Esta entrevista me la hizo el buen amigo Jorge Consuegra, en Colombia, para su portal de literatura Libros y Letras. Así que aquí está:
1. ¿A qué edad empezaste a tener relación con los libros?
Muy tarde. Ya en mi adolescencia, porque la educación de nuestros países no exige la lectura como algo imprescindible. Empecé a leer regularmente literatura a los 15 o 16 años, y me di cuenta de todo el tiempo que había perdido.
2. ¿Cuáles fueron los primeros libros que tuviste en tus manos?
Un libro de texto: “Nombre”, de Carmen Pleyán, que contenía pequeños trozos de obras literarias: un poema de Rafael Alberti, otro de Antonio Machado, un cuento de Ana María Matute, otro de Eduardo Mallea, un trozo de Kim, de Rudyard Kiplin… Entonces yo me dije: Bueno, esto era lo que me hacía falta descubrir, de esto me estaba perdiendo. Luego “Doña Bárbara”, de Rómulo Gallegos, una edición pirata de “Ojos de Perro Azul”, de García Márquez, que la titularon “Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles”, los cuentos de Juan Bosch… Luego todos los libros que encontraba, sin discriminar.
3. ¿Quiénes te sumergieron en ese maravilloso mundo de los libros?
Mi familia. Me obligaron a leer. Pero si no hubiese hallado a esos autores, que de alguna manera conectaron conmigo, y despertaron algo en mí, no creo que hubiese continuado. Y en esa época a mí no me pasaba por la cabeza empezar a escribir mis propias cosas.
4. ¿Cómo fue tu adolescencia y los libros?
Después de los 15 años, fue muy fructífera. En mi adolescencia empecé a leer. Descubrí a Cortázar, a Bioy, a García Márquez, a Onetti, a Carpentier, a un escritor dominicano llamado Pedro Péix, a Juan Bosch, a Milan Kundera, a Faulkner, que siempre fue un escritor que me gustó mucho, a Carson MacCullers, Clarice Lispector, Camus, Sartre, José Alcántara Almánzar, René del Risco Bermúdez, César Vallejo, Neruda, Franklin Mieses Burgos, Manuel del Cabral, Borges, Platón, Fuentes, Rulfo, Pedro Henríquez Ureña, Flaubert, Baudelaire, Sergio Pitol, Jaques Stéphen Alexis, descubrí una forma diferente del mundo, una burbuja, y estoy metido en ella desde ese tiempo.
5. ¿Ha habido en República Dominicana suficiente apoyo para que, especialmente, los jóvenes y adolescentes se interesen por los libros?
No. El hecho de que yo haya llegado tan tarde a la literatura lo demuestra. No existe apoyo para el escritor, no se fomenta la lectura. Como yo he dicho algunas veces, en mi país un escritor es un ilustre desconocido. Hacer cultura es un acto decorativo, un pasatiempo inútil. Yo hago mucha gestión cultural en mi país, dirijo un taller literario y he creado clubes de lectura en los barrios pobres de mi ciudad. Existe un ministerio de cultura, pero no sirve para mucho. Bueno, no sirve para nada. Después, cuando el escritor es reconocido, se le llama para que el político de turno le entregue una placa, le prometa un apartamento o una pensión. En el caso de la República Dominicana, es un país muy pequeño y pobre, cuyo mercado editorial también es muy reducido. Ninguna gran editorial desembarcará en este país, así como es muy difícil que un escritor dominicano acceda a las grandes editoriales, menos aún un escritor joven o desconocido, porque las editoriales buscan grandes mercados. Verdad de la época y del capitalismo, lo cual, si lo pensamos bien, limita el espacio de la literatura, reduce la cantidad de buenos escritores que podríamos encontrar.
6. ¿Cuál fue el tema del primer cuento que escribiste?
No recuerdo. Debió ser un cuento de adolescente, quizás algo romántico. Quizás no fue un cuento, sino un poema. Pero como siempre he escrito mucho, frenéticamente, aunque no publico mucho, no recuerdo bien qué fue exactamente lo primero que escribí.
7. ¿Cuáles, ya adulto, han sido tus lecturas preferidas?
