Rubén Sánchez Féliz



     El libro Un Cuarto Lleno de Anguilas trata un tema común a nuestra diáspora y en sentido general a buena parte de la literatura universal, si lo pensamos bien: la historia de la novela es un viaje físico que al final se convierte en un desplazamiento existencial, un viaje iniciático del protagonista, que al mismo tiempo es el narrador de la historia, un periplo que subvierte toda su vida. El narrador nos cuenta la mudanza que ha tenido que hacer de Chicago hasta Nueva York, dos ciudades dentro de los Estados Unidos que ahora sabemos, porque hemos leído la novela, que son muy diferentes. El narrador, un estudiante que se muda de ciudad porque es necesario para continuar sus estudios, encuentra con este viaje un compromiso social que lo mueve, a la vez que mueve a sus compañeros y a toda la novela hasta el accidentado final: la necesidad de rebelarse contra la invasión norteamericana a Irak. En medio de este viaje comprenderemos las obsesiones, trivialidades y cotidianidades del protagonista, la familia que tuvo que abandonar en Chicago y sus nuevos familiares en Nueva York.
     Pero sobre todo la obra nos cuenta el hastío de un grupo de amigos que se dedican a conversar, a dialogar -prácticamente en la acepción clásica de la palabra-, sobre sus vidas, sus gustos, su pasado, sus aburrimientos y aquello en lo que creen como jóvenes académicos. La mayor parte de la novela se encuentra construida por diálogos entre los personajes, de manera tal que los conocemos muy bien a cada uno de ellos, puesto que el narrador es un oyente excepcional que se dedica a recoger cada una de las conversaciones con sus amigos para transcribirlas a los lectores. Quizás esta novela pueda representar la vida de un grupo de jóvenes estudiantes en la ciudad de Nueva York, inmigrantes o no, y debemos concluir que sus vidas no son especialmente felices. Incluso la manifestación llena de violencia al final de la novela parece tan necesaria para darle algo de excitación a las vidas aparentemente sin sentido de estos jóvenes, que pensamos que ellos se encaminan hacia esta violencia con conocimiento de causa.
     El estudiante se muda a la casa del tío Raúl, donde vive un personaje solitario y huraño llamado Alan. Aparece Amanda, sirvienta y amante. Se describe el ambiente universitario y llegan los amigos cultos. Aparece la ciudad cosmopolita como un personaje más. Por supuesto, mi función aquí no es repetir una historia que ya está contada en la novela.
     Su título original y excéntrico tiene un significado directo dentro de la obra, es decir que no es simbólico ni abstracto. En la historia se explica claramente qué es ese “Cuarto lleno de Anguilas” al cual el título se refiere. El protagonista, quizás precisamente por su ambiente eminentemente académico, se rodea de lectores obsesivos, aprendices de escritores o intelectuales jóvenes que leen a Murakami o a Philip Roth. En toda la novela aparecen una serie de citas sobre autores clásicos o contemporáneos, Dostoyevski, Niestche, Shakespeare, Kenzaburo Oé, Camus, Mishima, etc., o simplemente en algún momento se mencionan sus nombres, aunque no aparece alguna obra, alguna cita o referencia a algún autor dominicano, lo que podría significar, y en esto estoy especulando, que la diáspora dominicana en New York vive de espaldas a su reflejo literario dominicano. Edwige Danticat, por ejemplo, una escritora norteamericana de ascendencia haitiana que vive en los Estados Unidos y escribe en inglés, lo hace manifestando una rabiosa identidad que a veces incluso encuentra en la dominicanidad a un enemigo, así como Junot Díaz o Julia Alvarez que también escriben en inglés acerca de su pasado dominicano, encontrando en su país de origen y en la ruptura de su propia cultura que han tenido que soportar en el seno de la principal potencia del mundo, los temas que les han permitido tener éxito como escritores norteamericanos, pero no ocurre así con los escritores que escriben en español. En un prólogo que escribí para un libro de Rey Andujar que participó precisamente en este mismo concurso en el renglón de cuento, hacía notar cómo el dominicano que escribe en español fuera de su país absorbe la cultura que lo ha acogido, con curiosidad y con una alegría manifiesta por su nomadismo que no puede hallarse fácilmente en otros escritores latinoamericanos, que perciben el exilio económico y cultural con melancolía, incluso con dolor. En los cuentos de Rey Andujar, que apelan a la realidad dominicana tanto como a la puertorriqueña o a la de los Estados Unidos, los países que lo han acogido como ser humano, aparecen Fernandito Villalona pero también Guns N Roses, personajes puramente nacionales pero al mismo tiempo propios de la cultura pop de sus países adoptivos. En la última novela de José Acosta, La Multitud, nos encontramos con la narración de un inmigrante que ha hecho de la ciudad de Nueva York su propia ciudad, de modo que no podríamos decir exactamente si su personaje es norteamericano o latino, aunque la novela se encuentre escrita en español. Es decir, poco a poco existe un extrañamiento de su propia cultura y de su propia identidad, aunque en sus trabajos iniciales se notara la ruptura existencial ante el exilio económico en un país que no es el suyo y que nunca será el suyo. Pero de ninguna manera estoy haciendo una crítica, o estoy haciendo un juicio negativo de la novela. Yo soy un escritor santiaguero, y debo decir que en Santiago, como si se tratara de una ciudad de otro país, no hacemos referencia a escritores de Santo Domingo, lo cual se explica por razones que no son literarias sino personales, propias de un país pequeñísimo como este pero sumamente fragmentado. Más que un escritor dominicano, yo me definiría como un escritor santiaguero, así como un escritor en los Estados Unidos, en Puerto Rico o en Europa se definiría más como un escritor de la diáspora que como un escritor dominicano.
     Este extrañamiento se encuentra indirectamente en esta novela, entre líneas, lo cual parece ser entonces una constante en la literatura escrita en español por la diáspora dominicana que vive en los Estados Unidos. Debe consignarse, sí, que el autor en ningún momento ha sucumbido a la tentación de escribir en spanglish, a no ser en los diálogos, lo cual es inevitable debido a que los personajes deben conversar en una mezcla de español e inglés. Como narrador, el autor se ha cuidado de mantener la narración en español, evitando constantemente, y estoy seguro que de manera consciente, nombrar las cosas con palabras inglesas. La novela se encuentra escrita con frases cortas y descriptivas. Como mencionamos anteriormente, está escrita en primera persona. El autor se preocupa sobre todo de describir, de narrar, obviando las disgresiones innecesarias o las reflexiones inútiles, de forma tal que se encuentra garantizada la narratividad y la intensidad, más aún en una novela corta como ésta. Como lo sugiere su título diferente, la novela recorre un camino preciso hasta el final, que es abrupto, casi como un cuento largo, basado en diálogos entre los amigos, transformando situaciones perfectamente cotidianas en sucesos resaltables. Porque lo que sucede en la novela no es necesariamente extraordinario. El protagonista convierte su mudanza en un viaje existencial porque de cierta forma la ciudad en la que empieza a vivir se lo exige. Si se hubiese quedado en Chicago, lo que le sucede al final de la historia no le hubiese acontecido. La llegada a esa ciudad enorme como lo es Nueva York, la segunda ciudad con más habitantes dominicanos en el mundo, le abre una puerta que no había previsto, porque al mismo tiempo lo acerca al compromiso y a la violencia. La llegada a una casa misteriosa que debe compartir con un personaje de comportamiento extraño, aislado, huraño, provoca que se acerque aún más a sus amigos, que lo empujan hacia el acto rebelde del final, pero al mismo tiempo que se sienta atraído por el misterio intrínseco en este hombre de sesenta años que parece querer alejarse de las demás personas.
     Pero en fin, por estas y otras razones esta novela ganó el Premio Letras de Ultramar, del cual fui uno de los jurados. Saludamos esta iniciativa del Comisionado de Cultura en los Estados Unidos, recordando que este premio no es solamente para los escritores que viven allí, sino para los dominicanos fuera de su país en el mundo entero. Felicitamos encarecidamente a su autor, y saludamos la presencia de esta obra ahora publicada, que viene a enriquecer el panorama literario de la República Dominicana.

