la cámara lo  graba, como no  ha  llegado  lejos como cantante por lo menos ya ha tenido sus merecidos 15 segundos de fama. No se escucha el himno nacional por ningún lado.

SEGUNDA VUELTA:

Los policías empiezan a cansarse. Se les nota en la cara, el sol de las 12 de Santo Domingo  no perdona. Los policías  (después  del mono, lo  más parecido al hombre es un  policía, y que me excuse  Camilo José Cela),  expertos en  maltratar y luego en lavarse las  manos, en cancelar rasos mandados a cometer asesinatos por coroneles multimillonarios, ya están hartos. Jartos, más bien.  Antes  de que una  de las  tantas cantantes  del PRD  aparezca en tarima para interpretar  una  de  las  canciones de la nueva trova cubana  -iba  a cantar una de Gloria Trevi,  pero  fue convencida a tiempo de que no era el  momento, el espacio-, la policía disuelve todo a culatazos y la oposición se queja del desafuero. La democracia ha sido mancillada, dicen. La dominicanidad,  el estereotipo. Sólo quedan los débiles espasmos de la represión, pero siempre a través de los medios  de comunicación de masas: antes, solamente la televisión; ahora también youtube y facebook. No existe lo que no se masifica. Un evangélico mal estacionado en medio  de la calle (Jesús Nuestro Salvador no tiene nada que ver con  las leyes de tránsito) es agredido por una anciana del otro bando que pasaba casualmente  que votó por  el gobierno porque  le regalaron dos hojas de cinc. Antes había votado por Hipólito por la misma razón. Por poco vota por Miguel Vargas, pero no le  llegó nunca el concreto que le prometieron.

TERCERA VUELTA:

Entonces CNN en español se asocia no se sabe con quién. Están incómodos porque el presidente de la república les negó una entrevista. Se exhibe lo más sucio del periodismo internacional.  Enseñan el refajo.  Desnudos, con el cuerpo lleno de llagas.  Empiezo a comprender a Chávez, a Evo Morales y a Correa. Pero no importa. Hay que salir  en televisión para poder decir después, en una posteridad cada vez más lejana,  más esquiva: yo salí por ahí y tú no. Yo  fui famoso/a. Me  quedo quieto en la pantalla de CNN porque si me muevo no salgo en la foto. Mientras tanto el policía analfabeto, en una protesta frente a FUNGLODE, pregunta: "A quién e que  hay que dale?",  y un teniente lo ataja: "No, ahora  no. Ahorita". Sacan las armas. Aquí no hay  cascos protectores ni escudos de fibra de vidrio, lo de aquí es a balazos limpios. Ya mataron a un  estudiante y a una profesora.  Me llega un  mensaje por facebook: compañero, usted trabaja en  el gobierno  pero es un hombre conciente, únase a las protestas. Anja? Y  si me botan? Tú vas a mantener al hijo mío? De repente aparecen las pancartas, la larga  fila india del dolor dominicano -franqueada por los policías que no se pierden nunca una posible humillación-, coreando  una canción de Juan Luis Guerra: la guagua va en reversa. Ondean las banderas dominicanas, a uno de los protestantes se le cae la suya y alguien la pisa. La policía empieza a hartarse  de nuevo. Si esto va para largo hay que trabajar horas extras. Los empresarios, los políticos y los sindicalistas, estrellas del firmamento  espectacular de Guy Debord, realizando con su sola presencia las profecías de Adorno, no se sienten culpables de nada.  Si no fuiste no te apures, que va a salir este sábado  por  donde Nuria. Alvaro Arvelo  dice dos malaspalabras  por la radio y se queja de que  todos los periodistas mediocres están en contra suya. Willie Rodríguez, que  es el Padre de la Radio Moderna Dominicana, va a encender en La Vega el árbol de navidad más grande del país. El caos, el caos. Lo único que puede decirse del caos es que es bueno  para la libre empresa, dijo John Kenneth Galbraith según Carlos Monsiváis. A quién creerle? Quién tiene la razón? Yo tengo mis favoritos, aunque no sé si serán los ganadores.

