Debido a que se está debatiendo sobre la Cultura, en el sentido de crear un plan que mejore la calidad de vida de los habitantes de Santiago, me parece que, primeramente, debemos definir el concepto de Cultura:
Según Kotler, la cultura es el conjunto de esquemas mentales y de conducta mediante los cuales la sociedad consigue una mayor satisfacción para sus miembros.
La cultura incluye los valores, ideas, actitudes y símbolos, conocimientos, etc., que dan forma al comportamiento humano y son transmitidos desde una generación a la siguiente.
Debemos tener en cuenta que la Cultura se transmite a través de un proceso educativo, y que su definición no se corresponde solamente como sinónimo de “Arte”, de “Folklore” o de “Tradición”, aunque incluye estos tres conceptos. Como también incluye los valores, las ideas, los actitudes, los símbolos, debemos entender que, si un dominicano está acostumbrado a robarse un semáforo en rojo, es por un asunto cultural, así como el hecho de que los dominicanos tiremos la basura en la calle como si no pasara nada, nos robemos la luz y la usemos sin pagarla, así como el agua, dejemos de pagar los impuestos, etc. Todo eso tiene implicaciones culturales, y lo bueno de que sea así, precisamente, es que esas actitudes pueden ser cambiadas a través de la educación, no necesariamente escolar.
En el caso de los Ayuntamientos, el Departamento de Cultura no debería ser llamado de esa manera, sino más bien Departamento de Gestión Artística, porque a eso es a lo que se dedica realmente. Ni siquiera el Ministerio de Cultura debería ser llamado así, sino se dedica a educar a la población en cuanto a reforzar los valores tradicionales positivos, la identidad (que en nosotros, debido a nuestro mestizaje, no se encuentra muy arraigada, y es confusa), el arte, y al mismo tiempo cambiar actitudes negativas, cuyos frutos se verán en las próximas generaciones. Atenuar los nacionalismos, por ejemplo, lo cual matizaría la xenofobia, explicar en qué nos beneficia organizar las estructuras sociales gubernamentales y municipales, para que el ciudadano entienda por qué no debe tirar basura en las calles, irse cuando el semáforo está en rojo, etc. O actitudes más sacralizadas, a veces dadas por nuestra insularidad: la tolerancia hacia lo diferente, hacia las diferentes tendencias sexuales, hacia las diferentes religiones, hacia las diferentes ideas, etc. Qué políticas deben implementarse para acercar a los jóvenes a la lectura (patrocinando los talleres literarios ya existentes, por ejemplo, en vez de crear otros que supondrían un gasto y una competencia innecesarios; patrocinando las entidades culturales ya existentes, en vez de crear otras), al arte, etc. El arte y la lectura alejan de la violencia: el escritor Mempo Giardinelli, que tiene una fundación en Argentina dedicada a la promoción de la lectura, nos dice que él no conoce mucha gente dedicada al arte con una ametralladora en la mano. Incentivar el estudio indirecto de la cívica y de la ética en los jóvenes, a partir de la infancia, porque se ha demostrado científicamente que una buena parte de lo que creemos y somos ya se ha instalado en nuestro cerebro antes de los 5 años. La Cultura municipal debería estar enfocada a tratar de cambiar, o mejorar, un tipo de mentalidad.
Existe una civilización porque existe una cultura. El municipio, y el Estado en general, deben educar de acuerdo a la civilización que quieren ir creando. Esas son cuestiones políticamente polémicas, debido a que son cosas “que no se ven”, que no son tangibles y cuyos frutos se perciben a largo plazo; es decir, reditúan poco, políticamente hablando. Pero hay que empezar a educar a la ciudadanía, culturalmente hablando, para crear una civilización: un orden con el cual la gente se sienta satisfecha, pero que al mismo tiempo sienta que ha ayudado a construir. En nuestro caso (Santiago), deberíamos enfocar nuestras actitudes, nuestras ideas y nuestros símbolos (que tienen una importancia capital en la sociedad moderna, dada por la tecnología y los medios de comunicación), a que el ciudadano aprenda por qué debe organizarse, cumplir las leyes, mejorar su calidad de vida protegiendo el entorno, etc. Aprender en qué sentido, en la práctica, en su vida diaria, eso le dejará beneficios concretos.
La Cultura debería permear toda la gestión municipal, si queremos tener un Santiago tranquilo, organizado, y mejor.
Máximo Vega.
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