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1).- “El Libro de los últimos días”, este titulo suena un poco apocalíptico para un libro que parece recopilar escritos de diferentes períodos y temáticas.  ¿Qué te motivó a hacer este libro y por qué este título? 

El título tiene que ver con los últimos días del libro impreso en papel. Al principio, en un artículo que se llama “Los Últimos Días”,  yo más o menos refiero eso, y digo que me gustaría ser una especie de miembro de una secta que se dedique a guardar la sabiduría de todos los libros impresos a través del amor al libro como volumen, mientras la gente disfruta de la tecnología, de los aparatos, etc., etc., algo que ya había dicho más o menos Vargas LLosa, aunque creo que de otra manera, en no sé cuál artículo. El motivo del libro, y del título al mismo tiempo, tiene que ver con el período de decadencia en que vivimos. Un período de avaricia, de tremendas desigualdades económicas y de un gran desdén por las humanidades, porque no dejan dinero.

2).- Eres un escritor de ficciones, pero ahora tomas esta línea de pensador. ¿Cómo describes ese proceso fisiológico y síquico que se opera en ti, cuando te inclinas por un género u otro?   ¿Qué mapas mentales y  metodologías sigues,   cuando creas  ficción  o un ensayo?

Yo no creo que sea un pensador. Yo trato de decir las cosas que creo, independientemente de que esté equivocado o no. Un científico, por ejemplo, desde el principio sabe que está equivocado, porque las verdades científicas cambian con las épocas, pero a él no le importa. Yo pienso que los escritores no deberían estar tan preocupados por encontrar la verdad (no creo tampoco que los escritores estén preocupados por eso), sino que solamente deben decir lo que creen, con la mayor honestidad posible.
Ahora bien, para mí, escribir un ensayo es más fácil que escribir ficción. Razonar es más fácil que imaginar, para mí, no sé para los demás. Contar una historia es una cosa sumamente complicada, difícil, que toma mucho tiempo y mucho esfuerzo.

3).- En “El Libro de los últimos días”,  despliegas diversas críticas y razonamientos; sin embargo, muchos parecen ligados a un estado de pesimismo ante la realidad humana. ¿Se podría esperar  cambios de transformación para esta realidad?

Sí, es verdad. Soy pesimista. Pero me parece que es un reflejo de mi época. Date cuenta: tanta tecnología, tanta industrialización, y todavía persisten las desigualdades económicas, por ejemplo. Si la humanidad quisiera, nadie pasaría hambre, nadie tendría dificultades económicas, nadie tendría un poder desmedido sobre el otro. Todo eso ya se ha logrado. Pero en la realidad esto no es así. Sucede que hay un grupo de vivos que te dicen: te damos un poco, pero el que tiene los privilegios soy yo, el rico soy yo, el poderoso soy yo. Tú eres un lacayo. Y esa gente piensa, incluso, que se merece todos los privilegios que tiene.

4).-  Tú escribes:   “Un solo libro, una sola página; la muchedumbre le pertenece a la materia y al poder” (Pág. 4, Los últimos días). ¿Se podría derivar que esa “muchedumbre”  no alcanza a trascender más allá de su condición, porque no siente ni leen de la misma manera, como lo hacen ese grupo que acude a la ficción? ¿Es que esa “muchedumbre”, por naturaleza y por si misma, ya está condicionada a no sentir, a no tener inclinación por los bienes espirituales como son la cultura, el arte?

Mira, yo vi por la televisión a un artista que decía que deberíamos vivir ¨la dictadura del arte¨. No recuerdo el nombre del artista, pero él tiene razón. Augusto Monterroso tiene un cuento de un poeta que hace un recital en un parque, y nadie le hace caso, y Monterroso dice al final que al mundo le hace falta solamente una cosa para ser perfecto, para ser feliz. Claro, eso que le hace falta es la poesía. El arte te hace ver la vida de otra forma, muchísima gente ha dicho esto, y es verdad. Todo el conocimiento, la belleza, está al alcance de la gente, y la gente lo desdeña. Por muchísimas razones, no nos vamos a detener en eso ahora, pero uno sabe que el ser humano necesita del arte, de la cultura, para ser mejor. El 60% del presupuesto nacional debería estar dedicado a la cultura, al mismo tiempo que a la educación, que proviene de la cultura. Estoy exagerando, pero es un sueño agradable.

5).- Pero, ¿acaso esa “muchedumbre” no ha sido  permeada por los valores  de una clase dominante, o es que ha sido lo contrario, se podría considerar que  esta “muchedumbre” es la que impone sus criterios y valores de consumo?