ULTIMA VUELTA:

Aquel que se vendió,  incluso sin darse cuenta, por un trabajo de cinco mil pesos mensuales, no sabe  de qué lado colocarse. El mestizaje se confunde con el mulataje, con la negrada y con los pocos blancos que empiezan a darse cuenta de que es verdad, que esto le va a caer encima como una pared de concreto a la  clase media. De repente Jack Veneno sale de su retiro. Pero el paladín de la justicia ya no puede hacer  nada. Lo ha vencido la edad, la realidad, la corrupción. El país de las primicias (la primera catedral del nuevo mundo, la primera universidad del nuevo  mundo,  el campeón  de la bolita del mundo, el primer Santiago de América, el síndico más inepto del mundo, vamos a darle el premio nobel a Marcio Veloz Maggiolo) se ha convertido en un circo. Mi mamá no me crió para esto.

Entrevista a Máximo Vega


Por Arelis Albino

1-En tu primera novela, “Juguete de Madera”, en la cual la inocencia de una niña es robada por un adulto, y como expresa el escritor Fernando Cabrera en el postfacio de este libro titulado: “Mirada oblicua sobre un Juguete de Madera”: ¨Un gesto de ternura puede convertirse por encima de su abolengo de inocencia, en la mayor y terrible expresión de crueldad¨.  A pesar de tú tener una corta edad cuando la escribiste, ¿estabas consciente de lo que hacías, es decir, tenías conocimiento sobre la  técnica narrativa y la escritura?   
Claro que sí. Y no solamente porque a una corta edad ya yo estaba consciente de eso, sino porque no la publiqué muy joven. Cuando la publiqué, le hice correcciones, traté de que se imprimiera lo mejor posible. Fernando Cabrera fue muy generoso conmigo en ese escrito.

2-Les das movimiento a las escenas como si fuera en el cine, aspecto que mantiene atento al lector. Cambias muy rápido de narrador, en un momento lo hace la niña y hay uno general, ¿quién narra la historia?
Hay un narrador en tercera persona. A veces el narrador se mete en la historia, como si fuera testigo de los hechos, pero eso es un juego, no tiene importancia para la narración. Quizás sea un defecto de juventud.

3-Muestras preocupación social en esta novela, cuando todavía no estaba tan desarrollada en la sociedad la violencia intrafamiliar, pero, ¿es suficiente motivo para que una niña de esta edad abandone sus padres y motivada, en principio, por un juguete y luego por una cadenita, acompañado del deseo de conocer la ciudad, no querer regresar con sus padres?
Claro que sí. En la novela se consigna que ella quiere volver, quizás esa misma noche. No vuelve porque se encuentra con Aquiles, y su vida da un vuelco, no es la misma persona. Pero para que veas, nunca pensé en eso cuando escribí la novelita. Nunca. Ni en violencia intrafamiliar, ni en preocupaciones sociales. Mi interés principal era contar una historia, y contarla lo mejor posible. Tenía esa historia en la cabeza, que es la de una niña que se escapa de su casa porque sus padres la maltratan, y que se encuentra en el camino con un hombre que la pervierte. Esa es toda la historia de la novela, si lo pensamos bien. Esa niña es la personificación de la inocencia pura, una inocencia que se corrompe. Pero mi interés siempre fue estrictamente literario.

4-¿Cuáles nuevos elementos está introduciendo la narrativa actual?
No sé realmente cuáles aspectos tiene la narrativa actual que son diferentes a la narrativa que no es actual. Ahora, te puedo decir varias cosas que a mí me preocupan como escritor, y tal vez eso pueda responder la pregunta. Por ejemplo, ya el escritor no se preocupa tanto por la estructura de la narración, sino que quiere contar una historia, y ya. Pretende reflexionar dentro de esa historia, introducir elementos de otros géneros en la narración, como por ejemplo elementos del ensayo y la poesía. En mi caso, trato de interesar al lector en la lectura, un aspecto que Umberto Eco dice que es posmoderno, y, como la fama en este país es tan esquiva, mucho más para un escritor, muchísimo más para un escritor de Santiago, trato de ser completamente sincero y escribir solamente las cosas que yo quiero decir. Pero todo eso sale de forma inconsciente, yo no pienso mucho en eso cuando estoy escribiendo.