Las mismas que en la adolescencia, no creo que haya evolucionado mucho en ese sentido. Ahora estoy leyendo a Le Clézio. Volví a leer a Camus, porque estoy dictando unas charlas en Santo Domingo sobre él. Me gustan mucho Coetzee y Philip Roth. El boom, y escritores de mi generación, por lo menos los que puedo encontrar, que son muy pocos; Bolaños, por ejemplo, que es un poco mayor, mucha literatura dominicana, he leído a Rocangoglio y a Xavier Velasco, pero no me gustaron mucho. Pero claro, eso es relativo, es una cuestión personal. Me gustó mucho, sí, la novela “Caracol Beach”, de Eliseo Alberto, que ganó el Premio Alfaguara, es una de las pocas novelas ganadoras de ese premio que de verdad me ha gustado.
8. ¿Cómo surgió la idea de tu primer libro?
Mi primer libro fue “Juguete de Madera”, una novela corta que tuvo mucho éxito aquí en el país. Se me ocurrió la idea repentinamente, recordando Caperucita Roja. Quien lea el cuento de Perrault y mi novelita, que es una especie de historia cruel sin contemplaciones sobre una niña que se escapa de su casa y se encuentra con un lobo en su camino, se dará cuenta de la influencia de uno en la otra.
9. ¿Cuánto tiempo te demoraste escribiendo "Cada demonio"?
Años. Como uno no tiene todavía la oportunidad de publicar con cierta facilidad, las cosas le duran a uno años guardadas, y cuando aparece la oportunidad se publica. Pero eso es beneficioso, porque significa que hay mucho tiempo para la maduración del texto y la corrección. Y puedo decir que todavía está en construcción.
10. ¿En qué género podemos incluir tu más reciente novela?
Es una novela negra. Una investigación sobre el secuestro de una adolescente, Isabelita, durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Su hermano, que se exilió en New York con su familia cuando su hermana desapareció, regresa al país quince años después para investigar qué sucedió con ella. Poco a poco, en medio de una atmósfera asfixiante y casi gótica, la pesquisa se va volviendo insoportable. Pero la novela es también el análisis de una época: él llega de nuevo a otra dictadura, la de Joaquín Balaguer, y encuentra nuevamente violencia, corrupción, depravación moral, oscuras tramas políticas. Las personas están detenidas, en espera de algo que parece nunca llegará. Pero él se da cuenta al volver (quizás porque se siente extranjero, un poco como el de Camus, porque ve las cosas desde fuera) que las dictaduras no podrían existir si una buena parte de la gente no se asociara con ellas, o por lo menos no fuese indiferente a ellas. Por lo que todos somos culpables, culpables todos de la desaparición de Isabelita, y de aquello terrible que le ocurrió, que el lector descubrirá al final de la novela.
11. ¿Qué opinión tienen en tu país de la literatura colombiana?
Bueno, que es una gran literatura. Que ha dado grandes escritores (un Premio Nobel, nada menos), y que, en mi caso particular, me ha proporcionado largas horas de felicidad. García Márquez, Alvaro Mutis, José Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, nombres que se escuchan en toda América. Y bueno, ahora nos llegan William Ospina, Santiago Gamboa y sus novelas negras, aunque algunas no sean tan negras, Mario Mendoza que ganó un premio con su novela “Satanás”, o Fernando Vallejo, pero hay escritores como Milcíades Arévalo, que es mi amigo lejano, al que no conozco en persona pero nos escribimos por internet, o tú mismo, que eres escritor pero uno no tiene la posibilidad de leerlos porque no aparecen en el país, porque no nos leemos entre nosotros, aunque pude leer un libro tuyo que apareció en una librería de mi ciudad, un libro sobre periodismo. De poesía no llega nada, sólo narrativa o ensayo, eso es sumamente lamentable. Pero si nosotros, como lectores, decidiéramos: bueno, vamos a leer a mis colegas latinoamericanos, vamos a dejar un poco de lado toda esa literatura prefabricada que me venden las editoriales y los premios… otra cosa sería. Quizás seríamos otra clase de lectores, más responsables, porque a los lectores también hay que exigirles compromisos, no sólo a los escritores.
12. ¿Y tú que has leído de los escritores colombianos?
Más o menos te contesté en la respuesta anterior. Me gustaría leer más literatura colombiana, más literatura latinoamericana, más literatura caribeña. Porque es la que más se acerca a mi identidad, a lo que soy y a lo que pretendo decir como escritor.
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