Sí. Siempre será así, en mayor o menor medida, esperamos que en menor medida en el futuro. Lo que digo es utópico, quimérico. Lo que tenemos es que empujar, poco a poco, para ir mejorando, para que los criterios que se impongan no sean, por lo menos, la violencia, la criminalidad, la anomia, la estupidez, la pobreza. Te voy a poner un ejemplo práctico. En nuestro país se habla mucho de clientelismo. ¿Pero por qué hay clientelismo?, bueno, porque la gente, en un país muy pobre, quiere que le den cosas para resolver sus problemas materiales. ¿Esa gente está equivocada?, no, porque esa gente no cree en el sistema político imperante, y trata de sacarle provecho a la política. Además, tienen problemas reales, que tienen que resolver como sea. Los dirigentes políticos se aprovechan de esto, le regalan cosas a la gente (dinero, hojas de cinc, madera, cemento…) para conseguir votos y ganar las elecciones. Entonces gana el que más tiene, el que más da, o por lo menos ya cuenta con una gran ventaja. Además, circunstancias históricas propician esto. ¿Cuál es la solución a eso?, que haya menos pobreza, para que la gente no se conforme con una hoja de cinc, con una caja de muerto o con un block. Se impone un valor, que es el material, no se debaten ideas. Entonces ganan las elecciones quienes no deben ganarlas, no en todos los casos, pero en muchos casos es así. Todos somos culpables. Pero aunque la gente no lo crea, o no se dé cuenta, las cosas han mejorado, antes estaban peor. Pero no han mejorado solas, se ha trabajado y se ha luchado para que sean mejores.
Otro ejemplo, que aparece en el libro: la idea equivocada de su propia racialidad que tiene el dominicano. Ese es un criterio impuesto, que no tiene que ver con la realidad. Las élites han convencido a los dominicanos de que son lo que realmente no son.

6).- Cuando entras en esa fase  de estos cuestionamientos,  y descubres   esa realidad “sórdida” como tú mismo las estableces, ¿te golpea o tú permaneces estable, luego de agotar ese arrobamiento ante el proceso de la creación?  ¿Qué haces para tomar distancia de ella?  ¿Qué rutinas observas para liberar el estrés? ¿Realizas algún deporte o  disciplina espiritual?

Soy una persona muy metódica, muy organizada. Tiene que ser así, porque en la República Dominicana uno tiene que hacer muchísimas cosas, y además escribir. Tengo dos trabajos. Me organizo para hacer muchas cosas. Siempre me ha gustado la actividad física, y siempre me ha gustado salir, andar, ver cosas. Y me gusta mucho la televisión. Con eso me distraigo.

7).-“Una sola ficción puede salvarnos de la locura”. El hombre común que no lee, ni le interesa saturarse de ideas,  sólo intenta satisfacer sus necesidades del día del día, y que no tiene esa hambre metafísica. ¿Qué otras alternativas se le daría, como escape a la locura?

No, el hombre común no tiene salvación. Esa es la razón principal de la violencia que afecta nuestro país, nuestros países. No hay dinero, no hay trabajo, hay una cantidad de gente que te roba el dinero que tú le entregas para mejorar la sociedad, te pasa por el lado un individuo multimillonario que sabes que no tiene ni un mínimo de tu capacidad, física o intelectual, que no te da ni por los tobillos. Entonces tú quieres lo que ese individuo tiene. La policía te humilla, el poder trata de doblegarte. No existen figuras morales que den el ejemplo. Que demuestren: yo tuve mucho éxito, pero mi éxito es completamente lícito. ¿Pero por qué se ha llegado a este estado de violencia, cuando, como dije antes, tenemos el mecanismo para que todos los hombres, todos, vivan en paz y con prosperidad? No hay alternativa. Todo no es arte, todo no es literatura. Es muy difícil hablar de espiritualidad en una sociedad que no tiene resueltos sus problemas básicos: comida, salud, vivienda. Tú vas a un hospital que debería mantenerse con tus impuestos y tienes que pagarle al doctor, comprarlo todo, hasta la sangre, y gastar un dinero que no tienes, cuando todo eso debería ser gratuito: fuiste a un hospital. Esos son problemas prácticos, que son más importantes que cualquier debate artístico. Y ni eso hemos podido resolver, a pesar de que tenemos la capacidad para ello. El individuo debe ser dueño de su propio destino, y para eso sí sirve el arte. Goethe dijo que el hombre no quiere ser libre, sino tener un amo justo. Es verdad. La libertad total es el caos. Yo quiero vivir tranquilo y en paz con los demás seres humanos, nada más. Una sencillez, una tontería.
Ahora, el arte, en un mundo desvalorizado  cuya principal institución es el mercado, le da  sentido a la vida  y la llena de valores estéticos que se oponen a lo material.

8).- Planteas situaciones que muchas veces  van en relación a personajes de novelas famosas, pero por lo general son tristes, fracasados. ¿Tienes inclinación por esos personajes o  es más fácil hablar de fracasados que de seres felices?

Sí, a mí me gustan los fracasados, porque la mayoría de los grandes personajes de novela son fracasados, neuróticos. Joe Christmas, Jean Valjean, el Esteban de “El Siglo de las Luces”, José Arcadio Buendía padre y Aureliano Buendía, Juntacadáveres, Raskolnikov, los dos poetas de “Los Detectives Salvajes”, madame Bovary, Eugenia Grandet, Joseph K… Los exitosos son aburridos. Los exitosos económicamente: la gente más aburrida del mundo. Tú te encuentras con una de esas personas y te dice: Máximo, mi hermano, cuántos deseos tenía de verte, al otro día te encuentras con él otra vez y te dice lo mismo. Te encuentras cincuenta veces con él y te dice lo mismo. Un ser humano real un día te abraza y otro día te manda a la mierda. Esos son los que me interesan.

9). Por ejemplo, dedicas un capítulo al personaje de Meursault de la novela “El Extranjero” de  Albert Camus, y mencionas como su indiferencia y desprecio a dos grandes referentes culturales como son el amor a la madre y la identificación emocional con Cristo, agregado al hecho que ha matado a un hombre por defensa propia, lo condenan aún más.   Si tú como creador tuvieras que realizar una ficción con un  nuevo orden para la civilización,  ¿bajo cuáles directrices tú le ordenarías a Meursault  para que reconstruya este mundo?