5-¿En cuáles aspectos se diferencia “Juguete de Madera” de la novela “Ana y los Demás”?
Juguete de Madera transcurre en un ambiente rural, incluso en un paisaje imaginario rural, puesto que los protagonistas se pasan todo un día montados en una camioneta y nunca salen del lugar en el que están, y nunca llegan a ningún lado. Ana y los Demás es una novela urbana, con un lenguaje a veces crudo, a veces obsceno. Ana y los Demás es una novelita que me gusta mucho por el lenguaje. No creo que sea una obra completamente lograda, pero me parece que tiene pasajes de una intensa emoción, que era la que yo sentía cuando la escribí, y que esos pasajes pueden salvar un poco el resto de la narración. Ahora yo leo algunos pasajes de ella, y me digo: Dios mío, pero yo escribía bien en esa época. Juguete de Madera, quizás por su brevedad, es una obra más redonda, pero al mismo tiempo más inmadura.

6-¨El libro de los últimos días”, el cual, según tus mismas palabras: ¨Este es mi nuevo libro, un volumen de ensayos y artículos sobre arte (literatura, cine y artes plásticas, básicamente), aunque también se habla un poco de historia y de sociología. Está dividido en dos partes: la primera, de ensayos, con trabajos sobre arte y literatura, y la segunda de artículos cortos sobre temas varios (cine, política, sociología, de nuevo la literatura). A pesar de su nombre apocalíptico, el título se refiere más bien a los últimos días del libro en papel¨, y donde tú  expresas: ¨¨Los ensayos y los artículos de este libro sólo pretenden celebrar el lenguaje y la imaginación. Recordar algunas palabras que me han hecho feliz, algunas obras, algunas imágenes que se niegan a abandonar mi memoria. Pero sobre todo me mueve la voluntad de criticar. De criticarlo todo, y, a la vez de sentirme cercano a todo¨.  ¿Cuáles razones te llevan a estar en desacuerdo  con todo? ¿En cuáles ocasiones estás de acuerdo con algo?
Lo que quiero decir es que uno tiene que criticarlo todo, en un sentido ético: preguntarte a cada momento si lo que estás haciendo está bien o está mal, si tiene algún valor real, etc. Autocriticar cada uno de tus actos, como hacen los marxistas, bueno, como hacen los marxistas cuando no están en el poder, o criticar los actos de los demás para tratar de mejorarlos. Pero eso no le gusta a todo el mundo, hay gente que no le gusta que lo critiquen. Eso no quiere decir que yo esté en desacuerdo con todo, por supuesto, porque nadie podría vivir así. Eso está dicho de forma exagerada, claro, yo estoy de acuerdo con muchísimas cosas, y no toda crítica debe ser negativa, “criticar” quiere decir “juzgar”, y todos los juicios no tienen que ser negativos. Además, yo no soy un crítico de arte, no me interesa serlo, y hablo más bien de una crítica en el aspecto ético.

7-Sigues diciendo en ese mismo párrafo: No soy hombre de relaciones duraderas, a veces a pesar de mí mismo; la única relación permanente que he tenido, y me parece que me acompañará hasta la muerte –si no acabo padeciendo el mal de Alzheimer y olvido todos mis amores y mis odios y todos mis recuerdos- ha sido con el arte. ¿Ha sido el arte, precisamente, quien impide tus relaciones duraderas?
No. Tal vez sea mi personalidad. Yo soy una persona difícil. Recuerdo una película de Woody Allen, en la que aparece una artista, y otro de los personajes le dice que un artista, o un intelectual, disfruta poco de las cosas porque las ve siempre con un ojo crítico. Los artistas son artistas porque tratan de mejorar la realidad, porque no les satisface la realidad. El mundo cambia por la acción de quienes lo rechazan, dijo Meschonnic. El arte no tiene que ver con eso de las relaciones, porque desde muy joven he tratado de llevar dos vidas, como la lleva todo escritor en este país: la vida del autor, y la vida profesional, la del ser humano que tiene que ganarse la vida, y con la literatura no se puede.