No creo que yo sería capaz de hacer eso. No creo que nadie debería hacer eso. Reconstruir el mundo a mi manera: eso es lo que lleva a las dictaduras y al fundamentalismo. ¿Sabes lo que yo haría?, dejaría que cada quien creyera en lo que le diera la gana, que dijera cualquier cosa, que si quiere hablar muy mal de mí lo haga, teniendo en cuenta que no puede hacerle daño a los demás y que no puede tener privilegios que afecten a los demás. Tan sencillo como eso.

10) Meursault se podría interpretar como una especie de antihéroe. Si te fuera posible  crear un personaje, otro arquetipo o héroe que negara o compitieras con Meursault, ¿cómo lo construirías?

Me parece que el personaje mío que más me gusta es el de mi novela “El Mar”: un homosexual condenado a muerte que se encariña con un niño haitiano que también está condenado a muerte. Ese individuo no se considera una gran persona, le da asco tomarle la mano a un enfermo de SIDA, tiene grandes defectos pero no le importa, él es así y no se va a poner a quejarse por ser como es. Pero cuando le toca ayudar a una persona, en este caso a un sacerdote, él que es un cobarde, que no soporta la violencia física, lo ayuda, o por lo menos trata. Y cuando tiene que actuar para conseguir lo que quiere, actúa, no lo piensa dos veces. Esa es una persona más o menos como a mí me gustaría que fuesen todas las personas.

11).- Meursault es el producto de esa misma sociedad que  él rechaza,  pero es un resultado  que contrasta con ella, un personaje nihilista que se convierte en crítica violenta. Partiendo que como tú mismo dices que el nihilismo puede ser un punto de partida, pero no una actitud definitiva. ¿Cuáles serían entonces las propuestas  de transformación que tú considerarías para “ese mundo que no entiende”?

Eso lo dijo Camus, yo lo menciono en el libro: el nihilismo no puede ser una actitud definitiva. Lo que sucede es que yo estoy hablando de literatura, no de la realidad. Lo que estoy tratando de poner de manifiesto es que, cuando Camus escribió la novela, los lectores veían a Meursault como un héroe cultural, en la época del apogeo del existencialismo. Pero hoy día, nos damos cuenta más que nunca que Meursault es un personaje negativo, que su individualidad y su aislamiento emocional son negativos, precisamente porque ya conocemos una serie de personas en la realidad cuya individualidad furiosa es problemática y es negativa. Pero en un sentido literario: el sentido de la novela cambia a medida que cambian las épocas y cambia la forma de pensar de los lectores.

12).-También abordas la problemática de la crisis en el arte contemporáneo y de una ausencia de criterios para delimitar lo que es Arte.   ¿Cuáles son a tu juicio los valores que definen y sostienen una verdadera obra de arte?

El arte está en crisis porque se ha desconectado del público. Pero hablo de las artes visuales, no de las demás artes. Y hablo de los “grandes” artistas en los grandes circuitos del arte, y de los artistas que quieren imitarlos. Yo creo, como lo cree mucha gente, que el mejor arte que se está haciendo es el arte urbano que se puede ver en las calles de las grandes ciudades. Un arte sorprendente, sin ambiciones, que no tiene nada que ver con la economía ni con el nombre de los artistas. Hoy día, es el único arte anónimo que existe, y no deja de sorprenderme su tremenda calidad y la claridad de su concepto. En las grandes capitales mercadológicas, el arte de las galerías está muerto.
Ahora bien, yo digo en el libro, y lo repito aquí, que las artes plásticas tienen problemas porque no tienen límites, porque son incluso indefinibles, lo que significa que cualquier cosa puede ser arte, o que nada puede ser arte. Y al llegar a esa encrucijada viene la confusión. Que las artes plásticas se encuentran corrompidas por el mercado. Por eso el interés en las artes plásticas se ha movido de las obras, que deberían ser las protagonistas, a los artistas. Por eso un arte urbano anónimo es tan interesante.

13).- Esa constante obsesión por cuestionar cosas, y luego reubicarlas desde tu visión y bajo una sinceridad aplastante, se destaca en un medio que tiende a hegemonizar  y simplificarlo todo, ¿cuáles  compensaciones  genera esto en tu vida? ¿Cómo haces para balancear tu tiempo, para ser productivo como escritor y  cumplir con tus compromisos de trabajo?

Yo no pontifico sobre nada. Como dije antes, me equivoco a cada momento, y solamente digo lo que creo. Y la realidad me pasa por arriba a cada rato.
Pero yo sé en el país que vivo. Yo nunca tengo un centavo, en el trabajo tengo que decirle “sí” con la cabeza baja a un analfabeto que tiene dinero. Estoy consciente de que soy un mercenario que hace literatura.


No. No escribo poemas. Me gusta inventar historias. Como dije en otra entrevista, la gente no se da cuenta lo extraordinario que es crear una historia, inventar personajes que no existen, ciudades que no existen, atmósferas, situaciones, conflictos, emociones, sentimientos, objetos que no existen, que son sólo lenguaje. Toda una cosmogonía. Eso es extraordinario. Y la gente lo lee y cree que eso es cierto, o por lo menos que es comparable con la realidad. Eso es lo mío.
Siempre habrá poesía, siempre habrá arte, porque es intrínseco a la naturaleza humana. Ahora, que lo siga mucha gente ya eso es otra cosa. Pero yo me conformo con alguna gente, que esté dispuesta a guardar los libros como objetos de culto en bibliotecas que no sean virtuales, que los libros sigan siendo objetos, volúmenes, aunque solamente los leamos tú y yo, no me importa.


Hugo Chávez

Tenemos que darnos cuenta de que  Latinoamérica ha cambiado.  Que precisamente cuando han llegado tantos gobiernos progresistas a Latinoamérica es cuando se ha disminuido la pobreza, la región se encuentra más estable económicamente, la gente se encuentra más feliz con los gobiernos que tiene, que siente que por lo menos  representan al pueblo. En Europa encuentran  desfasado, antiguo, el término "imperialismo", pero  en Latinoamérica es  una palabra imprescindible, porque después de  haber sido colonizados por 400 años por España, Portugal, Inglaterra, Holanda, etc., nos vimos sometidos al poderío de los Estados Unidos. La República Dominicana fue invadida dos veces por los Estados Unidos en el s. XX. Las dos veces  que los norteamericanos invadieron  el país, al partir  dejaron en el poder, o dejaron las condiciones necesarias para que se instalara en el poder, un dictador. Entonces, precisamente ahora que Estados Unidos ha dejado a su suerte la región porque tiene sus  propios problemas con el petróleo y con el Medio Oriente, Latinoamérica progresa, disminuye la  pobreza. A través de todos estos gobiernos que en  otros  lugares llaman "autoritarios", pero que realmente son enérgicos en una región en  la  que hay que ser enérgico para acabar  con  una serie de  problemas que tienen  siglos.  Lula,  Evo Morales, Correa,  Nicaragua,  El Salvador, Uruguay,  Paraguay, Argentina,  Perú, etc., etc., pero sobre todo Venezuela.  No  se puede  entender  el  cambio  latinoamericano  hacia la  izquierda sin  la presencia  de  Chávez.  La confrontación con  los Estados  Unidos, sobre todo con el  presidente Busch  hijo, y  la erradicación de la pobreza. Chávez murió a  destiempo, no debió morir  ahora.  Trataron de  derrocarlo, de asesinarlo, de desacreditarlo,  y no  fue posible.  En Venezuela había una fila de seis  kilómetros de distancia para ver su cuerpo  en  el ataúd. Algún tipo de bien  debió haber  hecho un presidente  al cual su pueblo le  tributa  un homenaje  de  esa magnitud.
Quizás  no puedo yo como escritor ser escritor, tener que ganarme la vida  en un sinfín de trabajos que no tienen que ver con la literatura, como Joseph Conrad o Melville, o  como absolutamente todos  los  escritores dominicanos, y luego escribir sobre ello. Un triste pensamiento para una  época  confusa.

CLAUDIO PACHECO-LAS LILAS PARIDAS DEL DESEO


La exposición pictórica de Claudio Pacheco se encuentra basada en los poemas del libro “Canto del Aeropuerto”, de Luis José Rodríguez. Los cuadros, deconstructores de la figura femenina, al  mismo tiempo (y quizás, por supuesto, debido a esto) son sumamente eróticos, advirtiéndose en ellos imágenes de intensa femineidad, como los senos, por ejemplo, símbolos también de  fertilidad; algunos labios como  flores (las lilas del libro, o jacintos de agua…), etc. “Las Lilas  paridas del Deseo” se refieren, precisamente, a esa fertilidad de la que se nos habla en el poema “Canto del Aeropuerto”, o a los jacintos del “postránsito” del libro, que contiene tres poemas finales, transformados en eroticidad por la mirada masculina de un artista plástico que al mismo tiempo es un gran trabajador del arte, como lo es Claudio Pacheco. El Centro de la Cultura de Santiago se siente altamente complacido de acoger en la Sala Yoryi Morel esta doble exposición, correspondiente a las pinturas del artista plástica, y a las palabras del poeta.

Juan Pablo Duarte

     Nace el 26 de enero de 1813,  en el seno de una familia humilde.    Su padre un comerciante español,  su madre una mujer amorosa de carácter apacible nacida en Villa de Santa Cruz, El Seibo.  Hoy, a doscientos años de su nacimiento notamos que el pensamiento Duartiano se ha diluido, esta negación que empezó desde el nacimiento de la llamada República Dominicana,  porque nosotros, dominicanos, desterramos de esta tierra en más de una ocasión a quien ideara nuestro concepto de independencia.
     Duarte fue un visionario,  gestó nuestra nación bajo el lema de: Dios, Patria y Libertad,  afirmando con esto nuestra fe cristiana, nuestro amor a la tierra que nos vio nacer y nuestro derecho a ser libres. 
     Al momento de acontecer lo que los historiadores han llamado la Independencia Efímera, de José Núñez de Cáceres, Duarte sólo contaba con ocho años de edad,  de algún modo este deseo de emancipación echó raíces en su mente y en su corazón.
     A la edad de quince años, fue enviado a Inglaterra para completar sus estudios, luego fue a Francia y más tarde a España.   Los cambios que en aquella época se produjeron en Alemania y Francia,  y los grandes acontecimientos acaecidos en España,  contribuyeron a crear el ideario político de Duarte,  el derecho a su pueblo de ser libre e independiente. 
     El escritor Máximo Vega,  en El libro de los últimos días,  sostiene que Duarte fue un hombre de una sola idea: La Patria.   Duarte en septiembre de 1843  en su primer exilio dice: “Mi pensamiento, mi alma, yo todo,  no me pertenecía: mi carísima Patria absorbía mi mente,  llenaba mi corazón y sólo viviría por ella”.
     En el libro Vicisitudes  de Juan Pablo Duarte el escritor Juan Daniel Balcácer señala que Duarte “Profesó una doctrina política fundamentada en el sistema democrático…”  Parafraseando aquel poema de Jorge Luis Borges que dice: “¿De qué puede servirme que aquel hombre / sufriera, si yo sufro ahora?, el historiador, Balcácer escribe: ¿De qué ha servido que Duarte sufriera por nosotros, / si los dominicanos también sufrimos ahora?
     Aunque Juan Pablo Duarte fue proclamado Presidente de la República por el Cibao, no aceptó tal distinción porque entendía que quien gobernara la nóvel Nación debía ser escogido por medio de elecciones libres. 
     Qué tanto sabemos de la vida y obra del prócer que ideó nuestra independencia.  En el año 1981,  el presidente Antonio Guzmán Fernández,  promulgó la ley 370-81,  la cual en su artículo primero estipula que es “obligatoria la enseñanza y divulgación de la vida y obra del Patriota Juan Pablo Duarte,  tanto en las escuelas públicas como colegios y escuelas privadas, a fin de que sea medular el conocimiento de nuestro gran valor histórico político”.  Esta ley,  me imagino,  va más allá de que nuestros estudiantes lean en voz alta una biografía resumida,  en los días próximos a celebrar su natalicio.  El escritor Máximo Vega considera inapropiado que el estudio de la vida y obra del arquitecto de nuestra independencia se haga de manera obligatoria. Piensa,  que esto debe ser un acto voluntario, natural.   Aún estando de acuerdo con lo que él plantea lo cierto es que la realidad dominicana es otra. La mayoría de los dominicanos  no están interesados en conocer sus raíces.  Una encuesta realizada en el 1994,  sobre “Quién es la persona más admirada en el país” arrojó el siguiente resultado: un 36% dijo admirar a un familiar (especialmente la madre), un 22% al Dr. Joaquín Balaguer,  sólo un 5% dijo admirar a Juan Pablo Duarte.
     Aunque su vida está revestida de una ligera niebla es nuestro deber, como dominicanos, sacar a la luz  todo aquello que él representa.   Juan Pablo Duarte era Poeta, aunque su producción literaria no es muy amplia su poesía nos deja impregnados de nostalgia, sufrimiento, anhelos y desafíos.
Pasaron los días
de paz y amistad
de amor y esperanza,
de fina lealtad.
Las glorias pasaron,
la gala y primor…
Quedaron recuerdos
de amargo sabor.