8-Tú expresas también: Como buen latinoamericano, trato de desordenar el  mundo a través de lo que escribo¿Este es tu aporte a la literatura?
Mi aporte a la literatura es solamente mi obra, buena o mala, no sé. Ahora bien, yo creo que un escritor, no un intelectual, sino un narrador, debe desordenar el mundo. Tratar, por lo menos. Un escritor no debe buscar la verdad, quién sabe cuál es la verdad. Dice Ramón Peralta: era lunes ayer, pero sé que hoy no es martes. Yo soy un inventor de historias, nada más. Un falsificador, porque las historias que cuento no son reales, son imaginadas. Reflexiono sobre el mundo, pero me equivoco constantemente. Mis historias son inventadas, lo que significa que no son verdaderas.

9- En El Libro de los Últimos Días, refiriéndote a la novela de Camus,  especificas: Lo que validaría la novela desde el punto de vista de su actualidad, es decir, de cómo la lee hoy día un escritor joven, incluso un escritor caribeño de un país que vive muy lúdicamente, me parece que se encuentra a un nivel comparativo. Es decir, cómo podríamos comparar la incomunicación, la indiferencia del personaje de Camus con lo que vivimos y sentimos hoy día. Ya había hablado yo antes de la semejanza entre la novela de Andrés L. Mateo con las de Onetti, por ejemplo; hasta “La Balada de Alfonsina Bairán”, a Andrés L. Mateo lo percibimos como un poco falso, como poco dominicano. No nos reconocemos en él. ¿Cuáles factores intervienen en el proceso de no identificación?
Lo que quiero decir es algo que ha sucedido en la literatura dominicana, una cosa muy extraña. Aquí ha surgido una serie de escritores existencialistas, lo cual es curioso en un país caribeño. No es que esté mal, ese no es el punto, porque cada quien escribe sobre lo que quiere. Pero es sumamente curioso el hecho de que aquí, en el país, haya aparecido una serie de escritores de este tipo, al mismo tiempo que en el país se vive muy lúdicamente. Escritores que hablan acerca de la incomunicación, la amargura, la náusea incluso, mientras los habitantes de la isla bailan y beben y sonríen. La amargura del trópico, debe ser: el trópico amargo. Y no solamente existencialistas, sino fatalistas, o simplemente pesimistas. ¿Por qué eso ha sucedido?, eso es lo que me intriga. Por qué la gran  literatura dominicana es tan amarga. Eso podría suponer un sentimiento de exclusión, de frustración incluso, de parte del escritor, que no se siente asimilado por una sociedad que rechaza.

10-En qué medida está influyendo la sociedad al escritor y viceversa, para producir cambios y transformaciones positivas o negativas. Y si se está manifestando la transculturación literaria y escritural en la República Dominicana.
Yo estoy esperando la transculturación por hora. La cultura, y el arte en este caso, debe ser fluida, no debe ser insular, debe haber intercambio de ideas, de formas, de imágenes, de palabras de otras lenguas. La literatura debe alimentarse de todas las literaturas. Las fronteras, en este aspecto, no deben existir. Un escritor europeo puede colocar a sus personajes en Latinoamérica, y ese escritor coloca palabras dominicanas en su narración: nadie se encuentra eso raro. Pero si yo escribo una novela que transcurre en Berlín, y trato de escribir como escribiría un alemán, me dicen que estoy traicionando la dominicanidad. El hecho de que Andrés L. Mateo, en algunas de sus narraciones, por ejemplo en las primeras, hasta “La Balada de Alfonsina Bairán”, sea tan existencialista que no parece dominicano, no significa que él esté haciendo algo malo al hacer eso: esa es su libertad. Yo solamente pongo de manifiesto que él lo hace, sin decir que eso está mal.
Lo que a mí sí me preocupa es cómo está afectando el mercado no solamente a la literatura, sino al arte en general. El mercado impone unas reglas sobre el éxito que son negativas para un artista. Por ejemplo: el mercado te dice que el éxito económico de un artista es directamente proporcional a la calidad. Eso es un disparate. El arte no tiene nada que ver con la forma en que el mercado evalúa un producto, y mezclar una cosa con la otra le hace daño a la percepción que tiene el público, incluso el propio autor, sobre la obra de arte.