     Algunos de los fragmentos de sus cartas se han convertido en verdaderas piezas de divulgación de su pensamiento: “…sed justos lo primero, si queréis ser felices”.    
     Era políglota,  hablaba inglés, francés, alemán y portugués, además de enseñar estos idiomas tradujo algunas obras al español. 
     Perteneció a la Logia masónica Constante Unión donde se presume que alcanzó el grado 30 o consejo Kadosh.  En la minuta del 24 de junio de 1843 Duarte aparece con el cargo de “Arquitecto”.    Se entiende que sus principios masónicos fueron determinantes para la creación de la sociedad secreta La Trinitaria.  Esta, constituida originalmente por nueve miembros divididos en tres grupos iguales  tenían un sistema de comunicación por medio de toques, que significaban: confianza, sospecha, afirmación, negación.  Además guardaban por medio de un alfabeto criptológico todo lo que convenía mantener en secreto.   Los nueve miembros firmaron con sangre de sus venas el Juramento Trinitario.
     Sin embargo, los sacrificios hechos por este gran hombre,  luego de consumada la separación definitiva de Haití tuvieron como premio el exilio. Al parecer nuestros próceres están condenados al ostracismo o la muerte.   Aún así cuando Duarte entendió que se había socavado la soberanía nacional,  volvió a su patria poniendo al orden, en contra de la anexión a España, su pensamiento y su espada.  Dispuesto a luchar y morir si fuera necesario.
     A doscientos años del natalicio del arquitecto de nuestra independencia,  debemos reflexionar sobre su legado.   El ideal de una Patria libre y soberana.  Recordemos sus palabras: “Aprovechemos el tiempo”,  “Trabajemos por y para la patria...”   
     Si nos olvidamos de su ideal, entonces sí podemos decir que su sacrificio fue en vano.   De nada valió su lucha,  ni su exilio, ni su muerte…  
     Hagamos el compromiso de que las nuevas generaciones conozcan y valoren la vida y obra de ese gran hombre a quien con orgullo, todos y cada uno de los dominicanos debemos llamar: JUAN PABLO DUARTE,  PADRE DE LA PATRIA.

Muchas gracias!
Sandra Tavárez
21 de enero, 2013


PENSAMIENTOS DUARTIANOS


Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.
Por la Cruz, por la Patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos.
Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian.
Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.
Toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa eficiente y radical de ésta es, por derecho inherente, esencial al pueblo e imprescriptible de su soberanía.

La Nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.
Toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima, y por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla.
El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...O no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional.
Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla.
La política no es una especulación; es la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles.

Si quieres ver videos sobre arte y literatura, click a este enlace:


JUAN PABLO DUARTE (a propósito deL Bicentenario de su Nacimiento)



     Juan Pablo Duarte nació el 26 de enero de 1813. Lo que signi- 
fica que en la fecha de la independencia de la República Dominica- 
na, el 27 de febrero de 1844, tenía sólo 31 años. Y que era más 
joven al fundar, en 1838, la sociedad secreta La Trinitaria, y mucho 
más joven al planear la liberación de la patria. En las pinturas, en las 
litografías, en las reproducciones de su figura, vemos a un hombre 
maduro, casi anciano. Como debería ser un Padre, pero no se co- 
rresponde de ninguna manera con el joven enérgico que liberó nues- 
tra nación. 
     Duarte era, en esencia, un santo, en el sentido cristiano de la 
palabra. Su figura idealista solamente puede ser comparada con la 
de José Martí. Pero Martí fue un gran escritor y amaba a toda la 
humanidad, mientras que Duarte fue un hombre de una sola idea, 
su pensamiento es monótono. Sólo le interesaba una cosa: la patria. 
Cuando manos oscuras se apoderaron de la independencia, y el pa- 
tricio fue exiliado, empezó a morir lentamente. La muerte de Martí 
fue rápida e ilógica, heroica e inútil; como a Moisés, que es una 
figura histórica y un símbolo, a Duarte no le fue dado el presenciar 
la tierra prometida. Desde Venezuela, nuestro arquitecto agonizaba 
al saber en lo que se convertía poco a poco su legado. 
     Como nos dice Sergio Ramírez, quizás pensando en su Nicara- 
gua y en su Centroamérica: “El héroe libertador que atraviesa las
cordilleras cumple las hazañas más intrépidas y traspasa los límites 
de la historia real para entrar en el territorio de la ficción. Su pasión 
es crear un Nuevo Mundo, la utopía (...) son héroes de novela y 
terminan generalmente derrotados, olvidados, en el exilio, en gale- 
ras o frente al paredón de fusilamiento”, aunque en la historia de 
Latinoamérica nunca ha habido cabida para Duarte, un héroe idea- 
lista que buscó la independencia frente a un pueblo vecino, un pue- 
blo sometido que de pronto tuvo ínfulas imperiales (empezando con 
toda la parafernalia ridícula de Christophe, con su corte de negros 
con levitas y pelucas, imitadores desastrados de los reyes y empera- 
dores europeos), lo que convierte nuestra historia en única, desmiti- 
ficada y desangelada. 
     Duarte fue vencido por la guerra y los generales, por los pragmá- 
ticos y los traidores. Se apoderaron de inmediato de la República, ni 
siquiera intentaron construir un remedo del ideal del arquitecto. La 
abstracción duartiana de una patria libre, justa, protectora y orde- 
nada es sólo un ideal, por supuesto, que se dice fácil, que se ha con- 
vertido incluso en un cliché político. Pero todo intento redentor, 
revolucionario o democrático, de alcanzar esa perfección, ha fraca- 
sado. La derrota de Luperón por Lilís, Trujillo y sus 30 años de dic- 
tadura, Juan Bosch y el golpe de estado, la revolución del 65, la 
invasión norteamericana y el posterior ascenso al poder de Joaquín 
Balaguer, Salvador Jorge Blanco que nunca entendió que le corres- 
pondía realizar el tránsito definitivo del país al orden y la moderni- 
dad. La patria posible prefigurada por el patricio ha fracasado. Juan 
Pablo Duarte, discreto y humilde, alejado, debido a su personali- 
dad, de los egos desmedidos del poder, no pudo convencer a su 
pueblo de que lo necesitaba a él. 
     Pero es que el pueblo no quiere a alguien así. Bosch no conven- 
ció a nadie de su necesidad luego del golpe de estado, ni siquiera 
José Francisco Peña Gómez, quien no dejó un pensamiento, aunque
sí, por lo menos, una vida decorosa y una praxis limpia.
 No somos herederos de Duarte, ni de Bosch, ni 
siquiera de Peña Gómez. Somos herederos de la otra cara del poder, 
de Santana, de Báez y de Lilís. Todas nuestras autopistas, todos nues- 
tros aeropuertos, todas nuestras calles y nuestras monedas tendrán 
un solo nombre: Joaquín Balaguer. No hay nada más triste que no 
saber hacia dónde se va. Pero aún la esperanza es posible: cuando lo 
que quiere el pueblo se corresponda con lo que quieren los gober- 
nantes, habremos alcanzado un proyecto de nación. 
     ¿Qué hubiese pasado si Duarte hubiese sido presidente de la 
República? Tal vez hubiera hecho el peor gobierno de toda la histo- 
ria del país, pero yo, un pobre escritor, un pobre dominicano (o un 
dominicano pobre), hubiese aceptado su presidencia con una gran 
alegría. La hubiese defendido con uñas y dientes, 163 años después. 
Pero claro, vivo siempre como en medio de un sueño. Vivo en la 
Ciudad del Aire, como Franklin Mieses Burgos. Soy un idealista, no 
un pragmático, y los ideales insensatos han muerto. Juan Pablo Duar- 
te, la independencia nacional de 1844, no son más que la represen- 
tación de aquello que pudimos ser, pero que jamás seremos.

(tomado de El Libro de los Ultimos Días, de Máximo Vega)

POEMAS DE RAMON PERALTA

Mientras tanto

La pared de ladrillos de pronto se desploma
Cae de golpe, sin una fuerza que la empuje,
cae porque sí,
y el hombre que estaba recostado en ella,
el hombre que está esperándote,
ya no lo podrás ver.
Llegarás al lugar de la cita
y esperarás mientras miras el  montón de  ladrillos,
y una y otra vez volverás a decir:
Pero, qué raro, dónde este hombre estará?
Y él, que tanto amaba este idioma,
solo, debajo de la montaña de ladrillos,
descubrirá que está empezando a nacer,
que ahora es demasiado pequeño
y por eso, mientras tanto, no te puede contestar.


Coincidir

Tarde o temprano hay que cruzar la calle,
la calle que todos los días nos llevará a la otra acera,
la calle que justamente
cuando mi perro y yo intentemos cruzarla
comienza a crecer, a volverse ancha, ancha...
y mi perro se da cuenta que la calle
hoy no tiene final
que ese auto del cual huye es del ancho de la calle
y que no se detendrá.
Mi perro hoy no llegará a la otra acera;
yo, tampoco.


(Del libro "Dibujando lo Fugaz")

LIBRO DE RAMON PERALTA

Este es el  más reciente libro  del escritor santiaguero Ramón Peralta. Es un libro de poemas, puesto a circular con una novela de su autoría, y unos libros de teatro de José Adolfo  Pichardo.

Como se puede observar, su nombre es "Dibujando lo Fugaz". Más adelante colocaremos unos poemas de Ramón en el blog.

LA PARTIDA DE PHILIP ROTH


NUEVA YORK.- La inesperada decisión del escritor Philip Roth de dejar de escribir luego de publicar 31 libros, provocó que el aclamado novelista estadounidense se encuentre más relajado, incluso con tiempo para enfrentarse a las complejidades modernas de aparatos como el iPhone.

El autor de 79 años, uno de los sobrevivientes de la edad de oro de la literatura estadounidense, no se retira debido a mala salud o por edad, explica, sino porque tras décadas escribiendo ya no le queda nada más que decir.  

"Esperé durante un mes o dos para tratar de pensar en algo más y pensé 'quizá ya está, quizá ya está'", declaró al diario The New York Times.

En un intento de revivir su espíritu creativo, Roth comenzó a releer a los grandes -Fiodor Dostoevsky, Joseph Conrad, Ivan Turgenev, William Faulkner, Ernest Hemingway. Luego volvió a su propia obra, que abarca desde la sexualidad explícita de "El mal de Portnoy" al premio Pulitzer "Pastoral americana". Pero las musas no volvieron.

"Leí todos esas cosas grandiosas", dijo Roth al diario, "y luego leí los míos y supe que no iba a tener otra buena idea, y que si la tenía, sería esclavo de ella".

La decisión de dejar de escribir se anunció inicialmente la semana pasada de forma poco trascendente en una entrevista con Les InRocks, una revista cultural que aunque prestigiosa en Francia es desconocida fuera.

La noticia anunciada sin bombo ni platillos tardó semanas en filtrarse en los medios estadounidenses, donde fue acogida con sorpresa.

Nacido en 1933 y contemporáneo de Don De Lillo, Saul Bellow y Norman Mailer, el escritor estadounidense judío es el decano de una era literaria entera y su obra no ha dado señas de descender significativamente. Sin embargo, Roth no tiene dudas. 

En el computador de su apartamento en Manhattan, había una nota de post-it en la que se leía "la lucha con la escritura terminó". 

"Miro a esa nota cada mañana", declaró Roth a The New York Times en la que dijo sería su última entrevista. "Me da tanta fuerza", añadió.

Roth pasa su tiempo trabajando con su biógrafo, Blake Bailey, y poniéndose al día con la lectura de la historia del siglo XX.

Pero por primera vez desde que tiene memoria, tiene tiempo también para recibir a tantos amigos como desee en su casa de Connecticut, fuera de Nueva York, sin la presión de encerrarse y trabajar solo.

"Mi casa este verano estaba llena de gente", afirmó. "Tuve invitados prácticamente cada fin de semana y en algunas ocasiones se quedaban durante la semana".

"Tengo un cocinero que cocina para mí. En los viejos tiempos no podía recibir a gente en casa todo el tiempo. Cuando venían para el fin de semana, yo tenía que salir para escribir", precisó.