11-En el libro antes mencionado, en el ensayo titulado Apuntes sobre arte contemporáneo, indicas: ``La propia obra de arte se encuentra en crisis por su ausencia de compromiso. No me refiero a un compromiso político ni ideológico; hablamos de un compromiso con la propia obra de arte, con el arte mismo, con la realidad, con la humanidad``.
De alguna manera culpas a la crítica y al mercado. ¿Podría decirse que el arte refleja también la crisis social y de valores que padecemos en la actualidad?
Claro que sí. Eso lo comprobó Roland Barthes: el arte moderno, decía él, refleja la sociedad en su propia ambigüedad. Culpo al mercado. Lo que pasa es que es curioso que todo el mundo hable de que existe una crisis en el arte contemporáneo, y que al mismo tiempo se pretenda obviar esa crisis. El mercado ha afectado la obra de arte mucho más de lo que los artistas admiten. La economía mueve al mundo. La crítica no hace más que reflejar una tendencia mercadológica: hay mucha crítica contemporánea que se ha asociado con el mercado. Aunque no toda, no estamos generalizando. El arte verdadero es el que se zafa de eso, el que se aísla de las convenciones sociales. ¿Tiene éxito económico?, bien. ¿No tiene éxito económico?, también muy bien.

12-Me podrías explicar el término ´´promiscuidad cultural´´, ¿cuáles son los síntomas, quienes lo padecen, si es contagioso, con cuales antibióticos se sana?
Eso significa simbiosis cultural, “promiscuidad” significa mezcolanza, mezcla. Nosotros, como pueblo mezclado, tenemos una promiscuidad cultural, una mezcla de varias culturas. Ya no nos sana nadie: somos mejores porque somos mezclados.

13-Eres miembro fundador del Taller de Narradores de Santiago, cuál ha sido tu experiencia al compartir con jóvenes de similares iguales inquietudes literarias.
El Taller es algo que me da satisfacción personal. Yo fui profesor, y tengo personalidad de educador. Mi vocación profesional debió ser la pedagógica, pero por motivos económicos tuve que irme a otros lados. Reunirme cada cierto tiempo con un grupo de escritores, la mayoría jóvenes, me da esperanzas de que alguien lee los libros, de que a alguien le interesa la literatura en este país. Además de que el Taller es algo creado por mí mismo, con uñas y dientes, con mucho esfuerzo… aunque sólo le interese a los miembros.

14-Ser subdirector del Centro de la Cultura de Santiago, ¿de qué te ha servido?
No de mucho. Yo no soy político. He tratado de ser lo más responsable posible en ese trabajo, porque soy muy responsable y muy serio en todas las cosas que hago. He tratado de hacer animación cultural, de trabajar por la cultura, antes lo hacía sin que me pagaran, ahora me pagan por eso. Pero siempre hay escollos, siempre hay que trabajar más de la cuenta. Yo me paso el día entero con el Centro de la Cultura en la cabeza.

15-La tallerista y periodista Altagracia Pérez te hizo una entrevista par la revista Mythos, en la que escribe: Es uno de nuestros más prometedores escritores de la literatura contemporánea en Santiago. ¿Qué es lo que tú prometes?
Dinero no, porque soy pobre. Ni amor. Habría que preguntarle a Altagracia qué ella creía que yo prometía, porque ella fue la que lo dijo.

16-En la entrevista que te realizara la periodista y escritora Rosa Silverio, ella te define como: Un hombre sencillo, cercano y trabajador que se ha esforzado por desarrollar una carrera literaria consistente, alejada de los ruidos y todas esas luces que muchas veces ciegan a los artistas. ¿Cómo se define Máximo Vega el ser humano, escritor y gestor cultural?
Yo soy una persona normal. Tengo un hijo, que es lo más importante en mi vida, luego viene mi familia, y al final la literatura. En ese orden. Soy muy discreto en todas mis cosas, y estoy consciente de que ser escritor en este país no tiene importancia social. Y que un escritor santiaguero tiene menos posibilidades todavía de influenciar el pensamiento social.