Incluso tiene tiempo para un aparato que en un comienzo le desconcertó, el iPhone.

"Cada mañana estudio un capítulo del 'iPhone para estúpidos", y ahora soy un avanzado. No he leído una palabra en dos meses. Sacó esta cosa y comienzo a jugar con él", afirmó.

El amor recién declarado a este dispositivo electrónico es irónico, dado que Roth también usó esta entrevista de despedida para repetir la sentencia de muerte de las novelas frente a la competición de los medios electrónicos.

"Los lectores están muriendo. Es un hecho, y he estado diciendo esto durante 15 años", dijo a The New York Times. "Afirmé que la pantalla mataría al lector, y lo ha hecho. La película en la pantalla fue el comienzo, la pantalla de televisión y ahora el golpe de gracia, la pantalla del ordenador". 

EL CIRCO

PRIMERA VUELTA:

Max Puig agarrado de manos con Orlando Jorge Mera, Milagros Ortiz Bosch y Enmanuel Esquea Guerrero frente al congreso nacional, vestidos de negro delante de la turba de acólitos, delante siempre porque deben ser los protagonistas del espectáculo, las estrellas del talk show, el jurado del  american idol que conforman los senadores, los diputados, la oposición y los protestantes  (no los religiosos,  sino  lo  otros. O quizás también los religiosos). Un pobre muchacho sin pancarta toma una guitarra y canta "Leonel Leonel Leonel" mientras la cámara lo  graba,  o quizás canta precisamente porque la cámara lo  graba, como no  ha  llegado  lejos como cantante por lo menos ya ha tenido sus merecidos 15 segundos de fama. No se escucha el himno nacional por ningún lado.

SEGUNDA VUELTA:

Los policías empiezan a cansarse. Se les nota en la cara, el sol de las 12 de Santo Domingo  no perdona. Los policías  (después  del mono, lo  más parecido al hombre es un  policía, y que me excuse  Camilo José Cela),  expertos en  maltratar y luego en lavarse las  manos, en cancelar rasos mandados a cometer asesinatos por coroneles multimillonarios, ya están hartos. Jartos, más bien.  Antes  de que una  de las  tantas cantantes  del PRD  aparezca en tarima para interpretar  una  de  las  canciones de la nueva trova cubana  -iba  a cantar una de Gloria Trevi,  pero  fue convencida a tiempo de que no era el  momento, el espacio-, la policía disuelve todo a culatazos y la oposición se queja del desafuero. La democracia ha sido mancillada, dicen. La dominicanidad,  el estereotipo. Sólo quedan los débiles espasmos de la represión, pero siempre a través de los medios  de comunicación de masas: antes, solamente la televisión; ahora también youtube y facebook. No existe lo que no se masifica. Un evangélico mal estacionado en medio  de la calle (Jesús Nuestro Salvador no tiene nada que ver con  las leyes de tránsito) es agredido por una anciana del otro bando que pasaba casualmente  que votó por  el gobierno porque  le regalaron dos hojas de cinc. Antes había votado por Hipólito por la misma razón. Por poco vota por Miguel Vargas, pero no le  llegó nunca el concreto que le prometieron.

TERCERA VUELTA:

Entonces CNN en español se asocia no se sabe con quién. Están incómodos porque el presidente de la república les negó una entrevista. Se exhibe lo más sucio del periodismo internacional.  Enseñan el refajo.  Desnudos, con el cuerpo lleno de llagas.  Empiezo a comprender a Chávez, a Evo Morales y a Correa. Pero no importa. Hay que salir  en televisión para poder decir después, en una posteridad cada vez más lejana,  más esquiva: yo salí por ahí y tú no. Yo  fui famoso/a. Me  quedo quieto en la pantalla de CNN porque si me muevo no salgo en la foto. Mientras tanto el policía analfabeto, en una protesta frente a FUNGLODE, pregunta: "A quién e que  hay que dale?",  y un teniente lo ataja: "No, ahora  no. Ahorita". Sacan las armas. Aquí no hay  cascos protectores ni escudos de fibra de vidrio, lo de aquí es a balazos limpios. Ya mataron a un  estudiante y a una profesora.  Me llega un  mensaje por facebook: compañero, usted trabaja en  el gobierno  pero es un hombre conciente, únase a las protestas. Anja? Y  si me botan? Tú vas a mantener al hijo mío? De repente aparecen las pancartas, la larga  fila india del dolor dominicano -franqueada por los policías que no se pierden nunca una posible humillación-, coreando  una canción de Juan Luis Guerra: la guagua va en reversa. Ondean las banderas dominicanas, a uno de los protestantes se le cae la suya y alguien la pisa. La policía empieza a hartarse  de nuevo. Si esto va para largo hay que trabajar horas extras. Los empresarios, los políticos y los sindicalistas, estrellas del firmamento  espectacular de Guy Debord, realizando con su sola presencia las profecías de Adorno, no se sienten culpables de nada.  Si no fuiste no te apures, que va a salir este sábado  por  donde Nuria. Alvaro Arvelo  dice dos malaspalabras  por la radio y se queja de que  todos los periodistas mediocres están en contra suya. Willie Rodríguez, que  es el Padre de la Radio Moderna Dominicana, va a encender en La Vega el árbol de navidad más grande del país. El caos, el caos. Lo único que puede decirse del caos es que es bueno  para la libre empresa, dijo John Kenneth Galbraith según Carlos Monsiváis. A quién creerle? Quién tiene la razón? Yo tengo mis favoritos, aunque no sé si serán los ganadores.

ULTIMA VUELTA:

Aquel que se vendió,  incluso sin darse cuenta, por un trabajo de cinco mil pesos mensuales, no sabe  de qué lado colocarse. El mestizaje se confunde con el mulataje, con la negrada y con los pocos blancos que empiezan a darse cuenta de que es verdad, que esto le va a caer encima como una pared de concreto a la  clase media. De repente Jack Veneno sale de su retiro. Pero el paladín de la justicia ya no puede hacer  nada. Lo ha vencido la edad, la realidad, la corrupción. El país de las primicias (la primera catedral del nuevo mundo, la primera universidad del nuevo  mundo,  el campeón  de la bolita del mundo, el primer Santiago de América, el síndico más inepto del mundo, vamos a darle el premio nobel a Marcio Veloz Maggiolo) se ha convertido en un circo. Mi mamá no me crió para esto.

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