17-¿Cuáles han sido tus peores errores literarios y humanos, así como tus más grandes aciertos y logros?
En lo humano, mi mayor acierto es mi hijo. En lo literario, cometo errores constantemente, por ejemplo en “El Libro de los Ultimos Días” hay algunos errores que tendré que corregir si alguna vez hay una segunda edición. Me equivoco a cada rato.

18-A qué aspiras como escritor y como hombre de empresa.
Como escritor, aspiro a dejar una obra. Espero tener el talento para eso. Como hombre de empresa, espero que mi pequeño negocio me deje el suficiente dinero para dedicarme solamente a él en el aspecto profesional, y no tener que trabajar en nada más, y luego escribir.

19-Has sido ganador de importantes premios, en el año 2003 ganaste el concurso de ensayo con motivo del bicentenario del nacimiento de Víctor Hugo, con el trabajo 'Víctor Hugo en la historia', publicado y traducido al francés. ¿Te consideras mejor ensayista que novelista, y de ser así, por cuales razones?
 Yo soy un narrador. El ensayo es una forma de decir lo que quiero de una forma más directa, pero a mí me interesa contar historias. Incluso, como narrador, he tenido más éxito que como ensayista. Hasta ahora, solamente he publicado un libro de ensayos, que es “El Libro de los Últimos Días”, y todavía no sé si lo hice bien. La gente me conoce más como narrador, ¨Juguete de Madera¨ tiene varias ediciones, como cuentista, etc. La gente no se imagina lo extraordinario que es crear a personas que no existen, crear un mundo que no existe, una atmósfera inventada, generar sentimientos, emociones, relaciones entre los personajes, cuando todo eso no existe, está solamente en tu cabeza. Crearlo con palabras, y la gente lo lee y llega a creer que esa es la vida real. Crear una historia es lo que más me interesa, por eso ando en la luna por la calle, o en las reuniones de trabajo me dicen: pero participa, no te quedes tan callado; lo que pasa es que estoy pensando en lo que voy a escribir, me está pasando alguna historia por la cabeza.

(Publicada en el Periódico "La Información")

A LOS DELINCUENTES HAY QUE MATARLOS


     El libro “A los Delincuentes Hay que Matarlos” tiene un título engañoso. Quien se encuentre con el libro y vea la fotografía de la portada pensará que estamos ante un volumen de serie negra, quizás de tema detectivesco repleto de policías y ladrones, con tramas misteriosas y sangrientas. Pero no es así. El título viene dado por un cuento, que es a la vez el más dominicano en cuanto a las situaciones y al lenguaje del volumen, pero al mismo tiempo el menos representativo. Es como si ese cuento, y “Falso Suicidio”, que comparte peculiaridades con “A los Delincuentes Hay que Matarlos”, formaran parte de otro libro. Puesto que “A los Delincuentes Hay que Matarlos”, el libro, no el cuento, nos trae 13 historias amargas acerca de una serie de personajes que, aunque parecen oscuros y terribles, con una lectura más cuidadosa nos daremos cuenta de que se encuentran idealizados por la autora. Son casi estereotipos, metáforas, representaciones de muchos personajes, incluyendo algunos de películas de Hollywood. Nos enteramos desde el principio, al leer el índice, cuando encontramos protagonistas con nombres como La Viuda Negra, Hiedra Venenosa, La Señora Mo, y otros antihéroes que crean sus propios espacios imaginarios, fácilmente identificables como irreales, es decir que sus vidas no las reconocemos como verdaderas. La Viuda Negra es un estereotipo, así como Hiedra Venenosa, así como La Señora Mo -con la S de señora en  mayúsculas como si  formara  parte del nombre-, como también la amante del cuento Mi Amante, o la adolescente de La Mano Que Me Toca en la Noche, etc. Esa irrealidad aleja a Rosa Silverio de cierta literatura que se genera en este tiempo, y que al parecer empieza a ser muy popular entre los escritores jóvenes dominicanos, basada en la excesiva desnudez del lenguaje, la crudeza excesiva de las situaciones, las descripciones sexuales directas, aunque de ninguna manera estoy juzgando esta tendencia de cierta clase de literatura nueva de nuestro país, sólo poniendo de manifiesto sus características.
     Pero bueno, continuando con Rosa, mi amiga Rosa, que se fue para España y vuelve a la República Dominicana y a Santiago sólo de vez en cuando y se deja ver poco, exceptuando esta vez, por supuesto, sus 13 cuentos nos hablan, como se dice en la contraportada, sobre el amor, la sexualidad, el deseo, la muerte. En la época en que vivimos, amor, sexualidad y deseo son casi sinónimos; en los cuentos aparece poco su realización, el placer, aunque luego viene la muerte, como un castigo. Especulo que la unen a ella como autora con su país, la República Dominicana, lugar en el que transcurren la mayoría de los cuentos, por lo menos aquellos en los cuales la ciudad o el país es reconocible. Dominicanas son sus palabras, su idioma es dominicano. Hay cuentos que ya conocíamos, como “Mi Amante”, que apareció en la antología del Taller de Narradores de Santiago; en una antología sobre los narradores contemporáneos de la ciudad que realicé con motivo de la última Feria Regional del Libro de Santiago, y que además se encuentra en una antología de literatura gay que compiló la desaparecida escritora Mélida García. Pero casi todos los cuentos son nuevos para nosotros. Por lo tanto nos muestran una faceta de Rosa Silverio como escritora que empezamos a conocer.
     Dijo Aristóteles más o menos en su poética: toma a un personaje, hazlo simpático, rodéalo de grandes atributos, hazlo importante, y luego traiciónalo y déjalo caer en desgracia, y estaremos en presencia del drama. Por supuesto, eso no sucede en los cuentos de Rosa. Eso fue escrito hace 2,500 años, y ni siquiera exactamente así. Desde el principio, quizás porque estamos prejuiciados por la contraportada, sabemos que sus personajes no van a ser grandes, ni importantes, ni simpáticos. Sus personajes, algunos comunes y corrientes como sucede en los cuentos “A Los Delincuentes Hay que Matarlos” o “Falso Suicidio”, algunos metafóricos como en “La Viuda Negra” o “Hiedra Venenosa”, no son de ninguna manera simpáticos ni épicos. Niñas incestuosas o lesbianas crueles o confundidas pasan por sus páginas, y sin embargo, como dije antes, no podemos comparar a Rosa con escritores cuyas historias son absolutamente terribles, autores que tienen una literatura que podríamos definir como gótica, de literatura del horror, o simplemente gore, que es un término que se utiliza mucho en el cine en el día de hoy, y que significa más o menos “sangriento”, pero excesivamente sangriento.
Aunque en este libro algunas historias cuentan cosas verdaderamente oscuras, las separa de esa crueldad el manejo del lenguaje, y la idealización de los personajes de la que hablé anteriormente, que nos mantiene lejanos a nosotros los lectores de historias que reconocemos de inmediato no como realidad, sino como literatura. Incluso los finales de los cuentos tienen un fin literario, que no tiene que ver con la realidad. Sirven a la historia que ella cuenta como literatura, no los reconocemos como verdad. En uno de los cuentos, cuyo título hemos repetido varias veces: “Hiedra Venenosa”, ese personaje es el principal, a pesar de que no es el que cuenta la historia y nunca habla; tiene, por supuesto, un nombre falso, estereotipado, y representa un tipo de mujer deseable, lasciva, inalcanzable no solamente para la narradora de la historia que está escrita en primera persona, sino también para los lectores, y el cuento es, además de historia, la descripción de un personaje, una especie de femme fatale que incita al pecado a la protagonista. Digo al pecado, claro, pero todos sabemos ya que el pecado no existe. Todos somos pecadores. El mundo está lleno de pecadores. Lo dicen Los Vedas, La Biblia, y lo repiten Batman y Madonna, que son personajes de ficción. Tómame como una virgen, canta Madonna, pero eso significa que ella ya no es virgen. “La mano que me toca en la noche es lisa, delgada y pequeña”, escribe Rosa en La Mano que Me Toca en la Noche, y continúa: “Resbala por la estirada curvatura de mis piernas cuando estoy dormida. Trepa por mis muslos y poco a poco se acerca al capullo que alberga todas mis ganas. Al centro de mí misma. Al centro de todas las cosas”. La Señora Mo es una pecadora, el Señor Mo, su amante, todos los personajes del libro son pecadores. Sus hombres y sus mujeres son infieles, mentirosos, cínicos, egoístas, desleales, engañosos, nunca se muestran como realmente son, lo que presupone la sorpresa de los finales. No sabemos con qué nos va a salir un antihéroe de estos. Su individualismo extremo parece no solamente hacerles bien a ellos, sino que les hace mal a los demás. Lo que importa siempre son los sentimientos personales, íntimos, míos, independientemente del daño o la opresión que se ejerce sobre los demás, los que para su desgracia se encuentran alrededor de los protagonistas. Unete siempre a los filisteos, escribe Augusto Monterroso, claro, porque los filisteos siempre ganan. Si el coronel Aureliano Buendía se hubiera  unido a los filisteos, hubiese ganado su revolución. Si Encarnación Mendoza se hubiese unido a los filisteos, no lo hubiera denunciado su propio hijo. Y debemos resaltar que la mayoría de los personajes de los 13 cuentos son mujeres. Hay cuentos en los que solamente participan mujeres, y los hombres son solamente sombras, recuerdos, obsesiones o fantasmas. Como los personajes son predominantemente femeninos, los sentimientos y las emociones son también predominantemente femeninos. Algunos personajes dan la impresión de querer vivir en un mundo en el que no sea necesaria ninguna presencia masculina. En uno de los cuentos, un personaje asesina a su hija por un hombre, en otro, una mujer casada se enamora de otra mujer, prescindiendo por completo de su esposo en el único elemento que le faltaba: el amor, el deseo o el sexo. Incluso hay un personaje masculino que se transforma en una mujer. El mundo es radicalmente femenino, aún cuando los protagonistas sean hombres. Debemos recordar que hablamos de literatura, no de realidad. Las historias tienden a la venganza o a la muerte. O por lo menos a la insatisfacción y a la rebeldía. La forma de contar de Rosa tiende a lo visual, a lo plástico, a lo cinematográfico. Los cuentos prácticamente no contienen  ninguna referencia literaria o intelectual. Más allá de tantas emociones contradictorias y erráticas, los personajes se nos muestran como lo que son: seres humanos, perfectamente capaces, como todos nosotros, de hacer todo lo que se lee en estos cuentos.
     Pero, por suerte para nosotros, hay lugar para la poesía. Debía ser así, puesto que Rosa Silverio es poeta. Está “Hasta Siempre, Brasil”, la historia de un amor sereno que permanece en el recuerdo y el tiempo, más allá de la separación de la pareja, un oasis de quietud y de pureza en medio de la violencia y el dolor de las demás historias. Y está “La Canción Rota”, escrito con una tristeza poética. En ese cuento aparece la Yaya. La Yaya murió en La Canción Rota, pero me hubiese gustado que fuese salvada. Esto es una indiscreción, pero tenía que mencionarlo. Yo la hubiese salvado: hubiese metido mis manos en la tina y la hubiese recuperado. Le hubiese dado respiración boca a boca. La Yaya no tenía culpa de nada. Por supuesto, la salva el lenguaje: esto es literatura, esta no es la realidad. Otra Yaya aparecerá en otro de los cuentos de Rosa, quizás la misma Yaya. La salva la imaginación.
     Este volumen con número cabalístico merece ser leído con calma y respeto, así que recomiendo encarecidamente la lectura de estos cuentos, casi todos oscuros, otros no tan oscuros, que forman parte de “A los Delincuentes Hay que Matarlos”, de Rosa Silverio.

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